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domingo, mayo 25, 2008

MANUEL MARULANDA VELEZ ALIAS TIROFIJO HA MUERTO


La muerte de este legendario guerrillero, fundador de la FARC, rompe un ciclo de la historia Colombiana, marcado por un conflicto insoluble, trágico para la sociedad y fundado en fenomenos recurrentes de exclusión y rapiña, que para la epoca del nacimiento de este grupo insurgente, servian de caldo de cultivo de violencia endemica en medio de los radicalismos del bipartidismo voraz. La presentación de la película sobre el Che en Cannes del director Steven Soderbergha, pone sobre el tapete el tema del papel de la guerra de guerrillas en Latinoamérica y es indudable que tirofijo es un personaje ineludible de estas páginas. Pedro Antonio Marín Marín, nació en Génova Quindío, municipio al sur del Departamento del Quindío, existe controversia sobre su fecha de nacimiento, si tuvo lugar en mayo de 1928 o de 1930. Era hijo de campesinos liberales que vivían en Ceilán (Valle). Su padre era Pedro Pablo Marín Quinceno quien afirmó alguna vez que su hijo había nacido el 12 de mayo de 1932 en Génova (Quindío) y su madre era Rosa Delia Marín. Sus hermanos eran Rosa Helena, Jesús Antonio, Obdulia y Rosa María. Su abuelo, Ángel Marín, antioqueño y de tendencias liberales, le enseño el odio hacia el Partido Conservador. Marín cursó hasta quinto de primaria en la escuela debido a la pobreza de su familia. A los 13 años se fue de la casa. Marín trabajo como expendedor de carne, panadero, vendedor de dulces, constructor, tendero y comerciante. Como seguidor de liberales, Marín aparentemente habría participado en las revueltas del Bogotazo en 1948, luego de la muerte del caudillo liberal Jorge Eliécer Gaitán. Se desató una ola de represión y de violencia política, dentro de la cual muchos campesinos liberales y de izquierda crearon milicias armadas para protegerse de las acciones de los elementos conservadores más violentos dentro de la clase de los terratenientes y del ejército, además de los simples bandidos oportunistas, por lo que llegaron a ser conocidos como "Los chusmeros". Estas milicias generalmente tuvieron un carácter local y restringido, pero también ejecutaron acciones más ofensivas según las circunstancias. Ambos bandos cometieron atrocidades durante esta fase del conflicto. Algunos de estos crímenes llegaron a tener nombres populares. "El corte corbata" por ejemplo, fue uno de los más conocidos, ya que consistía en un corte transversal en el cuello por el que extraían la lengua dejándola colgando, o "El corte Franela" que consistía en un corte alto del cuello.
Dependientes de y aliados en principio con el oficialismo liberal, muchas de estas agrupaciones se desmovilizaron parcialmente durante la amnistía decretada por el dictador Rojas Pinilla a inicios de los años 50s, pero varias de ellas habían roto gradualmente con la línea partidista y siguieron en armas dentro de sus propias zonas de influencia regional, cuando el país recobraba para entonces una relativa estabilidad política. Se mantuvo una tensa paz en estas zonas entre 1958 y 1964, pero en ese último año se tomó la decisión de acabar definitivamente con esos reductos autónomos por la fuerza e imponer el dominio estatal, para la cual se montó una gran operación militar. Esta acción del ejército dispersó a los asentamientos y obligó entonces a Manuel Marulanda, hasta entonces uno de los líderes campesinos partícipes de estas milicias, y a una docena de hombres a internarse en las montañas.
Poco después, estos sobrevivientes se organizarían bajo la dirección de Marulanda y de miembros del Partido Comunista para crear una fuerza guerrillera FRC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia) de un carácter definidamente revolucionario. A lo largo del desarrollo de la guerra en Colombia, se apartaría de la línea oficial de este Partido y se fortalecería hasta llegar a un número que hoy se estima en unos 15.000 efectivos.
La historia siempre es escrita por los vencedores, pero es evidente que la de este legendario Guerrillero despertará todo tipo de controversias. Para unos, no es mas que un bandolero, un terrorista, como suele llamarlo el actual gobierno Colombiano. Para otros representa la intención pura y perseverante por cambiar las estructuras del estado Colombiano en pro de los más desfavorecidos. Marulanda hace parte inexorable de la historia Colombiana. Las interpretaciones saldrán a la palestra. Amanecerá y veremos.