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miércoles, octubre 17, 2007

GERMAM ESPINOSA

Murió ayer a las tres de la mañana el gran escritor Colombiano Germán Espinosa. Su obra, “La tejedora de coranas “, constituye junto con “la Vorágine” y “Cien años de Soledad”, lo más grande y representativo de la novela Colombiana en el siglo XX. Su estilo Barroco, de un factura perfecta, cuidado milimétrico en el manejo del idioma, de la palabra, que para esta obra en concreto, es justa, precisa, construyendo una historia, que rebosa en descripciones de la América de la ilustración y del movimiento francés, que le dió luces ideológicas al proceso emancipatorio. Germán fue un hombre de disciplina y perseverancia impresionante. Desde muy temprana edad, asumió su vocación con absoluta responsabilidad y en contra de todos los presupuestos. Sus memorias, publicadas hace tres años, están repletas de confidencias sobre el camino tortuoso, que vive un escritor en Colombia, más cuando él, no fue consentido por la crítica capitalina y mas bien se le miro con desdén por mucho tiempo. A este galimatías que fue el reconocimiento de su obra, abra que anteponer el periplo de “la Tejedora de Coronas”: En 1992 fue incluida por la UNESCO, en París, en su lista de literatura “Patrimonio de la humanidad”. Tres años más tarde, fue traducida al francés bajo el título La Carthagénoise por Vincent Nadeau y publicada por La Différence. Además de Colombia y Francia, la novela fue publicada en Barcelona por primera vez por Montesinos en 1995, y reeditada en 1997 y 1999, y recientemente traducida también al italiano. Actualmente la obra está incluida en, virtualmente, todos los cursos de literatura universitaria de Colombia, y aparece citada en más de centenares de publicaciones y como tema central de decenas de tesis y disertaciones. A este logro se le suma una serie de novelas, cuentos y poesía, que constituyen el reflejo de una vida dedica a las letras. Caso aparte, son sus ensayos. Son exquisitos, profundos, claros, de una lucidez sin parangón y con la capacidad paralela, de ser entretenidos y serios, lejos de ser ladrillos, que es lo corriente. Germán fue de los escritores más prolíficos. En los últimos tiempos, con ahincó, sacó todo el resentimiento que le produjo la clase intelectual Bogotana, su desdén e indiferencia, el hecho de pasar por casi dos décadas desapercibido para la gran prensa y para ciertos núcleos de poder en este tipo de medios. Menton, describe perfectamente la estructura de la tejedora:” es un fresco totalizador que se realiza mediante una estructura compleja digna de una buena novela “moderna”, no “pos-moderna”. Los sucesos del sitio francés de Cartagena se narran capítulo por capítulo, también en orden lineal, más o menos, pero la narradora amplía concéntricamente esas experiencias, agregando y separando detalles”. Se nos fue Germán, ahí está su obra que le hace eterno..