La labor pedagógica hecha desde hace mucho tiempo atrás, hablo de años, con la IA, por este montañero entrañable, de Santuario Antioquia: Estadístico, experto en inteligencia de datos y administración de sistemas, es de relevar. Por lo pragmático, operativa y focalizada esencialmente a profesiones y problemas puntuales.
Expresa con contundencia: "La inteligencia artificial (IA) es ya una parte integral de nuestra vida cotidiana, aunque a menudo pasa desapercibida. Desde aplicaciones que parecen anticipar nuestras necesidades hasta asistentes virtuales que responden a nuestras preguntas, la IA está transformando el mundo tal como lo conocemos. Aunque suene como algo sacado de la ciencia ficción, no lo es; está aquí y es más accesible de lo que podrías imaginar. Este artículo desentraña qué es la IA y cómo funciona, explicado de forma sencilla para que, independientemente de tu nivel tecnológico, puedas comprenderla y sentirte como un experto". Son muchos lo mitos alrededor de esta formidable herramienta tecnológica, los miedos infundados y por su puesto las virtudes.
Es un hecho quela IA es la capacidad de las máquinas para imitar procesos propios de la inteligencia humana, como aprender, razonar y tomar decisiones. No es magia, sino una combinación de tecnologías que procesan información para resolver problemas. Su funcionamiento se basa en matemáticas y algoritmos que analizan datos, identifican patrones y generan soluciones.
José Maria ha escrito libros y cartillas, que van desde lo elemental a lo más complejo sobre IA. Sus textos son sencillos, prácticos, con ejemplos a la mano, pedagógicos por excelencia, ha sido maestro desde hace más de veinte años. Su labor es reconocida en Medellín y Colombia y ha realizado consultorías en varias ciudades de Latinoamérica. En los dos últimos años ha estado vinculado a la "Escuela superior de administración pública". Tiene estudios puntuales de las aplicaciones de la IA en la salud, la arquitectura, la educación, comunicación. En general en muchas áreas de conocimiento, la divulgación la realiza a través de talleres, con mucha receptividad y éxito.
Recodé al principio mi rechazo como escritor por esta herramienta. Después y gracias a José Maria entendí que cuando decimos inteligencia artificial, generalmente queremos decir una de dos cosas. La primera es una IA estrecha o específica que permite que una computadora resuelva problemas complejos, pero no mucho más. El otro es el tipo de inteligencia que permitiría a una computadora pensar como nosotros. Inteligencia general artificial (AGI) es lo que los investigadores consideran el "santo grial“ de la investigación de la IA. Estoy seguro que será una herramienta que ayudará a la humanidad a resolver los graves problemas sociales que la aquejan. Personas como José Maria, son un soporte valioso para comprender la importancia de esta herramienta.
Con magistral acierto el director del conversatorio de prensa de la biblioteca EPM de Medellín, Fredy Ochoa, propuso este tema, frente a la actual coyuntura del mundo y el país; para elucidar, cómo afecta al ciudadano de a pie, el cruce de dos factores de suma importancia, desde la perspectiva psicológica y sociológica, en la relación concomitante, entre gestión pública, los gobernados y algunos factores de poder, como los gremios. El tema propuesto fue: El ego en el eje del poder y cómo nos afecta.
Parto de algunos contextos necesarios: El concepto de ego ha sido interpretado y analizado desde diversas perspectivas dentro de la psicología y el psicoanálisis, revelando su profunda influencia en la formación de la identidad, el comportamiento y las relaciones humanas. Para comprender qué es el ego, primero es fundamental entender su lugar en la estructura de la mente según estas disciplinas y cómo su funcionamiento puede afectar a las personas, especialmente a aquellos en posiciones de poder.
Desde la psicología general, el ego se suele entender como la parte consciente de la mente que medía entre los impulsos internos, los deseos del ello (la fuente de instintos y pasiones), y las exigencias del entorno, representadas en el superyó (las normas sociales y morales internalizadas). En términos sencillos, el ego actúa como el mediador que busca equilibrar estos componentes, permitiendo a la persona interactuar de manera adaptativa con su realidad.
Siguiendo la teoría psicoanalítica de Sigmund Freud, el ego es una de las tres instancias psíquicas, junto con el ello y el superyó. Freud describe al ego como la parte racional y consciente que se encarga de la percepción, la memoria, la lógica y la toma de decisiones. Se desarrolla en la infancia como resultado de las primeras interacciones con el mundo y la internalización de las normas sociales. El ego tiene una función adaptativa: gestionar los deseos internos, que pueden ser impulsivos y desafiantes, y las demandas del entorno social, que requieren autocontrol y racionalidad.
Desde esta perspectiva, un ego saludable permite a una persona actuar de manera equilibrada, reconociendo sus propios deseos y limitaciones, y ajustándose a las expectativas sociales. Sin embargo, cuando el ego se vuelve demasiado rígido o débil, puede generar problemas: un ego inflado puede llevar al egocentrismo, la arrogancia y la desconexión con la realidad, mientras que un ego débil puede provocar inseguridad, ansiedad y dependencia excesiva de otros.
Los amigos del club de prensa establecieron con absoluta claridad, cómo los egos de los poderosos, de la oposición, de los hombres de poder en la industria y los medios; en los actuales momentos tienen al mundo y al país en una incertidumbre inusitada, que lleva a confrontaciones inútiles, radicalismos y polarizaciones muy peligrosas. De alguna manera, todos hemos caído en este caldo de cultivo.
Dos guerras del mundo (Ucrania y Gaza) cercanas al genocidio nacieron del ego de los gobernantes, la verborrea y acción irresponsable del hombre más poderoso del mundo, quién a través de resoluciones ejecutivas, sin ningún control, siembra odios e irrespeta acuerdos comerciales y diplomáticos a granel y al vaivén de sus caprichos . En el país, un presidente con presunciones irresponsables de caudillo, sin respeto por la constitución y las instituciones; una oposición sesgada y ciega con ansias del poder perdido; una prensa parcializada y la total ausencia de partidos y canales de expresión, realidad que nos tienen al borde de violencias escaladas que ya no somos capaces de tolerar, en medio de un conflicto con más de cincuenta años y con muchos muertos y un desplazamiento sin parangón en la historia nacional.
El atentado a Miguel Uribe, precandidato a la presidencia de Colombia por el partido "Centro Democrático", el sábado en el bario Modelia de Bogotá, es la expresión triste de estas irresponsabilidades. A dónde llegaremos sino le bajamos al tono, nadie lo sabe, pero ya lo hemos vivido de manera inexorable y ciega, cómo si no pudiéramos cambiar de actitud.
La conclusión del club fue contundente: Los hombres en el poder con un ego inflado suelen tener una percepción distorsionada de sí mismos, creyendo que son superiores a los demás o que sus decisiones no necesitan ser cuestionadas. Esto puede llevar a comportamientos arrogantes, intolerancia, y a decisiones que priorizan su imagen o interés personal por encima del bienestar colectivo. La historia está llena de ejemplos donde el ego desmedido de líderes ha tenido consecuencias desastrosas.
