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viernes, noviembre 24, 2017

EL CONFLICTO ARMADO DE COLOMBIA DESDE LOS ANAQUELES Y LA MEMORIA

He venido trabajando desde hace seis meses la mayoría de informes presentados por “El centro de memoria Histórica”, fundación que desde hace muchos años hace un trabajo riguroso y serio de reconstrucción de la memoria histórica del conflicto armado en Colombia, tiene su propio grupo de investigadores, además se apoyan en la academia, han tenido el patrocinio permanente de organismos internacionales, en la red están a disposición una infinidad de documentos importantes, juiciosos, trabajos monumentales del conflicto desde la perspectiva de las víctimas, de los victimarios, del gobierno y de la propia subversión, hechos con todas las herramientas científicas disponibles, sustentados en estadísticas, apoyados en la memoria individual de las personas afectadas, hay mucho material que lo documenta, también están los relatos de aquellos que han sobrevivido a la tragedia de la violencia y el fuego cruzado, recurren para su elaboración a todos los archivos existentes disponibles y reconstruyen desde un investigación bien direccionada, no solo los grandes temas de nuestra atribulada realidad desde las ciencias humanas, sino todos aquellos hechos que han dejado alguna huella.  Siento que muchas personas hablan del conflicto y no lo conocen. En YOTUBE, hay infinidad de documentales que los exponen en un contexto amplio y polémico, pero que está a la mano de cualquier persona. Igual trabajo hacen infinidad de ONG, las universidades que tienen capítulos específicos en este Item. El CINEP y los trabajos desde el ministerio de gobierno y las diferentes secretarias municipales. Cito el tema, por qué en pleno desarrollo de implementación de los acuerdos de la Habana hay un efervescente debate con la aprobación de la JEP y la reforma política, que inexplicablemente fuera de la responsabilidad asumida por unos pocos actores, congresistas, hombres del gobierno, civiles y por su  puesto la academia, quienes están seriamente comprometidos con el proceso, lo conocen y lo han estudiado a cabalidad, excepciones sin lugar a dudas, la mayoría de colombianos no están informadas, peor, no les interesa, solo se mueven al ritmo de las redes sociales, manipuladas casi siempre, diría sin ambages, irresponsablemente.
El tema es importante, Colombia está definiendo su futuro. En las zonas donde más estaba recrudecido el conflicto, hay mucha paz y la gente vive de otra manera, pese a que el gobierno no ha atendido estas regiones y comunidades, ha dejado vastas zonas al garete de las Bacrim y del narcotráfico con las consecuencias que tal descuido trae y que desafortunamente se empiezan a sentir  de la peor manera.
La prensa debería estar más informada, dejar tanta noticia mediática y asumir informes serios, rigurosos, que sean una guía para la toma de decisiones del ciudadano común. Informar es de suma importancia en una democracia.

No es cierto que no haya estudios sobre nuestro conflicto. Muchos de calidad. Quien conoce su historia no la repetirá. Espero que el congreso no se inferior a sus responsabilidades y asume y apruebe el debate con absoluta diligencia.





