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lunes, junio 09, 2025

EL EGO Y EL PODER EN LA ACTUAL COYUNTURA DEL PAÍS Y DEL MUNDO (CLUB DE PRENSA DE LA BIBLIOTECA EPMA MEDELLÍN)

 Con magistral acierto el director del conversatorio de prensa de la biblioteca EPM de Medellín, Fredy Ochoa, propuso este tema, frente a la actual coyuntura del mundo y el país; para elucidar, cómo afecta al ciudadano de a pie, el cruce de dos factores de suma importancia, desde la perspectiva psicológica y sociológica, en la relación concomitante, entre gestión pública, los gobernados y algunos factores de poder, como los gremios. El tema propuesto fue: El ego en el eje del poder y cómo nos afecta.

Parto de algunos contextos necesarios: El concepto de ego ha sido interpretado y analizado desde diversas perspectivas dentro de la psicología y el psicoanálisis, revelando su profunda influencia en la formación de la identidad, el comportamiento y las relaciones humanas. Para comprender qué es el ego, primero es fundamental entender su lugar en la estructura de la mente según estas disciplinas y cómo su funcionamiento puede afectar a las personas, especialmente a aquellos en posiciones de poder. 

Desde la psicología general, el ego se suele entender como la parte consciente de la mente que medía entre los impulsos internos, los deseos del ello (la fuente de instintos y pasiones), y las exigencias del entorno, representadas en el superyó (las normas sociales y morales internalizadas). En términos sencillos, el ego actúa como el mediador que busca equilibrar estos componentes, permitiendo a la persona interactuar de manera adaptativa con su realidad.


Siguiendo la teoría psicoanalítica de Sigmund Freud, el ego es una de las tres instancias psíquicas, junto con el ello y el superyó. Freud describe al ego como la parte racional y consciente que se encarga de la percepción, la memoria, la lógica y la toma de decisiones. Se desarrolla en la infancia como resultado de las primeras interacciones con el mundo y la internalización de las normas sociales. El ego tiene una función adaptativa: gestionar los deseos internos, que pueden ser impulsivos y desafiantes, y las demandas del entorno social, que requieren autocontrol y racionalidad.

Desde esta perspectiva, un ego saludable permite a una persona actuar de manera equilibrada, reconociendo sus propios deseos y limitaciones, y ajustándose a las expectativas sociales. Sin embargo, cuando el ego se vuelve demasiado rígido o débil, puede generar problemas: un ego inflado puede llevar al egocentrismo, la arrogancia y la desconexión con la realidad, mientras que un ego débil puede provocar inseguridad, ansiedad y dependencia excesiva de otros.

Los amigos del club de prensa establecieron con absoluta claridad, cómo los egos de los poderosos, de la oposición, de los hombres de poder en la industria y los medios; en los actuales momentos tienen al mundo y al país en una incertidumbre inusitada, que lleva a confrontaciones inútiles, radicalismos y polarizaciones muy peligrosas. De alguna manera, todos hemos caído en este caldo de cultivo. 

Dos guerras del mundo (Ucrania y Gaza) cercanas al genocidio nacieron del ego de los gobernantes, la verborrea y acción irresponsable del hombre más poderoso del mundo, quién a través de resoluciones ejecutivas, sin ningún control, siembra odios e irrespeta acuerdos comerciales y diplomáticos a granel y al vaivén de sus caprichos . En el país, un presidente con presunciones irresponsables de caudillo, sin respeto por la constitución y las instituciones; una oposición sesgada y ciega con ansias del poder perdido; una prensa parcializada y la total ausencia de partidos y canales de expresión, realidad que nos tienen al borde de violencias escaladas que ya no somos capaces de tolerar, en medio de un conflicto con más de cincuenta años y con muchos muertos y un desplazamiento sin parangón en la historia nacional.

El atentado a Miguel Uribe, precandidato a la presidencia de Colombia por el partido "Centro Democrático", el sábado en el bario Modelia de Bogotá, es la expresión triste de estas irresponsabilidades. A dónde llegaremos sino le bajamos al tono, nadie lo sabe, pero ya lo hemos vivido de manera inexorable y ciega, cómo si no pudiéramos cambiar de actitud.

La conclusión del club fue contundente: Los hombres en el poder con un ego inflado suelen tener una percepción distorsionada de sí mismos, creyendo que son superiores a los demás o que sus decisiones no necesitan ser cuestionadas. Esto puede llevar a comportamientos arrogantes, intolerancia, y a decisiones que priorizan su imagen o interés personal por encima del bienestar colectivo. La historia está llena de ejemplos donde el ego desmedido de líderes ha tenido consecuencias desastrosas.

ADDENDA: Con beneplácito recibimos la presencia de Isabella Peláez al club, estudiante de comunicación social de la universidad  Pontificia Bolivariana de Medellín. Esperamos siga acompañándonos.