ADDENDA: Con beneplácito recibimos la presencia de Isabella Peláez al club, estudiante de comunicación social de la universidad Pontificia Bolivariana de Medellín. Esperamos siga acompañándonos.
Me encontré un texto muy lúcido escrito por Carlos Manrique de la universidad de los Andes, me pareció pertinente traerlo a colación frente a la crisis mundial de la política como herramienta discursiva, acción comunicativa, para mediar entre lo publico y lo privado, entre el sujeto y la gestión pública, en el fondo toca la ética y la gobernanza desde el sujeto. El mismo explora la relación entre ética y política en la reflexión de Foucault sobre la parrhesía como un modo de decir veraz, proponiendo una reconfiguración de la esfera pública como espacio de crítica y resistencia. he aquí un resumen que espera sea fiel al texto.
El texto explora la relación entre la ética y la política a través del pensamiento de Michel Foucault, cuestionando cómo la ética puede ser entendida como una práctica de transformación personal y crítica social. Se plantea la posibilidad de una acción política que trascienda los marcos normativos tradicionales.
Foucault busca repensar la ética más allá de códigos morales y normativos.
La ética se presenta como una instancia de transformación creativa del sujeto.
Se cuestiona la relación entre la ética y el Estado, proponiendo una crítica a las técnicas de poder modernas.
Se plantea la necesidad de una esfera pública que permita la crítica y la resistencia a las normas establecidas.
La Parrhesía como Práctica Ética y Política
La parrhesía, entendida como un decir veraz en la Grecia antigua, se presenta como una práctica que combina lo ético y lo político, permitiendo la transformación de la relación del sujeto consigo mismo y con los otros.
Foucault analiza la parrhesía en textos clásicos como los diálogos platónicos y las obras de Eurípides.
Esta práctica implica una relación cultivada del sujeto consigo mismo y con la alteridad.
La parrhesía cínica se destaca como un ejercicio del lenguaje que desafía el orden normativo.
Se propone que la parrhesía puede reconfigurar la esfera pública como un espacio de crítica.
La Ética del Cuidado de Sí en la Antigüedad
Foucault investiga la ética del cuidado de sí en la antigüedad, destacando su relación con el poder y la necesidad de una transformación del sujeto en el contexto de las sociedades modernas.
La ética del cuidado de sí se centra en prácticas de auto-transformación en la antigüedad.
Estas prácticas, sin embargo, a menudo confirmaban códigos morales dominantes.
Foucault busca conectar la ética antigua con la gubernamentalidad moderna.
Se plantea un impasse entre el análisis de poder moderno y las prácticas éticas antiguas.
Reflexiones sobre la Modernidad y la Crítica
Foucault propone una genealogía de la actitud crítica en la modernidad, buscando entender cómo los sujetos pueden resistir a las formas de gobierno que les imponen identidades.
La crítica se centra en el campo actual de experiencias y posibilidades.
Se busca especificar las condiciones históricas de la crítica en la modernidad.
La reflexión sobre la parrhesía se vincula con la transformación del mundo contemporáneo.
Se plantea la necesidad de repensar la relación entre universalidad e historicidad en el contexto actual.
La Reflexión sobre el "Nosotros"
El texto explora la noción de un "nosotros" filosófico que debe ser objeto de reflexión, tal como lo plantea Foucault en su lectura de Kant sobre la Ilustración. Se enfatiza la importancia de entender cómo este "nosotros" se relaciona con el presente histórico y cultural.
Foucault sugiere que la filosofía debe reflexionar sobre su pertenencia a un "nosotros" histórico y cultural.
La pregunta por el "nosotros" está vinculada a la historia de la modernidad europea.
La reflexión filosófica debe considerar las discontinuidades en la pertenencia a este "nosotros".
La Parrhesía y su Función Crítica
Foucault explora la parrhesía socrática como una forma de discurso que se sitúa en la esfera pública, destacando su carácter ético y crítico. Esta práctica filosófica se opone a la retórica persuasiva.
La parrhesía se dirige a individuos y no a la multitud, lo que la hace más auténtica y veraz.
Sócrates evita el discurso en la asamblea, priorizando una parrhesía ética que refleja su relación consigo mismo.
La práctica de la parrhesía modifica la relación entre el sujeto y el poder político.
La Universalidad en la Aufklärung
El texto aborda la noción de "universalidad" en la Aufklärung kantiana, que se entrelaza con la especificidad histórica. Esta universalidad se manifiesta en la relación entre el escritor y el lector.
La universalidad en la Aufklärung se refiere a un uso público de la razón que trasciende lo privado.
Foucault destaca la importancia de la relación entre el sujeto y su contexto histórico.
La universalidad no debe ser vista como una identidad fija, sino como una actitud crítica que se desarrolla en un contexto específico.
La parrhesía cínica y su impacto
La práctica de la parrhesía cínica, según Foucault, se distingue por su capacidad de transformar tanto al sujeto como al mundo a través de un decir veraz que desafía el orden normativo. Esta forma de vida filosófica se caracteriza por una militancia abierta y agresiva que busca cambiar el mundo en lugar de simplemente proporcionar felicidad a sus adeptos.
La parrhesía cínica anuda la transformación del sujeto y del mundo.
Se diferencia de la parrhesía socrática y la Aufklärung kantiana al romper con el orden normativo.
La crítica cínica se convierte en un combate contra las normas y costumbres dominantes.
Foucault destaca la militancia cínica como un esfuerzo por cambiar el mundo, no solo por alcanzar una vida dichosa.
Alteridad y verdad en la filosofía cínica
Foucault explora cómo la alteridad y la verdad se entrelazan en la práctica cínica, intensificando la relación entre el sujeto y su entorno. Esta interrelación permite una crítica radical del ethos dominante en la Grecia antigua.
La verdad en la ética antigua se manifiesta a través de la forma de vida y no solo en enunciados.
La alteridad se convierte en un elemento clave en la práctica del lenguaje cínico.
La parrhesía cínica intensifica la crítica al ethos cultural y las instituciones que lo sustentan.
Foucault identifica cuatro rasgos del ethos dominante: transparencia, independencia, rectitud y soberanía del sujeto.
La relación entre ética y política
Foucault argumenta que la ética del cuidado de sí en la antigüedad se entrelaza con la política a través de la parrhesía, que tiene una función política en la democracia ateniense. Este vínculo permite una reflexión sobre cómo la ética puede influir en la esfera pública.
La ética antigua no se centra en el conocimiento, sino en prácticas que transforman al sujeto.
La parrhesía se convierte en un acto político que interpelaba a la comunidad.
Foucault conecta la parrhesía antigua con las técnicas modernas de gubernamentalidad.