miércoles, noviembre 15, 2017

LA MUERTE LO MÁS HUMANO E INHUMANO QUE NOS ACONTECE

Rosa Montero tiene una peculiar manera de ver la vida y la muerte, es un tema obsesivo en su obra. El tema de la muerte lo trata desde la visión de un androide en una de sus mejores obras y desde un personaje, Bruna, que al saber que va a morir, pues se le ha olvidado que es mortal, va contando los días que le quedan en medio de un yo inmenso, que lo abarca todo, se da cuenta que en dos parpadeos nos morimos, en dos parpadeos se morirá la próxima generación y en dos parpadeos seremos olvidados. Todo en medio de un mundo hermoso, una vida cargada de deseos y una conciencia universal que comprende trágicamente cuan pequeños somos. Traigo a colación el tema porque el sábado se cumplen dos años de la muerte de mi esposa Ana Isabel, todos los días desde que se fue, después de un cáncer lacerante que se la llevó sin ninguna licencia, pese a que he sabido lidiar con el dolor y la ausencia que me pesa mucho, nunca dejo de pensar en lo bella que es la vida y lo injusta al tiempo, paradoja que domina todo el espectro de nuestra existencia, tal vez porque no hemos comprendido la muerte como realidad inexorable de la que nunca escaparemos.  Heidegger trabajó este tema. Al tratar de responder este interrogante expreso como a priori la distinción entre el temor y el miedo”:  “El miedo encuentra su origen en algo externo. Siempre se tiene miedo de una persona o cosa determinada, no obstante solo un ser que se preocupe por su Ser puede sentir miedo. Al tener miedo el hombre se preocupa por su propio ser-en-el-mundo. El temor no encuentra su origen en un objeto determinado y definido. Lo que al hombre le inspira temor es el mundo como tal. En el temor el mundo se le aparece al hombre irremediablemente en toda su nada. Un mundo que es ajeno a él. En el temor el hombre se encuentra a sí mismo como un ser arrojado a un estado en el que no está a gusto, y si trata de escapar de este hecho duro, si se refugia en el ser uno-como-muchos (das Man), su ser, su existencia se vuelve inauténtica”. “El temor es lo que constituye el significado propio, genuino y auténtico del yo. En el derrumbamiento el hombre se escapa de sí mismo, de su ser auténticamente el mismo, en última instancia de su ser hombre. En el temor el hombre se enfrenta con su ser como proyecto inacabado, su ser como posibilidad. El hombre ejerce la ejecución de su propio ser, pero siendo un proyecto caído. Caído porque aún no adquirido perfecto dominio sobre sí mismo. El temor descubre en el hombre la posibilidad de ser proyecto, y esta posibilidad es la muerte. La muerte es entendida entonces como fin del ser potencial del hombre. La muerte es el fin de todo proyecto, o dicho de otra manera, todo proyecto se acaba con la muerte. Por consiguiente todo temor es temor a la muerte”[1].
En mi vida y en mi casa, que es como decir, en el universo de mi existencia, Ana está más presente que nunca. No solo es una guía constante de mis actos, desde el amplio espectro de lo que significó su vida, sus enseñanzas y por su puesto su partida, con este hecho entendí lo efímero que somos, no porque no lo supiera antes, sino porque no lo había asumido realmente, aprendí entonces  lo valioso que constituye  cada minuto de la existencia, como perdemos tiempo en cosas banales, la mayoría de veces la vida es una constante sumisión total a cosas que ni siquiera comprendemos. Heidegger precisa con absoluta contundencia: “Pero la muerte es parte constitutiva de la vida del ser del hombre. El hombre desde que nace comienza a morir, comienza a vivir con la muerte. Tan pronto como el hombre viene a la vida ya es lo suficientemente viejo para morir.  
La muerte no es, o no debe ser, un hecho vivido externamente sino que debe ser vivido como algo  intrínseco a la propia vida del hombre. Mas el hombre, en su cotidianeidad, en su praxis, es absorbido por el anonimato”.  Veo a mis hijos, con todo el potencial y la arrogancia que les brinda una juventud cargada de posibilidades y pienso en como los afectaría positivamente la partida de su madre…cómo dejar de ver este hecho como tragedia y en cambio asumirlo como una realidad que nos vívifica….apenas somos un soplo en el inmenso infinito de la existencia universal………Cada uno de nosotros debe entender que el tiempo es lo único que tenemos y como  lo enseñó Seneca en la “Brevedad de la vida”: “La mayor rémora de la vida es la espera del mañana y la pérdida del día de hoy”. No quiero estar triste en el día del aniversario de su muerte….pienso que su presencia es total…que el río de la vida debe continuar…y  pese a que la muerte está ahí…la vida es con lo único que contamos. Seneca también expresó: “La tristeza, aunque esté siempre justificada, muchas veces sólo es pereza. Nada necesita menos esfuerzo que estar triste”. Ahora,  en mis rutinas pienso en Ana como grata compañía…en las mañanas cuando despido a mis hijos digo: Soy Ana y Cesar……Cuando los espero en la noche con angustia por los temores que no avizoran los adolescentes, sufro en silencio y pienso: Estoy con Ana…Estamos esperando a los hijos… Siento su presencia..su fuerza, esta ahí, siempre a mi lado……Cuando hago algo en lo que se que no estaría de acuerdo, siento su mirada……Ahora, sabiendo lo implacable que es la muerte y lo corta que es la vida la pregunta es: Qué dejamos cuando nos vamos….cual es legado…Ana dejó tres hijos formados para la vida. Les enseñó una manera correcta de enfrentar la vida, de encararla sin mentiras, ellos son: Alegres, positivos, responsables………Están agradecidos con su legado, qué más le podemos pedir a la existencia, sino es otra que gozarse la vida…Ana llena siempre de luz y alegría este hogar…no la recordamos, la vivimos.









