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sábado, septiembre 28, 2013

EL PROCESO DE PAZ EN COLOMBIA


Cada vez que se presenta una crisis o una diferencia, en el proceso de paz de la Habana, los críticos se rasgan las vestiduras y le caen encima al presidente, atendiendo a un oportunismo político que no corresponde con la importancia del  acuerdo para el país. El acuerdo no es  fácil y las declaraciones fuertes son el pan de cada día, lo que no pueden las partes es salirse del protocolo creado por ellos mismos y menos romper la confidencialidad que  camufla las conversaciones frente a las incidencias externas que puedan distanciarlas.
Lo que está pasando es producto del momento pre-electoral actual que calienta el debate,  el resultado de los acuerdos determinará quién será el próximo presidente. Algunos críticos menos perspicaces han dicho que se está politizando el proceso en una ignorancia absoluta. Claro que es un proceso eminentemente político. Los marcos de conceptualización sobre los que se trabaja en la mesa ponen otra vez en cuestión el papel del propio estado para la sociedad, el tipo de democracia que queremos y como se tratará el problema de la propiedad desde la ley entre otros.
El presidente determino unos tiempos precisos para entregar este acuerdo y la FARC es consciente de las presiones que se tienen sobre los mismos.  De la claridad que la mesa le dé al desarrollo de los acuerdos, sin importar las diferencias, depende gran parte del futuro del país. Pienso que es el momento de la paz,  las críticas deben recibirse todas con beneficio de inventario y  la mesa debe ser más inteligente que las circunstancias. Esto quiere decir, que sólo de ellos depende la seriedad del proceso y su propia celeridad.
Mark Chernik escribió en la revista de la universidad de los Andes hace ya un tiempo: “¿Por qué Colombia no ha podido llegar a un acuerdo de paz? La respuesta siempre es que el caso de Colombia es excepcional. Que Colombia no es El Salvador, no es Israel. Que las condiciones colombianas son diferentes, y los conflictos más complicados, con múltiples actores y fuentes de violencia. Los palestinos y los israelitas sí pueden llegar a un acuerdo, pero Colombia no. Debe pensarse que Colombia no es excepcional. Se puede aprender de otras experiencias. Las condiciones en Colombia, a pesar de sus particularidades, no indican que sea imposible llegar a una solución negociada. Al contrario, desde la perspectiva de alguien que como yo ha observado detalladamente el proceso desde sus comienzos, en 1982, creo que es objetivamente factible llegar a la paz en este país. No hay buenas razones por las que no se pueda alcanzar la paz, aun dada la violencia entre los múltiples actores en conflicto”.
Los partidos, el congreso, los gremios y la sociedad civil en general deben participar desde una perspectiva crítica y con la premisa clara, que  solo en la mesa podrá salir un acuerdo global que nos permita pensar en un principio de paz.
Es preciso recordar que  “ Colombia tiene la insurrección más antigua del continente, también se distingue por tener los procesos de negociaciones más largos de la región. Ya llevan 14 años ( Más de 30 años de negociaciones), si se empieza con las amnistías de 1982. Durante este tiempo ha habido muchas interrupciones, desvíos, nuevos conflictos y algunos éxitos parciales. Asimismo, en los últimos años, el mundo ha cambiado radicalmente. Por primera vez hemos visto procesos de paz, en otros países, que llegaron a soluciones negociadas en conflictos internos, a pesar de tener éstos raíces muy profundas. En el año 82, cuando se comenzó el primer proceso de paz en Colombia, no existían modelos internacionales para resolver una guerra civil a través de negociaciones. Había perdedores o ganadores, pero no había casos de negociaciones exitosas dentro de la historia de las terminaciones de los conflictos civiles. Desde ese entonces especialmente con el fin de la Guerra Fría han surgido numerosos casos de soluciones negociadas en Centroamérica, África y el Medio Oriente”.

De nosotros depende que lleguemos a una paz concertada. Espero que el arribismo por el poder de nuestra clase política, lo lleve a olvidar la prioridad  urgente del país, la que debe atender con diligencia: "La paz", el momento histórico así lo amerita.
Los vídeos presentados con fechas muy diferentes nos demuestran las diferencias conceptuales del proceso y lo difícil del mismo.