La relación entre el sujeto y la verdad se articula a través de prácticas de sí y relaciones de poder.
La reconfiguración de la esfera pública
La parrhesía cínica reconfigura la esfera pública al intensificar la relación con la alteridad, lo que permite una crítica radical del orden establecido. Esta práctica discursiva se manifiesta en la materialidad del cuerpo y en la soberanía del cínico.
La materialidad del cuerpo se convierte en un elemento esencial del decir veraz.
La soberanía cínica se ejerce de manera paradójica, buscando alterar la vida y el mundo.
La parrhesía cínica actúa en un contexto histórico específico, interpelando a todos.
La militancia cínica no busca educar, sino sacudir y convertir a los interlocutores.
La Intersección entre Ética y Política
El texto sugiere que en los últimos cursos de Foucault se produce un esfuerzo por unir la ética y la política a través de la reflexión sobre la parrhesía y la Ilustración kantiana.
Foucault introduce la pregunta por el presente histórico en su análisis de Kant.
Se busca entender cómo la ética puede tener una función política en la modernidad.
La relación con la alteridad es clave para reconfigurar la esfera pública.
Se plantea que la parrhesía y la Ilustración pueden ofrecer nuevas formas de crítica y resistencia.
Implicaciones contemporáneas de la parrhesía
Foucault invita a reflexionar sobre cómo la experiencia de la alteridad y la reconfiguración de la esfera pública pueden ser relevantes en el contexto contemporáneo. Esto plantea desafíos sobre la relación entre el lenguaje, la violencia y la soberanía.
La interpelación de la alteridad puede ser incómoda y violenta, pero es necesaria.
La soberanía cínica se manifiesta en la marginalidad y la irrisión.
La universalidad de la palabra se entrelaza con su historicidad y su capacidad de alterar vidas.
Se abre la pregunta sobre cómo aplicar estas reflexiones en el presente y en nuestras vidas.
Este artículo se apoyo en la infinidad de informes realizados por organismos de derechos humanos, de la ONU, la academia e incluso de organismos de derechos humanos Israelitas, sobre lo que pasa en Gaza que paradójicamente goza de una impunidad flagrante. CESAR H BUSTAMANTE.
El genocidio, como negación del derecho de un pueblo a existir y el posterior intento, consumado o no, de aniquilarlo, conlleva diversos modos de eliminación. Raphael Lemkin, que acuñó el término “genocidio”, observó que el genocidio es “una amalgama de diferentes actos de persecución o destrucción”, que van desde la eliminación física hasta la “desintegración” forzosa de las instituciones políticas y sociales, la cultura, la lengua, los sentimientos nacionales y la religión de un pueblo. El genocidio es un proceso, no un acto.
Condeno de antemano, en principio como a priori para evitar suspicacias, los crímenes cometidos por Hamás y otros grupos armados palestinos en Israel el 7 de octubre e insto a que se depuren responsabilidades y se libere a los rehenes.
Es preciso advertir que desde que impuso el asedio a Gaza en 2007, que endureció el cierre del territorio impuesto desde 1993, Israel, la potencia ocupante, ha llevado a cabo cinco grandes ataques antes del actual. De igual manera una buena parte de lideres Israelíes han tenido como política con absoluta convicción, la persecución, la discriminación y otras fases preliminares, que permite deducir, que preparan el terreno para la fase de aniquilación del pueblo palestino, desde hace mucho tiempo. En Palestina, desplazar y borrar la presencia árabe indígena ha sido una parte inevitable de la formación de Israel como “Estado judío”. En 1940, Joseph Weitz, jefe del Departamento de Colonización Judía, declaró que no había espacio para que ambos pueblos pudieran vivir.
Las prácticas que condujeron a la limpieza étnica masiva de la población no judía de Palestina tuvieron lugar entre 1947 y 1949, y de nuevo en 1967, cuando Israel ocupó la Ribera Occidental, Jerusalén Este y la Franja de Gaza, generando desplazamientos masivos de cientos de miles de personas, matanzas, destrucción de pueblos y ciudades, saqueos y denegación del derecho de retorno a los palestinos expulsados. Desde 1967, Israel ha impulsado su proyecto colonial de asentamiento mediante la ocupación militar, despojando al pueblo palestino de su derecho a la autodeterminación. El resultado ha sido la segregación y el control de los palestinos, entre otras cosas mediante la confiscación de tierras, la demolición de casas, la revocación de residencias y la deportación. Castigando su condición autóctona y su rechazo a la colonización, Israel ha designado a los palestinos como “amenaza para la seguridad” para justificar su opresión y “descivilización”, es decir, la negación de su estatuto de civiles protegidos.
Todos los días somos testigos pasivos, mudos, de actos de barbarie, bombardeos masivos perpetrados contra la población civil palestina, incluyendo niños y mujeres. Lo mismo hace gran parte de la comunidad internacional, los organismos multilaterales, la ONU, buena parte de la comunidad económica Europea, actitud que no se entiende en plena era de la comunicación total, del auge de la inteligencia artificial, de las TIC y por su puesto de los medios.
La actitud genocida, constante, inhumana del primer ministro Benjamín Netanyahu, buena parte del congreso Israelí, de generales del ejercito, de empresarios, lideres, no tienen parangón alguno en la historia, no solo por la manera abierta, descarada en que toma sus decisiones, frente a un mundo político que no hace nada para condenarlo, sino, por lo desmesurada de cada una de sus ordenes que, han terminado matando muchos civiles, el número más grande de los últimos cincuenta años, sin que nada pase.
Estos actos abarcan las muertes resultantes de acciones directas o derivadas de negligencia, incluidas las muertes causadas por inanición deliberada, enfermedad u otras condiciones que pongan en peligro la supervivencia y que sean impuestas al grupo. Desde el 7 de octubre, Israel ha dado muerte a más de 30.000 palestinos en Gaza, cifra que ha aumentado considerablemente, lo que equivalía aproximadamente al 1,4 % de su población, mediante armas letales y la imposición deliberada de condiciones que atentan contra la vida. A finales de febrero, se daba por desaparecidos a otros 12.000 palestinos, presuntamente muertos bajo los escombros.
Durante los primeros meses de la campaña, el ejército israelí empleó más de 25.000 toneladas de explosivos (equivalentes a dos bombas nucleares) contra innumerables edificios, muchos de los cuales fueron identificados como objetivos mediante inteligencia artificial. Israel también utilizó munición no guiada (“dumb-bombs”) y bombas “revienta búnkeres” de 2.000 libras sobre zonas densamente pobladas y “zonas seguras”. En las primeras semanas, las fuerzas israelíes mataron diariamente a unas 250 personas, entre ellas 100 niños, en ataques que arrasaron barrios enteros e infraestructuras esenciales. Miles murieron por bombardeos, disparos de francotiradores o en ejecuciones sumarias; otros miles murieron mientras huían utilizando rutas y zonas declaradas “seguras” por Israel.
