El
capitalismo es también la competencia por hacer riqueza en medio
de una multiplicidad de actores esmerados
en el éxito, que siempre tiene que ver con dinero, quienes buscan obsesivamente imponer sus ideas y productos en el
mercado, atendiendo a la única regla en este sistema, que es aplastar a los
demás, hacer sus productos tan
necesarios, que a los usuarios les sea imposible vivir sin ellos o por igual
generar ideas innovadoras que rompan paradigmas cuya única eficacia sea la de producir dinero a granel.
Desde
cuando se impuso eso que coloquialmente llaman apertura económica,
globalización, libertad de mercados, competencia abierta, el mundo se volvió
una jauría de competidores voraces, ejemplo típico de este fenómeno, lo padecemos con las multinacionales, quienes cada vez monopolizan mercados, se multiplican como una
plaga, nos avasallan y se nos imponen de manera total en nuestras vidas absorbiéndonos
implacablemente, en lo que hacemos, como pensamos, en la manera como nos
vestimos, actuamos y hasta en los sueños más íntimos, si es que la intimidad
existe para estos tiempos.
Esta
guerra hace que aparezcan hombres verdaderamente ingeniosos, que no solo
generan ideas sorprendentes, sino productos que nadie se
imaginaba hasta hace poco que fueran a existir: El internet, la red, el teléfono
móvil, la automatización de casi todos los adminículos que nos rodean…para solo
citar los aspectos más emblemáticos que han trasformado nuestra vida y la cual
no imaginamos de otra manera.
Hacer
el inventario de estos hombres es una tarea harto difícil, pero necesaria para entender el sistema en lo que se refiere a este aspecto particular, lo
que nos ayudara a comprender un poco la voracidad del capitalismo.
Larry
Page y Sergey Brin se conocieron en 1995, cuando tenían 24 y 23 años
respectivamente, en un acto organizado por la Universidad de Stanford. Ambos
tenían un objetivo en común: conseguir información relevante a partir de una
importante cantidad de datos. En enero de 1996 iniciaron su colaboración en un
buscador llamado BackRub. Larry empezó a trabajar en la forma de conseguir un
entorno para los servidores que funcionara con PCs de gama baja y que no
necesitará de potentes máquinas para funcionar. Un año después, la tecnología
utilizada por BackRub para analizar los links empezaba a ser conocida
en todo el campus, obteniendo una gran reputación. Era la base sobre la que se
construiría Google. El nombre proviene de un juego de palabras con el término
“googol”, acuñado por Milton Sirotta, sobrino del matemático norteamericano
Edward Kasner, para referirse al número representado por un 1 seguido de 100
ceros. El uso del término refleja la misión de la compañía de organizar la
inmensa cantidad de información disponible en la web y en el mundo. De acuerdo al estudio BrandZ realizado por Millward
Brown, Google es
la marca comercial más valiosa del mundo por 193,000 millones de dólares.
Facebook
nació en el año 2004. Internet empezaba a tomar fuerza en la población de a pie
y la interrelación con otros usuarios del ciberespacio ya era una realidad. Era
la época gloriosa del Messenger de MSN, nacido en 1999 en el seno de Microsoft.
También era el momento de descubrir nuevos chats y foros de la red. En este
contexto nació Facebook, una idea gestada por Mark Elliot Zuckerberg. La red
social alcanzó en muy poco tiempo una popularidad nunca vista hasta el momento
en el mundo de Internet. La red social está avaluada en más de 100.000 millones
de dólares aproximadamente.
WhatsApp es una aplicación de mensajería freemium, para
enviar y recibir mensajes mediante Internet, complementando servicios de correo
electrónico, mensajería instantánea, servicio de mensajes cortos o sistema
de mensajería multimedia. Además de aprovechar la mensajería en modo texto, los
usuarios de la libreta de contacto pueden crear grupos y enviarse mutuamente,
imágenes, videos y grabaciones de audio. La aplicación fue creada en enero de
2009, su segunda versión ―de junio de 2009― logró tener
250 000 usuarios y al 21 de enero de 2014, WhatsApp alcanzó la cifra
de 54 000 millones de mensajes circulando en un solo día. En abril de
2014, el número de usuarios había alcanzado los 600 millones. Se envían 700
millones de fotos y 100 millones de vídeos cada día. Su virtud en apariencia,
ser gratuita. l 19 de febrero de 2014 la aplicación fue
comprada por la empresa Facebook por 19 000 millones de
dólares (de los cuales 12 000 millones corresponden a acciones de
Facebook y el resto en efectivo). A principios de octubre se anuncia la
compra definitiva de WhatsApp por Facebook por valor de 21800 millones de
dólares.
En
materia de exploración y explotación petrolera, existe ahora una nueva clase
rica cuya historia da para alquilar balcón: “A finales de 2009, las cosas no
pintaban nada bien para Charif Souki. Cada acción de su empresa se
intercambiaba a tres dólares, denostada por los inversores. Este inmigrante
libanés con más de 40 años en Estados Unidos había apostado su última aventura
empresarial a la importación de gas natural, convencido desde una década atrás
de que el suministro energético de EE UU dependería cada vez más del exterior.
Pero el gas extranjero no llegaba, mientras la producción de gas estadounidense
crecía.
Cada
vez más presionado, Souki decidió en junio de 2010 dar un giro radical a su
estrategia: transformaría las terminales de importación a exportación de gas
natural licuado. El viraje fue recibido con apatía y desconfianza por la junta
directiva, los inversores y el sector. Pero en menos de dos años su
incredulidad resultaría errónea: El boom energético que vive EE. UU sitúa
a su empresa, Cheniere Energy, en la cabecera del suculento negocio de la
futura exportación. Souki amasó el año pasado una fortuna de 300 millones de
dólares (242 millones de euros). Casi la mitad corresponde a su sueldo (142
millones de dólares), el más alto de un consejero delegado en 2013 en EE UU.
Cada acción de Cheniere vale ahora 70 dólares. El de Souki, de 61 años, no es
un caso aislado. Ejemplifica el auge en los últimos años de una nueva
generación de multimillonarios en EE UU: el de los veteranos empresarios detrás
de la revolución del fracking, la controvertida técnica de
fracturación hidráulica de rocas de esquisto (shale en inglés) en
el subsuelo que ha catapultado a este país a la cima de la producción mundial
de petróleo y gas natural. Esto hace que los Estados Unidos pasen de
importadores de petróleo a exportadoras y que el precio del petróleo haya
bajado a los niveles sorprendentes de hoy.
Estas
son las virtuosidades del capitalismo, que impone un darwinismo económico, que
establece, quien no pueda sobrevivir al mercado desaparece, el rebaño inmenso
de consumidores vive en medio de servidumbres irreductibles y las ideas
exitosas se traducen en ganancias exorbitantes. Este espectáculo, debe siempre
tenerse en cuenta, pues el coliseo romano del siglo XXI, será esta guerra sin cuartel.