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domingo, enero 18, 2015

OTRA MIRADA DEL TERRORISMO


Por los trágicos sucesos de Francia, el tema del terrorismo vuelve a la palestra y el mundo de nuevo se solidariza en una cruzada contra estos actos, buscando prevenir próximos ataques. El terrorismo de hoy no sobre-pasa en nada las nefastas épocas de los ochenta y setenta, pero es absolutamente intimidador por efectos de la revolución de los medios de comunicación, las TIC y las redes sociales, esparce miedos en segundos y altera fácilmente la tranquilidad del mundo, en  proyección geométrica, es un tsunami que aterra al más indiferente de los mortales.
El terrorismo es un arma política con objetivos muy claros. Además de sentar posiciones sobre algún punto, busca reconocimiento y reacciones específicas, atentando y comprometiendo a la población civil de manera directa. Con los actos terroristas el ciudadano de a pie sale de la burbuja y se ve inmerso en temas que aparentemente no son de su resorte. El terrorismo reverbera las controversias, sienta posiciones y altera la psiquis colectiva, comprometiendo a todos los ciudadanos a pronunciarse de alguna manera. Es la peor manera de expresarse, pero para ciertos fundamentalistas y radicales, ha sido  la más efectiva.
Son muchos los datos históricos de su genealogía, que data de mucho tiempo atrás. “ En el siglo XII, un grupo ismailí de los musulmanes shiíes, los 'Asesinos', llevó a cabo campañas terroristas contra musulmanes suníes. En Irlanda, grupos protestantes y católicos se aterrorizaron mutuamente tras la Reforma. En su forma moderna, sin embargo, el terrorismo sistemático recibió un gran impulso a finales de los siglos XVIII y XIX con la propagación de ideologías y nacionalismos seculares tras la Revolución Francesa. Adeptos y detractores de los valores revolucionarios utilizaron el terrorismo tras las Guerras Napoleónicas. El nacionalismo imperialista que en Japón condujo a la restauración Meiji en 1868 estuvo acompañado de frecuentes ataques terroristas al shogunado Tokugawa. En el sur de los Estados Unidos de América, se creó el Ku Klux Klan tras la derrota de la Confederación Sudista en la Guerra Civil estadounidense (1861-1865) para aterrorizar a los antiguos esclavos y a los representantes de las administraciones de la reconstrucción impuesta por el Gobierno Federal. En toda Europa, a finales del siglo XIX, los partidarios del anarquismo realizaron ataques terroristas contra altos mandatarios o incluso ciudadanos corrientes. Una víctima notable fue la emperatriz Isabel, esposa de Francisco José I, asesinada por un anarquista italiano en 1898. El movimiento revolucionario ruso existente antes de la I Guerra Mundial tuvo un fuerte componente terrorista. En el siglo XX, grupos como la Organización Revolucionaria Interna de Macedonia, la Ustashi croata, y el Ejército Republicano Irlandés (IRA) realizaron a menudo sus actividades terroristas más allá de las fronteras de sus respectivos países. Recibían a veces el apoyo de gobiernos ya establecidos, como fue el caso de Bulgaria o de Italia bajo el líder fascista Benito Mussolini. Este tipo de terrorismo nacionalista apoyado por el Estado provocó el asesinato de Francisco Fernando de Habsburgo en Sarajevo en 1914, lo que dio origen a la I Guerra Mundial. Tanto el comunismo como el fascismo utilizaron el terrorismo como instrumento de su política, contando con defensores entusiastas como Liev Trotski y Georges Sorel (quien representó intermitentemente ambos extremos del espectro político)”[1].
El acto terrorista más visible  y cruel por sus víctimas y por los efectos que produjo indudablemente fue el de las torres gemelas  en Manhattan, para el Islamismo fundamentalista constituyo un triunfo y el principio de su propia aniquilación.  Este acto sentó un precedente nefasto, quedo claro que en esta materia no hay límites.
A los gobiernos occidentales se les olvido que en alguna época lo fomentaron impunemente, hoy son víctimas de su propio invento, lo que no deja de ser paradójico. La política siempre se viste con los perores trajes, utiliza las peores armas, hoy, los actos terroristas buscan publicidad, reconocimientos y efectos, de hecho lo obtienen. El mundo reacciona creando una verdadera red de solidaridad, pero sobra decir que no basta, que se deben atender los conflictos desde su matriz y no solo por los efectos que el mismo produce. El oriente sigue siendo el punto donde las tensiones geopolíticas reverberan al máximo en un entrecruzamiento de intereses que muchas veces para el ciudadano corriente de esta parte del mundo son muy poco inteligibles. Vive el conflicto por vía de actos como el de Paris, pero lo desconoce totalmente, aunque este semanario también a través de la caricatura sentaba una posición política con respecto a la liberta de cultos y de opinión, lo que también ratifica una toma de posición desde otro flanco
“Actualmente el terrorismo global está materializado en la figura de Al Qaeda, que se autodetermina como yihadista, por tanto, terrorismo yihadista nos remite a terrorismo global. El uso del miedo como factor desestabilizador en las sociedades y su materialización a través de los actos terroristas, es lo que buscó Al Qaeda el 11 de septiembre, y es lo que persiguen actualmente sus franquicias”[2].  Esto quiere decir que como sucedió a principios del siglo pasado hasta bien entrados los años cuarenta con los anarquistas, más tarde con los Israelitas, los Palestinos, Los Irlandeses, para solo citar los más importantes, el terrorismo de hoy tiene nombre propio.
No quiere decir que haya cambiado sino que se adaptó a los tiempos y aprovecha los medios a su alcance.  El terrorismo sigue siendo el mismo, aunque no deja de ser un término gaseoso si se le mira seriamente. “Cualquier debate acerca del concepto y fenómeno del terrorismo tiene garantizada la aparición de controversia, emociones, imprecisiones y confusión, hasta el punto de que, tal y como ha dicho la experta Louise Richardson, lo único seguro sobre el terrorismo es que se trata de un término de connotación peyorativa. Que el uso de una palabra te enseñe su significado, escribió Wittgenstein en un aforismo que, dada esta situación, parece especialmente aplicable a los términos terrorista y terrorismo (Horgan,2006: 25)”.
Es preciso que los líderes políticos, los que tienen el sartén en la mano, no se olviden de donde provienen estos conflictos, los atiendan en todo su contexto y no solamente por sus efectos. Nadie está de acuerdo con los actos terroristas, en Colombia los sufrimos todos, de la peor manera. El papel de los gobiernos no es solamente atacar a los terroristas, además debe atender las raíces más profundas que le dan origen al mismo,  para acabarlo de una vez por todas, así se encuentre en este camino con la verdad culposa que, en algún momento también lo fomentaron.  
Esto quiere decir que el terrorismo debe ser atendido  con más profundidad y compromiso, debe sobre pasar todo el simbolismo de solidaridad que, siendo necesario, genera solo actos policivos y se olvida del contexto político que rodean al mismo En que esta el mundo y como se atenderá el conflicto de oriente que involucra a todo el mundo.  Cuál es la posición de Europa, cual es la posición de los Estados Unidos, de Rusia, que piensa Israel, los Islamistas no radicales, Los palestinos, los grupos políticos que aun ven una salida política a este conflicto, estos son los verdaderos interrogantes.









[1] http://www.insumisos.com/lecturasinsumisas/Terrorismo.pdf
[2] http://www.redalyc.org/pdf/676/67622579005.pdf