Cabe de nuevo repetir que, como se ha informado, el 70 % de las víctimas mortales registradas han sido sistemáticamente mujeres y niños. Israel no pudo demostrar que el 30 % restante, compuesto por varones adultos, fueran combatientes activos de Hamás, condición necesaria para que puedan ser atacados legalmente. Entre las víctimas había 125 periodistas y 340 médicos, enfermeras y otros trabajadores sanitarios (el 4 % del personal sanitario de Gaza), estudiantes, académicos, científicos y sus familiares.
Además, el recrudecimiento del bloqueo israelí de Gaza ha causado muertes por inanición, especialmente entre los niños, al impedir el acceso a suministros vitales. La falta de higiene y el hacinamiento en los refugios podrían causar más muertes que los bombardeos, ya que ha creado “la tormenta perfecta para las enfermedades”. Una cuarta parte de la población de Gaza podría morir en el plazo de un año por enfermedades prevenibles.
Está descontado que estos actos implican conductas, además, que no mata directamente a los miembros del grupo, pero que puede conducir, por diversos medios, a su destrucción física. Puede consistir en matar de hambre, deshidratar, desplazar por la fuerza al grupo protegido, destruir artículos indispensables para su supervivencia, reducir los servicios médicos esenciales por debajo de lo mínimo requerido o privarles de vivienda, ropa, educación, empleo y acceso a la higiene.
No puede seguir pasando esto con el pueblo Palestino. Algo podremos hacer.
A la crisis de gobernabilidad que tiene el ejecutivo en Colombia, la cual es muy evidente; las fallas protuberantes en gestión pública, se presentan paradójicamente cifras de crecimiento económico excelentes, un desempleo bajo y el comportamiento de ciertas variables económicas de manera muy curiosa, frente a la ortodoxia a que estamos acostumbrados.
Voy hablar del desborde que tiene actualmente el consumo frente a una inversión interna y externa muy baja. La economía de un país se compone de múltiples componentes interrelacionados que determinan su crecimiento, estabilidad y bienestar. Entre estos componentes, el consumo y la inversión son fundamentales para comprender la dinámica macroeconómica, ya que influyen directamente en la producción, el empleo, la inflación y las finanzas públicas. En este análisis, exploraremos en profundidad la relación entre consumo e inversión, sus efectos sobre el déficit fiscal y otras variables macroeconómicas, considerando tanto aspectos teóricos como prácticos.
El consumo se refiere al gasto de los hogares en bienes y servicios para satisfacer sus necesidades y deseos. Es el componente más grande en la mayoría de las economías y se mide mediante el gasto de los hogares en bienes duraderos, no duraderos y servicios. En modelos macroeconómicos, el consumo está determinado por factores como el ingreso disponible, la propensión marginal a consumir (PMC), las expectativas de futuro, la riqueza, las tasas de interés y la política fiscal.
a) La relación entre consumo e inversión: teorías y dinámica
La inversión, por su parte, está relacionada con el gasto en bienes de capital que se utilizan para producir otros bienes y servicios. Incluye la inversión en maquinaria, infraestructuras, edificios y también en inventarios. La inversión es un componente clave del gasto agregado y de la formación de capital, que impulsa el crecimiento económico a largo plazo. La inversión está influenciada por las tasas de interés, la expectativa de rentabilidad, la disponibilidad de financiamiento, la estabilidad macroeconómica y las políticas públicas. Es un hecho que el aumento del déficit fiscal y el quebrantamiento real de la regla fiscal han creado un ambiente negativo para la inversión externa.
Desde una perspectiva macroeconómica, el consumo y la inversión pueden comportarse de manera complementaria o antagonista, dependiendo del contexto económico.
Complementariedad: En épocas de crecimiento económico, la mayor renta puede estimular tanto el consumo como la inversión, creando un ciclo virtuoso de expansión.
Contradicción: En ciertos escenarios, una alta propensión al consumo puede reducir los recursos disponibles para inversión, especialmente si los recursos son escasos. Por ejemplo, si los hogares consumen en exceso, puede disminuir la capacidad de ahorro y, por ende, la inversión.
b) Función de consumo y ahorro: Refleja cómo varía el consumo con respecto al ingreso. La propensión marginal a ahorrar, s=1−cs=1−c, indica cuánto del ingreso adicional se ahorra y puede ser canalizado hacia la inversión.
c) Impacto de la política fiscal y monetaria
Las políticas fiscales (como el gasto público y la tributación) influyen en la relación consumo-inversión. Por ejemplo, una reducción de impuestos puede aumentar el ingreso disponible, estimulando el consumo y potencialmente la inversión si las expectativas son favorables. Por otro lado, tasas de interés bajas reducen el costo del financiamiento, incentivando la inversión.
d) Modelos económicos
El modelo Keynesiano destaca la importancia del consumo en determinar la demanda agregada y, por ende, la producción y el empleo. La inversión, en este contexto, es sensible a las expectativas y las tasas de interés, siendo un motor de crecimiento a largo plazo.
El modelo de crecimiento de Solow enfatiza la inversión como mecanismo principal para aumentar el stock de capital y el producto potencial. La relación entre consumo e inversión en este modelo está mediada por la tasa de ahorro, que determina el nivel de inversión y, en consecuencia, el crecimiento.
Es un hecho que para mantener un equilibrio saludable entre consumo e inversión, las políticas económicas deben: Fomentar el ahorro y la inversión mediante incentivos fiscales y financieros. Mantener una política fiscal sostenible que evite déficits excesivos que puedan erosionar la capacidad de inversión futura. Implementar políticas monetarias que mantengan tasas de interés compatibles con el crecimiento de la inversión. Promover expectativas positivas para estimular tanto el consumo como la ahorro-inversión. Priorizar inversiones en infraestructura y capital humano para potenciar la productividad y el crecimiento sostenido.
Colombia se comporta en esta materia en forma muy rara, excepcional, contradictoria. Uno llega a pensar que estamos frente a una economía subterránea muy fuerte, a la feudalización de grandes zonas del país manejadas por las BACRIN y el narcotráfico. Variables que no se develan con claridad en estos análisis. Quería dejara mis lectores estas inquietudes.
En Colombia se está discutiendo desde hace dos años, una reforma laboral que ha suscitado todo tipo de controversias, no solo entre el ejecutivo y el legislativo, sino que tocó a los sindicalistas, a los gremios y curiosamente muy poco a los informales que son la mayoría de trabajadores de este país, por no tener vocero oficial.
Me pregunto a que nos referimos cuando decimos clase trabajadora.....Recurro a la historia, a la sociología y a muchos teóricos para entender bien a que se alude en medio de tanta demagogia y politiquería.
