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domingo, febrero 21, 2010

EL OCASO DE LA POLITICA EN COLOMBIA


Lo más importante del pasado debate electoral en los Estados Unidos fue la puesta en escena de los grandes temas de la política. El presidente Obama puso sobre la mesa de nuevo los fundamentos de la nación, el papel de la democracia y el propio papel del estado frente a la sociedad. La política adquirió la importancia que había perdido durante muchos años de mercadeo y absoluto marketing. En Colombia desafortunadamente no existe política, no hay políticos serios y peor, no hay debate ni programas. El presidente sometió la política a un estado inercial absolutamente peligroso, concentró todos los temas a la decisión pétrea de la reelección, acabo con los partidos y no está dispuesto ni siquiera a organizar su propio partido. El partido liberal, que fuera el principal vehículo entre las clases populares y el poder, perdió su protagonismo, no es un partido de masas, ni de cuadro, para citar a Duvarger, sus decisiones son realizadas sin atender a procesos democráticos internos y lo más oprobioso, no existe ideología ni programa de gobierno. El partido conservador, vive gracias a sus argucias burocráticas y clientelista y a un contubernio vergonzoso con los últimos gobiernos de turno, en un pragmatismo que le ha quitado identidad e ideología. La izquierda que se fortaleció gracias al radicalismo de un gobierno de derecha sin cortapisas, vive un fraccionamiento típico de los mamertos y ahora sufre las mismas consecuencias de los partidos tradicionales.

Lo peor que le puede pasar a un país es no tener política, no tener debate, caer en vacios ideológicos, en la insustancialidad. Ha esto se suma la des-institucionalidad del país, gracias a un presidente que ha concentrado casi la totalidad del estado en el ejecutivo y como si fuera poco, hay un efecto catastrofico en los grandes temas por la habilidad incuestionable del presidente para manejar los medios de comunicación, volver cada error en un punto a favor en las encuestas, con efectos graves en el ejercicio de la oposición, neutralizar a sus contradictores, además de tergiversar los temas con estribillos o evasiones, con un item, cuando asume el debate no tiene interlocutores que se le enfrenten y  que puedan equipare en el manejo de la información sobre los principales temas del estado ( recuerden, siete años de consejos comunales, donde repasa los temas milimetricamente) y por lo tanto con algun signo de profundidad  y lucidez.

La preocupación ni siquiera es el poder del presidente, pues de igual manera esto refleja la falta de líderes, ni siquiera la ausencia de un candidato que le haga algún contrapeso. Es el ocaso de la política, la ausencia de programas, de debate y por lo tanto de participación. Es inexplicable que ha tan corto tiempo de las elecciones, el país este en semejante inercia. No es un problema que se pueda mirar solo desde la perspectiva del exceso de poder concentrado en el ejecutivo. También es una muestra irrefutable de la falta de candidatos serios. A esto se suma unos medios de comunicación que han caído en la misma insustancialidad, pues solo les preocupa la noticia mediática y hasta la fecha no anuncian ningún debate importante donde los grandes temas se pongan en cuestión. La des-ideologización de un país, el ocaso de la política constituye un síntoma muy grave para la institucionalidad y el futuro del país. Amanecerá y veremos.