Resulta inexplicable que haya personas secuestradas en Colombia en
pleno siglo XXI, oprobioso que algunas hayan estado más de doce años retenidas. Ni siquiera la segunda guerra mundial duró tanto tiempo. En nuestro
país nos enfrentamos a delitos de lesa humanidad como este, difíciles de
explicar ante el mundo. Los plagiados
estuvieron en la selva contra
su voluntad, sometidos a las peores situaciones de enfermedad y peligro,
encadenados y soportando los rigores de un conflicto interno que se expresa
cruelmente y que no terminan entendiendo al final.
Con la entrega entre Guaviare y
Meta, de los últimos 10 policías y militares que tenían en su poder, las Farc
cerraron uno de los capítulos más violentos y dolorosos para la historia del
país: el secuestro masivo de policías y militares tras violentas tomas a bases
oficiales. Los policías César Augusto Lasso Monsalve, José Libardo Forero,
Jorge Trujillo Solarte, Jorge Humberto Romero, Carlos José Duarte y Wilson
Rojas Medina, y los militares Luis Arturo Arcia, Róbinson Salcedo Guarín, Luis
Alfredo Moreno y Luis Alfonso Beltrán eran, hasta el lunes, cuando aterrizaron
en un helicóptero del Brasil en el aeropuerto de Villavicencio, el símbolo del
poderío militar que las Farc llegaron a tener en la segunda década de los años
90. Beltrán y Arcia llevaban 14 años
secuestrados.
El periódico “El tiempo” de
Colombia reseña con absoluta claridad: Los 31 soldados muertos y 86
secuestrados de Las Delicias en 1996 fueron las primeras víctimas de la
escalada de una guerrilla ( La FARC, para el caso concreto ) que llegó a tener cerca de 22 mil guerrilleros en
armas y que, en noviembre de 1998, fue capaz de sostener durante dos días el
control del casco urbano de Mitú, capital del Vaupés . Hoy son un grupo
guerrillero replegado frente a un Estado a la ofensiva. Su fuerza armada está
reducida a una tercera parte y perdió a cinco de los siete del Secretariado de
finales de los 90: 'Tirofijo', 'Jojoy', 'Cano', 'Reyes' e 'Iván Ríos’. Es el
final de un momento triste en la historia del país", dice el padre Darío
Echeverry, uno de los voceros de la Iglesia en temas de paz. Y agrega que
finalmente parece que la guerrilla se percata de que el uso del secuestro le
dio ventajas militares, "pero le quitó toda legitimidad". Ayer
incluso, las Farc sorprendieron al país al entregar a los 10 uniformados en una
sola tanda, cuando habían anunciado dos entregas, que se prolongarían hasta
mañana. “
Sería bueno para la paz que la FARC cumpla con la palabra comprometida de no volver a
secuestrar. Colombia está permeada por todas las formas de violencia, el actual
gobierno tiene que redireccionar su agenda política y el papel del estado en el
conflicto. La agenda legislativa aprobada en estos dos últimos años va en esta
ruta. No será tarea fácil, pero esperamos algún día convivir civilizadamente.
La senadora Piedad Córdoba cumple con su tarea de mediadora, pese a toda la
oposición que le ronda y a los odios de un sector del país. Qué bien por los
muchachos liberados.