Tras el final del siglo XX, lo que va del XXI, especialmente en las últimas décadas, las transformaciones económicas, tecnológicas y sociales han cuestionado las categorías tradicionales de clase. La deslocalización, la precarización laboral, el trabajo informal, el empleo en plataformas digitales y la economía gig (Trabajos de excepción: Uber es un buen ejemplo) han fragmentado y redefinido la noción de "trabajador".
El trabajo ha dejado de ser solo la actividad en fábricas y minas para incluir servicios, trabajos temporales, autónomos y digitales. La idea de una clase proletaria homogénea se ha erosionado, dando paso a múltiples formas de relación laboral y de identidad social.
Vivo en Belén Fátima de Medellín. Es un lugar especializado en talleres de mecánica de muy variadas especializaciones. En la esquina de mi casa está uno de estos (Se llama Mecánica). Está dirigido por un ingeniero mecánico graduado de la universidad de Antioquia. Son cuatro o cinco personas absolutamente dedicadas a su labor, mecánicos empíricos, juiciosos y siempre en proceso de aprendizaje, des-ideologizados, poco les interesa las controversias baladíes en que se mueve la clase política, tienen como único principio satisfacer al cliente. Llegan muy a las siete de la mañana, salen a las siete de la noche y solo se preocupan por hacer bien su trabajo y mantener una relación laboral armoniosa. Personas concentradas, atentas y que son un valor agregado para esta ciudad y país. Lo mismo sucede con una carnicería muy cerca, frente al parque. Estos muchachos sólo trabajan, cumplen y poco les importa el cumulo de controversias que parecen definir su futuro. Aludo a estos dos ejemplos en medio de la evolución teórica de lo que llamamos "Clase trabajadora", para señalar la calidad de los trabajadores comunes, quienes están por encima de la verborrea que rodea a nuestros políticos.
Es un hecho que la globalización ha desplazado las fronteras nacionales, creando cadenas de producción y consumo transnacionales. La clase trabajadora ya no se puede entender solo en el contexto nacional, sino en un escenario global, donde las condiciones laborales varían enormemente y donde la precarización se ha intensificado.
Por otro lado, la financiarización de la economía ha desplazado el foco del trabajo productivo hacia la especulación y los servicios financieros, afectando la distribución del ingreso y la percepción de la clase trabajadora.
Desde finales del siglo XX y principios del XXI, la Cuarta Revolución Industrial ha traído avances tecnológicos como la inteligencia artificial, la robótica, el internet de las cosas, la impresión 3D y la biotecnología. Estos cambios afectan profundamente la estructura del trabajo y la noción de clase. Las principales variables a tener en cuenta son:
Automatización y destrucción de empleos: Muchos trabajos manuales y repetitivos están siendo reemplazados por máquinas, reduciendo la cantidad de empleos tradicionales en sectores como manufactura, transporte y logística.
Nuevos empleos y habilidades: Surgen trabajos en áreas tecnológicas, de datos, programación y análisis, que requieren habilidades específicas, generando una brecha digital y social.
Precarización y polarización: La digitalización ha favorecido formas de trabajo más precarias, como trabajos temporales, freelancing y plataformas digitales, que carecen de protección social y derechos laborales.
Desigualdad y exclusión: La brecha entre quienes tienen acceso a la tecnología y quienes no, se amplía, creando una serie de "clases" digitales y excluidos.
Dentro de este esquema, imposible obviar el papel relevante de la mujer desde hace más de cincuenta años y sobre todos en las últimas décadas, en todos los niveles laborales, desde las tareas más pequeñas hasta representaciones a nivel ejecutivo y político, con resultados muy positivos.
No cabe duda que en este contexto, el concepto de clase trabajadora se ha ampliado y diversificado. Ya no se limita solo a quienes trabajan en fábricas o en empleos tradicionales, sino que incluye a aquellos en empleos digitales, autónomos, precarizados, y a los excluidos del acceso a las nuevas tecnologías.
Al mismo tiempo, surgen nuevas formas de resistencia, como movimientos sindicales en plataformas digitales, protestas contra la precarización, y luchas por el acceso universal a la tecnología y la educación digital.
Desde una visión crítica, algunos autores argumentan que el concepto clásico de clase trabajadora necesita ser revisado para entender las nuevas relaciones laborales en la era digital. La noción de "clase digital" o "clase precarizada" refleja estas transformaciones. Otro hecho que es de suma importancia son los cambios que necesariamente traerá la inteligencia artificial AI.
Además, la cuarta revolución industrial plantea desafíos éticos y políticos: la robotización puede conducir a una reducción significativa del empleo, planteando la necesidad de políticas de renta básica universal, regulación del trabajo digital y protección social adaptada a las nuevas realidades.
En este contexto hay que ampliar los marcos teóricos cuando hablamos de "Clase trabajadora" y ajustarlos a la infinitas trasformaciones que ha tenido en estos tiempos.
Referencias para profundizar:
1.-Marx, K. (1867). El Capital.
2.-Engels, F. (1845). La situación de la clase obrera en Inglaterra.
3.-Harvey, D. (2012). Rebelión en la gran ciudad: La economía política de la crisis global.
4.-Rifkin, J. (2011). La era de la transición: La revolución digital y sus implicaciones.
5.-Neffa, A. (2017). La precarización del trabajo en la era digital.
6.-Scholz, T. (2017). Platform cooperativism: Challenging the corporate sharing economy.
7.-Naciones Unidas (2020). Informe sobre la economía digital y el empleo.
Los medios de comunicación en su afán por comunicar que, entre otras cosas es su papel dentro de la sociedad y constituye un eslabón de suma importancia para la democracia, casi siempre relevan lo banal y no lo importante y curiosamente la audiencia destaca lo mismo en una morbosidad inefable.
Ayer el Senado colombiano rechazó la consulta popular por dos votos de ventaja y ello despertó la ira de la bancada de gobierno y la algarabía de la oposición. Victoria pírrica para la oposición y derrota para el gobierno, en últimas, un desafío crucial para la democracia colombiana. Esto es lo normal en la dialéctica de un congreso, es preciso dejar pasar estas efervescencias. Lo que pasó antes de este hecho es lo importante. Se acepto la apelación de la reforma laboral rechazada por la comisión, lo que le permite al congreso volverla a debatirla. Son dos debates y el primero es una comisión diferente a la séptima. Se escogió la comisión cuarta dirigida por una bancada de la coalición del gobierno. El congreso tiene una oportunidad frente a las personas afines a los cambios propuestos, no la debe dejar pasar por alto teniendo en cuenta la grave coyuntura del país.
El presidente alrededor del tema hace un pronunciamiento televisado desde la China tres horas después. En él destaco: El respeto a la institucionalidad, el llamado a la no violencia y la propuesta del cabildo abierto como mecanismo de participación. Lo malo, el tono descalificador con el congreso y con la oposición. Cuándo habla de pueblo, concepto bastante etéreo, nunca sabemos en nombre de quien habla. Estos conceptos de clase de corte mamerto ya no calan.
