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viernes, abril 03, 2020

ARJUIN APPADURAI



 

En esta pandemia que nos otorgado tiempo libre de sobra, confinados en nuestras casas, pues la mejor forma de contenerlo, mitigarlo y controlarlo hasta su extinción, es a través del aislamiento de las personas, he leído algunos autores fundamentales para entender lo que nos pasa. En mi país Colombia, estamos confinados en nuestras casas hasta el 13 de abril de este año. Las muertes que ha dejado el coronavirus en el mundo son abrumadoras, la economía, la actividad social en general están absolutamente estancadas, generando la peor crisis en los últimos cincuenta años, la misma que ha dejado al descubierto lo vulnerable que somos.

Esta crisis es un llamado a pensar sobre ciertos valores y herramientas de suma importancia en el desarrollo social, como la globalización,  con más hondura, para relevar su verdadero valor y la necesidad de producir cambios, como lo demostró esta cruzada, pues la economía sale mal librada, la democracia liberal refleja debilidades, que tienen que ver con la ausencia de una voluntad real, para superar la inequidad, la falta de una mejor distribución de la riqueza y el hecho que las elites y las grandes multinacionales no pueden seguir manejando el mundo como si fuera un juego de monopolio.

ARJUIN APPADURAI es un pensador nacido en la india, cuya lucidez está descontada. Su libro “La modernidad desbordada”, que leí algunos años atrás, “No es un análisis más de Ia globalización, sino una provocativa reflexión sobre la forma contemporánea con que la modernidad es reformulada en ese fenómeno que llamamos mundialización o globalización”. Sus textos sobre la globalización y el territorio” y su último libro, “El futuro comercial como hecho cultural”, tratan de entender la globalización y la revolución tecnológica frente al desarrollo social, que es una manera de descifrar la modernidad desde una perspectiva antropológica a partir de comunidades muy vulnerables.

Me parece que el virus con sus consecuencias nos pone en el reto de redefinir la globalización, lo que de antemano es bueno, pues las élites solo tienen una mirada económica y que atiende a los flujos de dinero y mercancías, esta es una herramienta que va mucho más lejos de estos conceptos y políticas estrechas, como lo demuestra el tratamiento que se le ha dado al actual momento. Nadie mejor que este pensador para entender la necesidad de cambios en esta materia.

En un texto suyo expresa: “Aunque no trataré estas polémicas en este artículo, sí empezaré con ciertos supuestos iniciales. Entendemos que la globalización está necesariamente vinculada al funcionamiento actual del capital en una escala global, que, en este sentido, amplía la lógica anterior del imperio, del comercio y de la dominación política en muchas partes del mundo. Su rasgo más destacado es la calidad descontrolada de las finanzas globales, que parecen notablemente independientes de los límites tradicionales de transferencia de información, regulaciones nacionales, productividad industrial o riqueza "real" en cualquier sociedad, país o región específica”. Esta crisis mundial, por razones del virus y la necesaria toma de decisiones para evitar el crecimiento exponencial del mismo, nos ha enseñado que la globalización puede superar los ejes actuales, de flujos de mercancías y manejos de mercado financieros, para abarcar otras variables, más humanas, que tienen que ver con el conocimiento y la equidad.

El autor lo dice de mejor manera: “Mi principal objetivo en este artículo será la relación entre la globalización y las actuales formas del pensamiento crítico, especialmente cómo estas formas han sido organizadas por las ciencias sociales en Occidente. Aquí debemos observar algunas peculiaridades de perspectiva que elaboraré en secciones posteriores. La primera es la creciente disyuntiva entre la globalización de los conocimientos y el conocimiento de la globalización”. El último texto, basado en un proyecto de vivienda que lidera en Mumbai, dentro del marco de la economía de lo posible y una búsqueda y resignificación de la globalización en la que se pregunta: “Si la globalización ha cambiado”.

El presidente Trump desconoció en los últimos cuatro años la colaboración mundial y el multilateralismo, los acuerdos y tratados firmados en materia comercial, incluyendo la colaboración en el conocimiento científico. Gracias al virus, quien obligó a la colaboración científica como eje articulador para solucionar la actual crisis médica, otras miradas se darán a partir de hoy de la globalización y algunas de sus principales herramientas. Arjuin Appadurai elucida al respecto: “vínculos emergentes entre globalización y conocimientos acerca de la globalización, y para proponer una manera de pensar acerca de las nuevas formas de la colaboración epistémica entre diferentes regiones y ambientes culturales”.

Reafirmó en uno de sus textos, anticipándose a todo lo que nos pasó “Este trabajo lleva implícita una teoría de Ia ruptura que adopta las medias de comunicación y los movimientos migratorios (así como sus interrelaciones) como sus dos principales ángulos, desde donde ver y problematizar el cambio, y explora los efectos de ambos fenómenos en el trabajo de la imaginación, este último concebido como un elemento constitutivo principal de Ia subjetividad moderna. El primer paso de esta argumentación es que los medios de comunicación electrónicos han transformado decisivamente al campo de los medios de comunicación de masas en su conjunto, lo mismo que a los medios de expresión y comunicaci6n tradicionales”. En el texto la modernidad desbordada precozmente elucida: “La centralidad de los medios de comunicación en Ia ruptura con Ia sociedad tradicional es compartida con el fenómeno de Ia migración y Ia constitución de lo que el autor llama audiencias migratorias o espectadores desterritorializados”. La globalización requiere otra mirada. De hecho, la globalización ha estado al servicio del capitalismo voraz. Hay flujo de dinero y mercancía, no de personas, de manera paradójica en los últimos cuatro años reaparecieron la xenofobia y los nacionalismos, la migración se volvió un problema y la respuesta ha sido una solidificación de la derecha recalcitrante, que desea volver a conceptos anacrónicos, la biopolítica que se refleja en abusos, en términos de poder, como eje articulador de ciertas políticas de estado nefastas.

El texto que le da el nombre a este artículo, publicado por el fondo de cultura económica, constituye una elucidación pertinente a esta crisis. El carácter antropológico de la misma le da un fresco a un tema que en la mayoría de veces ha sido tratado por tecnócratas desde una experiencia personal en Mumbai. Hay un capítulo en este libro que se llama “Democracia profunda” de suma importancia.  “Este capítulo representa un esfuerzo por comprender como se ha desarrollado la Alianza (Tres organizaciones sociales de Mumbai, que se conocen con el nombre de Alianza) analizando la manera en que ha articulado nuevas relaciones con la gubernamentalidad urbana. Es una parte de un estudio actual más amplio de la forma en los movimientos de base están encontrando nuevas maneras de combinar el activismo social con redes horizontales globales”.

Este repensar de conceptos que en síntesis nos ayudan a entender lo que nos pasa y particularmente el hecho que contribuyen a la toma de conciencia de lo que entendemos por sociedad en el marco de las TIC, tecnologías de la información y el conocimiento, desde la perspectiva de la globalización, donde el eje político es vital. El mundo no puede seguir igual, considerando la renta y la ganancia como única manera de existir. Dónde están las artes, el desarrollo equitativo de las sociedades urbanas en plena armonía con las rurales, el respeto por las políticas comunitarias, por la naturaleza.

He visto en esta crisis una solidaridad sin atenuantes, el conocimiento científico determinando decisiones gubernamentales y no al revés, la integración de las comunidades científicas y la conectividad en favor de un propósito.