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martes, junio 23, 2015

UNA RELECTURA DEL TEXTO PERFILES FILOSOFICOS DE HABERMAS


Borges prefirió releer, le resultaba mucho más seguro, recabar sobre un texto es un ejercicio absolutamente encantador y siempre depara gratas sorpresas. Hace mucho tiempo había leído este libro de Habermas, es una recopilación de artículos sobre algunos filósofos alemanes del siglo XX, tiene un hilo conductor riguroso, es un indagación de las fragilidades de la filosofía desde la escrutación  de la mayoría de filósofos importantes del siglo XX de este país, en este contexto realiza una mirada crítica del papel que cumple la filosofía en el mundo contemporáneo.
Comienza con una sentencia de Adorno: “La filosofía, y está sería la única forma de justificarla, no debería creerse ya en posesión de lo absoluto, incluso debería excusar el pensar en ello para no traicionarlo, y pese a todo, no apartarse ni ápice del concepto enfático de verdad. Esta contradicción es su elemento”. A este quebrantamiento, se ha impuesto una especie de filosofía asociada a grandes maestros”. En esta evolución, hay varios fenómenos que la caracterizan: a.- La continuidad de las escuelas y los planteamientos de principio del siglo XX, b.- La constancia del pensamiento asociado a personas; c.- Su fijación  al fenómeno del fascismo en las décadas 20 y 30 del siglo, después del 45 es imposible mantener algún sesgo con esta ideología, los caos son vaiopintos al respecto , lo exiliados Bloch, Hoekheimer, Adorno, los emigrantes interiores como Jaspers y Litt, los colaboradores del régimen: Heidegger, Freyer y Gehlen; Por último el hecho contundente que la filosofía Alemana se caracteriza por su tención crítica a los problemas de momento, “esta actitud crítica mantiene un peculiar posición: Ninguna de las filosofías mencionadas está de acuerdo, en sus intenciones más profundas con el orden político y social vigente”. Todas estas relevancias, han hecho de Alemania un estado convertido por “primera vez desde hace siglos en un contemporáneo occidental”.
Desde este marco vuelve a preguntarse de nuevo el filósofo: Para qué sirve la filosofía, la respuesta a este interrogante, es de una lucidez absoluta, teniendo en cuenta que este texto tiene más de 35 años. Señala los cuatro puntos cardinales desde los cuales se visualiza esta crisis, pero establece claramente que su interés se centraba, para la fecha en la que escribió el texto, en la conexión interna de la lógica de la investigación con la lógica de las comunicaciones formadoras de la voluntad colectiva.
El autor empieza afirmando que la unidad de filosofía y ciencia no se pone en cuestión hasta la muerte de Hegel, por ejemplo, “en la edad media, las matemáticas hacían parte de la filosofía”, es imposible mantener este tipo de paternidades actualmente, la filosofía  de la naturaleza de Hegel fue la última”, la relación hoy funge de otra manera, en sus fundamentos; de la misma manera las relaciones de tradición con la filosofía no fueron puestas en cuestión hasta la muerte de Hegel. “La filosofía es una del espíritu, “en tales sistemas la necesidad de legitimación del subsistema político queda cubierta por lo general por imágenes del mundo que vienen de la mitología o de las religiones superiores.
De esta manera, la filosofía hoy se entiende como crítica y se ha ejercido en los últimos decenios asumiendo una persistente influencia política sobre la conciencia pública y se ha abierto a una nueva dimensión, la de una crítica material de la ciencia”. En este contexto se ha ejercido en los últimos decenios.
Para el autor está claro que la filosofía ha ejercido en los últimos decenios  una persistente influencia política sobre la conciencia pública. Pienso que la teoría crítica de la sociedad, realizada magistralmente por Horkheimer, Marcuse y Adorno, que desarrolla el programa de una teoría del conocimiento entendida como una teoría de la sociedad, continua siendo una herramienta vigente para escrutar los actuales momentos.
Otro es el reto frente a la revolución tecnológica, eso que llama el filósofo, la conciencia tecnocrática, frente a la desintegración de la conciencia religiosa como soporte de las sociedades. En esta parte hay un comentario de suma importancia frente a la crisis axiológica que vive occidente: “Hoy por primera vez queda patente que la interpretación filosófica del mundo, con sus restricciones elitistas, necesitaba de la coexistencia con una religión que incluyera bajo su influencia a la mayor parte de la población. Pues la filosofía, aun después de haber asumido los impulsos utópicos de la tradición judeo-cristiana, se ha mostrado incapaz de obviar (O de dominar) por medio del consuelo y la esperanza el sinsentido factico de la contingencia de la muerte, del sufrimiento individual y de la perdida privada de la felicidad y, en general, la negatividad de los riesgos que acechan a la existencia individual, con el mismo buen suceso con que lo hizo la esperanza religiosa en la salvación”. En las sociedades por primera vez se observa una pérdida de la esperanza en la salvación y la gracia.
La lectura de este texto, que hace un recorrido por la mayoría del pensamiento alemán desde principios de siglo, resulta a la vez un buen pretexto para volver a los temas más álgidos de la filosofía, que sigue siendo de suma importancia. Alguien debe seguir pensando, la revolución tecnología ha creado otras formas de configuración de la conciencia, de alienación, de la cual poco se habla, pero se padece intensamente en nuestra vida.