Qué es el cabildo abierto?
Con la entrada en vigencia de la constitución de 1991, no sólo se presenta una simple reforma constitucional, sino que se implanta un nuevo sistema en la estructura del Estado y en la concepción epistemológica del mismo. Dentro de este nuevo sistema se establece la llamada “democracia participativa” Art. 103 de la Constitución Política de Colombia (Presidencia de la República, 1991), donde el esquema democrático no puede ser simplemente un valioso conjunto de valores e ideales, “es necesario establecer unas reglas claras que aseguren la eficacia de estos mecanismos de participación” (Congreso de la República de Colombia, 2014). Ante lo cual la Superintendencia de Servicios Públicos es severa:
Con la democracia participativa, retorna la soberanía al pueblo colombiano y se establecen espacios de participación para los muy diversos sectores de la vida social, política, económica y cultural de la nación colombiana; además de fijar en el Estado la obligación de promover la materialización de este modelo de democracia, y en el ciudadano el derecho y el deber de ser su actor principal (Superintendencia de servicios Públicos, 1999, pág. 7). Uno de los mecanismos establecidos por la Constitución Política de Colombia es el Cabildo Abierto como forma de materialización de la democracia participativa.
Así fue consagrado en el artículo 103 de la Constitución Política, según los siguientes términos: Son mecanismos de participación del pueblo en ejercicio de su soberanía: el voto, el plebiscito, el referendo, la consulta popular, el Cabildo Abierto, la iniciativa legislativa y la revocatoria del mandato. La ley los reglamentará. El Estado contribuirá a la organización, promoción y capacitación de las asociaciones profesionales, cívicas, sindicales, comunitarias, juveniles, benéficas o de utilidad común no gubernamentales, sin detrimento de su autonomía con el objeto de que constituyan mecanismos democráticos de representación en las diferentes instancias de participación, concertación, control y vigilancia de la gestión pública que se establezcan (Presidencia de la República, 1991, p. 20).
Ahora bien, como la Constitución no definió el concepto de Cabildo Abierto, le correspondió hacerlo al Congreso de la República mediante la ley estatuaria 134 de 1994 (Congreso de la República de Colombia, 1994). En esta ley se desarrollaron los aspectos relativos a la participación ciudadana y al Cabildo Abierto lo definió en su artículo 9º donde se indica que “el Cabildo abierto es la reunión pública de los Concejos Distritales, Municipales o de las Juntas Administradoras Locales, en la cual los habitantes pueden participar directamente con el fin de discutir asuntos de interés para la comunidad”. (Congreso de la República de Colombia, 2014, p. 2). A pesar de todo lo anotado, la participación ciudadana ha tenido muchas dificultades como mecanismo de direccionamiento de las decisiones administrativas. No fue sino hasta el año de 1994 cuando se expidió la ley estatutaria de la participación ciudadana, que desarrolló los mecanismos de participación consagrados en la Constitución de 1991 y, sólo empezó a regir en el año de 1995 con múltiples dificultades.
Ahora bien, si observamos la definición contenida en el artículo 9º de la ley 134 de 1994 (Congreso de la República de Colombia, 1994), pareciera que el Cabildo Abierto sólo posee un carácter deliberatorio, es decir, solamente de discusión. Por lo cual, cabe preguntarse sobre su incidencia directa en las decisiones administrativas o sobre el carácter vinculante de este mecanismo de participación en las decisiones administrativas de nuestras autoridades públicas. En particular, en aquellos casos en los cuales se permite el desarrollo de este mecanismo constitucional, de acuerdo a los compromisos adquiridos por parte de la administración.
Recientemente se expidió la ley 1757 de 2015 “Por la cual se dictan disposiciones en materia de promoción y protección del derecho a la participación democrática” (p. 1), con el fin de promover la participación ciudadana en la vida política, administrativa, social y cultural. Pese a que en el artículo 28, se establece un cierto efecto vinculante a las respuestas emitidas por la administración en el marco de la celebración del Cabildo Abierto, esta obligatoriedad solo se predica en el evento en que la administración unilateralmente adquiera compromisos decisorios. Lo que excluye, por supuesto, la posibilidad de efecto vinculante en otra clase de manifestaciones y, además, esta normativa tampoco incluye alguna forma de instrumento procesal que permita hacer efectivas esas decisiones a las que la administración se ha comprometido.
Teniendo en cuenta lo anterior, se afirma que la presente investigación ofrece una mirada en detalle y a profundidad sobre la eficacia del Cabildo Abierto, y su incidencia en las decisiones administrativas. Aquí es necesario hacer una observación en el sentido de que esta investigación es una aproximación a una nueva tesis – si se quiere - sobre la posibilidad de revestir al Cabildo Abierto de plenos efectos vinculantes haciendo uso de la teoría del acto administrativo. El análisis teórico y práctico de la conceptualización del Cabildo Abierto, su naturaleza, su adaptación en la democracia participativa implantada en Colombia desde 1991 y su desarrollo normativo y jurisprudencial, permitirá conocer el grado de influencia e incidencia que tiene este mecanismo de participación ciudadana sobre las decisiones administrativas, y su importancia como mecanismo idóneo para la materialización de la democracia participativa en el sistema jurídico colombiano.
Hurgando en la red con la sed que siempre tengo como un impenitente lector, me encontré con este excelente artículo del el periódico "El Clarín" de Buenos Aires que le transcribo a mis lectores. CESAR H BUSTAMANTE.
Marcelo G Burello
Se cumplen cien años de la gran novela que escribió Fitzgerald (1896-1940), ese gurú de la autodestrucción personal.
El libro mezcla el clásico romance y la narrativa experimental, que en su momento solo pudo complacer a unos pocos, señala el autor de este análisis.
Este año se cumple el centenario de la publicación de una de las novelas más resonantes de la literatura contemporánea: El gran Gatsby, de Francis Scott Fitzgerald (1896-1940). Como es predecible, tan redondo aniversario será ocasión de homenajes para un escritor que sin embargo murió en la ruina (material y espiritual) y una obra que curiosamente decepcionó en su impacto inmediato (crítico y comercial). Y en esas tensiones acaso se explica la vigencia de ambos, autor y libro: referente de la creación literaria, Fitzgerald también fue un gurú de la autodestrucción personal, y el texto que hoy veneramos, perfecto aún en sus imperfecciones (ciertos detalles no fueron pulidos del todo en el arduo proceso de corrección), oscila tanto entra la exaltación y la condena de la opulencia, tanto entre el clásico romance y la narrativa experimental, que en su momento solo pudo complacer a unos pocos.
