Desde la
compra del 50 % de la revista Semana por el grupo Gilinski presentí lo que pasaría con este medio. Es un hecho que durante mucho tiempo esta
revista contribuyó con el mayor número de investigaciones rigurosas y serias, en materia de corrupción estatal; delación de masacres; escándalos políticos,
casos emblemáticos como la yidis política, el proceso 8000, las investigaciones sobre componendas
políticas para perpetuarse en el poder; con un tratamiento informativo excelente, que la convirtieron en un
referente obligado para cualquier colombiano.
La salida del
columnista Daniel Coronel rompe con una tradición del buen periodismo. La silla
vacía, lo dice de manera absolutamente lúcida: Con su salida, y la posterior
renuncia en solidaridad de Daniel Samper Ospina, la revista impresa que lideró
el periodismo más influyente del país durante décadas seguirá perdiendo fuerza
mientras pone todas sus apuestas en el canal digital liderado por Vicky Dávila.
De paso, el uribismo se saca un clavo, y hace moñona.
Los grandes
medios están en manos de los grandes empresarios, los dueños del país son los
dueños de la opinión. Hay una crisis grave en esta materia, es un oprobio para
un país que conservó por mucho tiempo un respeto por el buen periodismo.
La primera
diferencia con la revista resultó de una denuncia del periodista en la que informaba su
inconformidad por el hecho de que la dirección había engavetado una investigación
en contra de las fuerzas militares. Alejandro Santos canceló su columna y
después frente a la cancelación masiva de suscripciones terminó por traer de
nuevo a Coronel a la revista. Las cosas nunca serán igual y de hecho el
despido de periodistas en la revista y el cambio de prioridades, demuestra que
la prioridades de la revista cambiaron.
Daniel Coronel,
según el Panel de Opinión realizado todos los años por Cifras y Conceptos, era
el columnista más leído por líderes de opinión en el país, y tiene cinco
premios Simón Bolívar en su hoja de vida, entre ellos uno por una columna
publicada por Semana. Su columna, que mantenía hasta hace muy poco una
independencia que le daba mucha credibilidad a la revista, recibió los embates
de los nuevos dueños, quienes apostaron a un nuevo proyecto digital en cabeza
de Viki Dávila.
Cada vez será
más difícil conservar un periodismo independiente. Proyectos como “La Silla Vacía”
deben sobrevivir al embate del radicalismo en Colombia que ya logró penetrar
los medios. Leeremos a Daniel a través de otro medio, sabemos que no le van a
callar. De antemano, aquello que hizo importante a la revista semana, dejando
de ser prioridad, terminará por acabar al medio o transformarlo en favor de los
nuevos dueños que están pensando en todo menos en el buen periodismo.
Lamentamos mucho todo lo que sucede en esta materia en un país que siempre ha tenido
una tradición periodista muy seria y con grandes personajes.