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viernes, marzo 03, 2017

LA DESMOVILIZACION DE LA FARC EN COLOMBIA


Es como de película, grandes filas de guerrilleros en unas caminatas interminables dirigiéndose a las zonas de desmovilización pactadas dentro del acuerdo de paz, están cumpliendo con un itinerario previo con rigor, van camino a su total concentración en sitios determinados, cumpliendo con la desmovilización, que es el inicio de un largo proceso de inclusión de acuerdo a una bitácora previamente determinada en el documento final de paz firmado entre la FARC y el gobierno Colombiano. Para muchos es de no creer, hasta el punto que la oposición al proceso sigue sembrando desconfianza, siempre sobre la base de que la guerrilla no cumplirá. El país según la última encuesta publicada, ni entiende, ni valora el momento histórico que vive. Incompresible sí se mira todo lo que nos dejó 50 años de conflicto armado en términos de víctimas, daños a la naturaleza, daños a la infraestructura, atraso en grandes zonas, desplazamiento y muerte a lo largo de toda la geografía. Nuestro conflicto,   trágico desde donde se le mire, era anacrónico, se alimentaba perversamente del narcotráfico y convirtió la guerra en un negocio, sin ningún sustrato ideológico, hizo que fuera interminable e inmanejable, con consecuencias nefastas para la población en materia de derechos humanos, creó repúblicas independiente, vastas zonas muertas económicamente hablando, fueron como repúblicas independientes y en ellas se dieron los peores daños que se tenga historia. Para acabar de completar este cuadro dantesco, tuvimos en Colombia muchas personas secuestradas por más de diez años en condiciones infra-humanas, algo difícil de entender en pleno siglo 21,oprobioso e inexplicable.

Recuerdo el editorial del informe “Basta Ya” que categóricamente afirmaba: “Colombia tiene una larga historia de violencia, pero también una renovada capacidad de resistencia a ella, una de cuyas más notorias manifestaciones en las últimas dos décadas ha sido la creciente movilización por la memoria. Rompiendo todos los cánones de los países en conflicto, la confrontación armada en este país discurre en paralelo con una creciente confrontación de memorias y reclamos públicos de justicia y reparación. La memoria se afincó en Colombia no como una experiencia del posconflicto, sino como factor explícito de denuncia y afirmación de diferencias. Es una respuesta militante a la cotidianidad de la guerra y al silencio que se quiso imponer sobre muchas víctimas”. Ahora, que hablamos de dejación de las armas, vemos como vive una indiferencia inexplicable, parece no entender todo lo que significó el conflicto, más cuando realmente llevamos más de un año en zonas con una paz antes nunca vista, ni menos sentida de manera real, estamos en un renacer en estos sitios, en las grandes ciudades parece no importarles estos cambios. Insisto que el gobierno no ha publicitado estos logros tan cruciales, está pagando las consecuencias de ello. Otra explicación posible, es que para una generación, esta paz confirma ciertos anacronismos históricos a los que nos estábamos acostumbrado y que para ellos constituye simplemente algo abominable sin ningún sustrato político, siente pena ajena. Éramos casi el único país en el mundo con guerrillas, el secuestro en el mundo constituye un acto absolutamente des-aprobado y casi inexistente, aquí era el pan de cada día, aún el ELN insiste en utilizar está práctica. Decía el informe citado en su editorial: “La memoria es una expresión de rebeldía frente a la violencia y la impunidad”. Cómo podremos definir esta indiferencia, la ausencia de compromiso con el momento histórico. Ahí les dejo la pregunta abierta.