En efecto, Gatsby distó de ser un best-seller, y si hoy sopesamos sus cuatro versiones fílmicas y sus tiradas de a miles en casi todos los idiomas del orbe, cuesta imaginar que su responsable haya muerto fisurado (¿cómo traducir mejor el concepto de “crack-up” popularizado por él?), y en especial, que semejante obra maestra haya debido esperar al menos un par de décadas para merecer el halago de los entendidos y el cariño de los lectores. Que en Argentina se hayan publicado recientemente una edición crítica de El gran Gatsby (Colihue) y una traducción íntegra de la correspondencia entre el escritor y “Max” Perkins, su editor (La Tercera), de por sí delatan ese renovado interés -al parecer, inagotable- del que creador y creación siguen gozando.
Una gran novela americana
Desde fines del siglo XIX buscan los Estados Unidos la máxima joya de su novelística bajo el fácil rótulo de la “gran novela americana”. Hoy la lista tiene en su tope de candidatos al Gran Gatsby, y por sobradas razones. Ante todo, el tema: la imposibilidad humana de cumplir el máximo ideal, aquí encarnado en el estereotipo del primer amor. Luego, el cándido narrador, el vecino/pariente/amigo Nick Carraway, con su posición estratégica en la trama y su envidiable locuacidad (sin vueltas, el factor clave del atractivo de la obra). Y por último, el delicioso elenco de personajes, vívidos y artificiosos a la vez. El héroe, James Gantz, autobautizado “Jay Gatsby”, está signado por la ambivalencia. Romántico incurable, soñador diurno, es también un arribista y un mafioso (el contrabando de bebidas alcohólicas es la base de su capital).
Ha visto acción en la Gran Guerra, se ha sobrepuesto a horrores y miserias, pero cae víctima de un absurdo error, en manos del perdedor por antonomasia: el pobretón mecánico que arregla los autos ajenos (el subtexto automovilístico -tan norteamericano- en la novela es determinante, pues Fitzgerald subraya los vínculos entre personas y vehículos). Ganador en los deportes, ganador en la vida, Tom Buchanan es el villano de la historia. Fortachón, desdeñoso, hoy hablaríamos de “masculinidad tóxica” para describirlo; ha heredado su patrimonio, y quizás por eso lo dilapida frívolamente. Y entre ambos, entre el hombre que se hizo a sí mismo y el niño rico y malcriado, se hamaca la princesa del cuento: Daisy, la engañosa margarita, el hada etérea, la luz que destella a lo lejos…
Una obra casi colectiva
Bien se ha dicho que Gatsby es una obra compuesta casi a cuatro manos (o incluso a seis, si consideramos los aportes de Zelda, la turbulenta esposa del autor, y también escritora). El socio silencioso fue William Maxwell E. Perkins (1884-1947), alias “Max”, de la editorial neoyorquina Scribner’s, que también supo darles rumbo a los tempranos intentos de Ernest Hemingway y los sureños Thomas Wolfe y Erskine Caldwell, entre otros prodigios. Graduado como economista en Harvard, el bueno de Perkins apenas había empezado a hacer carrera como editor cuando un engreído veinteañero del Medio Oeste le acercó el boceto de su primera novela, que acabaría siendo A este lado del Paraíso, y desde entonces la relación profesional había derivado en franca amistad. Ahora el mundo hispano parlante puede acceder a los intercambios epistolares que ambos, Fitzgerald y Perkins, sostuvieron durante más de dos décadas, y que revelarán facetas desconocidas para un lector desprevenido.
De entrada, nomás, el joven aspirante está en apuros: quiere anticipar la salida de su primer libro, porque en esencia quiere adelantos de dinero; de entrada, asimismo, su contraparte editorial lo anima, lo guía, lo contiene. A mediados de la década de 1920, al narrador tempranamente consagrado le surge una nueva idea para una novela poderosa, innovadora, de argumento y título cambiante (“Trimalción” es el favorito entre una decena). Y allí está su editor, ahora amigo, manteniendo vivo el contacto (pues el autor reside momentáneamente en Europa), aportando serenidad (pues el autor enfrenta una grave crisis íntima), enviando correcciones y, por supuesto, más dinero (pues el autor persigue la inspiración de paseo por la Costa Azul). El gran Gatsby será el triunfo que finalmente emerja de ese trance, para justificar, con belleza y lucidez, tanta ansiedad y tantas penurias. Y en las cartas atisbamos algunos secretos de la composición de esa obra excelsa.
Éxito y fracaso
“Nada fracasa tanto como el éxito”. La frase ha sido atribuida a pensadores y humoristas, pero fue acuñada por la poetisa estadounidense Phyllis McGinley. Para el caso de Fitzgerald y su Gatsby (no en vano se asemejan tanto el autor y su protagonista epónimo), se puede reformular la idea y sugerir que en estos tiempos líquidos, voraces, el fracaso vivido en carne propia por el artista y representado con maestría en su obra prometen, siquiera, ese éxito supremo que implica la permanencia, y por qué no, la inmortalidad.
El literato aplaudido al comienzo y olvidado al final; el personaje que toca el cielo con las manos y acaba hundido (bueno, no literalmente: muere flotando en su piscina): el héroe y su inventor ahora bailan un pas de deux que constituyó, en su momento, un brusco mentís al Sueño Americano, esa promesa de prosperidad sin fin, y que a la larga se ha vuelto una danza macabra ante la hipocresía y la obscenidad de los sectores privilegiados de la sociedad. Oponiéndose a su amigo-enemigo Hemingway, nuestro escritor confesó alguna vez: “Ernest habla con la autoridad del éxito. Yo hablo con la autoridad del fracaso”.
La prerrogativa del derrotado que ostentaba el desencantado Scott Fitzgerald y el amor imposible que desvelaba al encantador Jay Gatsby gozan hoy, evidentemente, de una actualidad desafiante, casi nostálgica, en un mundo encandilado por magnates y celebrities cuyas famas y fortunas nadie puede o quiere explicar del todo.
la poeta estadounidense Mary Ruefle observa que, tras la muerte de alguien, existe la costumbre de devolver las cartas recibidas a sus remitentes originales, como un acto de respeto. Solo cuando ambas partes han fallecido, señala, se procede a quemar el conjunto completo de correspondencia. Así lo relata Laía Argüelles Folch en su Breve ensayo sobre la carta, donde se plantea una pregunta final: «¿Arderemos?».
Son míticas las cartas que Kafka intercambió con Milena y con Felice, ambas prometidas suyas con las que nunca se casó. El triángulo amoroso que formaron Rilke, Pasternak y Tsvietáieva, y del que ya hablamos en esta newsletter, dejó uno de los epistolarios más bellos y exaltados del siglo XX: las Cartas del verano de 1926. En la correspondencia entre Albert Camus y María Casares, es él quien, un 31 de diciembre de 1948, le escribe a ella: «Eres lo más interno que tengo, es a ti a quien me remito». Ella le contestó: «Ven pronto. Te espero, totalmente volcada en ti, y rezo, rezo, rezo».
Todos estos autores se enamoraron de otro ser, a otro cuerpo le rezaron: escribir era una forma de combatir la espera y la distancia, y de acercarse a la persona ausente convocándola con las palabras. Pero: ¿se pueden dedicar palabras de amor a entidades que no pueden respondernos? ¿Hay forma de escribir a lo que queremos y no nos puede responder?
El poeta Mario Obrero recuerda una historia de infancia de Xulio Concepción Suárez: en una escuela de Casorvía, Asturias, un maestro castellanohablante enseña las vocales a los alumnos. «La a de…», dice el profesor, y gritan los alumnos al unísono: «abanicu». Cuando el profesor canta: «la e de…», los alumnos responden: «curcuspín», que es «erizo» en asturiano. Puede parecer una historia sencilla, anecdótica, pero es un símbolo de un país en el que se hablan muchas lenguas y las cosas nunca tienen un solo nombre: en Galicia, Asturias, Aragón, Extremadura, Euskadi o Catalunya, ¿de cuántas maneras distintas podemos señalar el mundo?
Es por eso que Mario Obrero escribió Con e de curcuspín, un libro que reúne ocho cartas de amor a ocho lenguas del estado español. Con un «Benquerido» o un «Quiesto» o un «Benvolgut», el poeta se dirige a alguien que nunca le va a responder para cantar su historia y bendecir sus palabras preciosas, sus formas particulares de referirse a las cosas, sus poetas y sus versos.
Cada carta que se escribe, afirma Obrero, es un «latido diminuto» que no busca transacción ni beneficio: solo crear un espacio de «amor, entrega y desposesión». ¿Qué responderían todas estas lenguas si pudieran hacerlo? ¿Con qué palabras precisas responderían ese latido diminuto del joven poeta?.
NOVEDADES
DE LA SEMANA
Esta semana, con la que despedimos abril, publicamos Grita de Roberto Saviano, un valeroso llamamiento a la movilización ciudadana y un estimulante homenaje a figuras que lucharon contra las injusticias de la historia. En palabras del autor: «las historias que voy a contarte, si sabes leerlas, podrán servirte de escudo, incluso de munición, una munición particular que da vida en lugar de quitarla». Traduce Juan Manuel Salmerón Arjona y lo encontráis en «Panorama de narrativas».
La colección «Argumentos» trae El ojo espejo, de David G. Torres, una lúcida reflexión sobre lo que significa ser comisario, curator y artista a partir de diversos recorridos por el arte contemporáneo desde el advenimiento de la modernidad, en un libro en forma de collage de historias e itinerarios.
Y llega a «Nuevos cuadernos Anagrama» Sobrevivir al diseño, de Marta Cerdà, la edición en castellano y traducida por la propia autora de un ensayo de espíritu lúdico sobre la disciplina del diseño y su función fundamental para la vida en comunidad, y que pone de manifiesto la importancia práctica de los oficios creativos en tiempos de inteligencia artificial.
PILDORAS PARAA
ESTE DÍA
El origen de las palabras
En sus cartas, Mario Obrero indaga sobre el origen de las palabras. «Hablar» viene del latín fabulare; «idioma» viene del griego ἴδιος, que significa «propio, personal»; la palabra para «semilla» en catalán («llavor») viene del latín laboris: la semilla «es, por tanto, un pequeño comprimido de vida y labor». El maestro de esa labor genealógica e histórica es Joan Coromines, que con el Diccionario etimológico creó una obra fundamental e importantísima para conocer las raíces de la palabras que utilizamos al hablar y escribir. Riguroso y exhaustivo, empezó este proyecto enorme en 1946, pero nunca logró completarlo del todo en vida: se publicó un trabajo inicial en 1954, pero siguió revisándolo y ampliándolo hasta su muerte, en 1997. ¿Acaso es posible llegar al final de los finales hasta encontrar el inicio de las palabras?.
Milena Busquets y Rigoberta Bandini
Milena Busquets presentó su nuevo libro La dulce existencia acompañada de la cantante Rigoberta Bandini en la librería La Central, en el barrio del Raval, en Barcelona. En este vídeo podéis dar cuenta de esta distendida, divertida y profunda conversación que va desde los nexos entre literatura, música y cine hasta el oficio de crear, pasando por el amor y aquellas personas que nos inspiran. Que lo disfrutéis.
Imagina un mundo sin estados
La lingüista y activista mixe Yásnaya Elena Aguilar lleva muchísimos años estudiando, escribiendo y divulgando a favor de las lenguas indígenas. En 2018, se subió a una de las tribunas más importantes de México e impartió un discurso en mixe o ayuujk, su lengua natal. Lo advirtió claramente: la muerte de las lenguas es consecuencia directa de las políticas nacionalistas y centralistas de los Estados. Dijo: «Fue México quien nos quitó nuestras lenguas». Aunque un presente de globalización y auge de la extrema derecha no es un buen augurio para las lenguas minoritarias y minorizadas, ¿qué futuro podemos imaginar en el que no agonice una lengua cada dos semanas? Puede que escribir sobre ello sea un primer paso. Según Aguilar, el siguiente es abolir los estados.
Llega a los cines de España La buena letra
La buena letra, adaptación cinematográfica de la novela homónima de Rafael Chirbes, se estrenó en cines el pasado miércoles 30 de abril. La película, dirigida por Celia Rico y protagonizada por Loreto Mauleón, Roger Casamajor, Enric Auquer y Ana Rujas, retrata la humillación y represión de la posguerra española desde la intimidad, centrándose en Ana, una mujer que sostiene con sus manos una familia rota en un pueblo valenciano. Con un estilo austero y realista, Rico borda un relato intimista sobre la supervivencia, las ausencias y la dignidad en tiempos de miseria. Os dejamos con su tráiler:
La oficialidad de las lenguas
Mario Obrero cuenta que cuando la poeta Sofía Castañón, diputada por Asturias en las listas de Unidas Podemos, decía «Xixón», su compañera de circunscripción por el Partido Popular Paloma Gázquez le reprendía en público: «Gijón, y no Xixón, señora Castañón». Puede que Paloma Gázquez no supiera que Castañón, además de escritora, es graduada en Filología Hispánica. Escribe Obrero: «Ella también vería en esa reprimenda un oxímoron: extraña forma de no importar aquella que chista, quita carteles, prohíbe conciertos y sustrae inversión pública siempre que puede». Las lenguas minoritarias y minorizadas generan curiosidad por su folclore y desde una perspectiva exotizante, pero, al llegar a estratos oficiales, molestan: cuando el catalán, el euskera y el gallego se aprobaron para ser utilizados en el Congreso de los Diputados, en Madrid, ciento setenta diputados habían votado en contra. El poeta Ovidi Montllor ofreció, hace muchos años, una respuesta a esta negativa: «Aquellos que no quieren que se hable, se piense o se escriba en catalán son los mismos que no quieren que se hable, se escriba o se piense». Catalán, euskera, gallego, asturiano… todos sirven para esta sentencia.