viernes, noviembre 03, 2017

LA IDEOLOGIA EN ESTOS TIEMPOS

Prevalece en estos tiempos un mundo cargado de tecnicismos y sentido práctico exacerbado, des-ideologizado,  descarta este componente, pese a que las ideologías constituyen el marco performativo inexorable que sustenta la acción política, dándole sentido a las practicas gubernamentales o  las oposiciones a estas; define las sociedades, en sus principios; al estado en su estructura, las relaciones de este con sus ciudadanos; la ideología parece no ser importante para la gente en general, para los mismos analistas y de hecho es de la mayor relevancia. Encontré un excelente ensayo al respecto que empieza con un cuestionamiento especifico: “La controversia sobre el contenido y la función de las ideologías acompaña a este concepto desde su nacimiento, habitualmente situado en el cambio del siglo XVIII al XIX (Knight 2006). El constructo se encuentra progresivamente desgastado, denostado y, a la vez, cíclicamente recuperado o dignificado, en una dialéctica que parece acompañarle de for­ma constante (Orjuela 2007; Ariño 1997; Eagleton 1997)”[1]. El libro: “Ideología” de Terry Eagleton está justificado de esta manera: ¿Cómo explicar este absurdo? ¿A qué es debido que en un mundo atormentado por conflictos ideológicos la noción misma de ideología se haya evaporado sin dejar huella en los escritos posmodernos y postestructuralistas?”. Cuando se habla del estado, de sociedad, de gobierno, nadie se preocupa por las configuraciones teóricas de carácter ideológico que lo hacen posible. He oído hablar de crisis de los partidos políticos y es poco lo que escucho sobre la estructura ideológica que los sustentan.
Eagleton tiene una hipótesis frente a esta crisis: “Muy brevemente, sostengo que tres doctrinas clave del pensamiento posmoderno han convergido en el descrédito del concepto clásico de ideología. La primera de estas doctrinas se basa en el rechazo de la noción de representación -de hecho, un rechazo de un modelo' empirista de representación, en el que con el desagüe del baño empirista se pierde, con la mayor indiferencia, el bebé representacíonal-. La segunda doctrina gira en torno a un escepticismo epistemológico, según el cual el acto mismo de identificar una forma de conciencia como ideológica entraña alguna noción insostenible de verdad absoluta. Considerando que esta última idea tiene pocos partidarios en la actualidad, la primera se desmoronará tras sus pasos. No podemos calificar a PoI Pot de fanático estalinista, ya que ello implicaría una certidumbre metafísica acerca de lo que supondría el no ser un fanático estalinista. La tercera doctrina atañe a una reformulación de las relaciones entre racionalidad, intereses y poder, de carácter más o menos neonietzscheano, según la cual se considera redundante el concepto de ideología sin más”[2]. Tal vez a estos componentes se le suma una monumental imposición de los tecnicismos de una sociedad de consumo que relativizo las ideologías, las convirtió en una mercancía más, como todas ellas, tiene un tiempo corto de vida, lo que es un exabrupto, pero cobra mucho sentido en la práctica actual. Manzano en su ensayo establece: “La controversia comienza en su propia de­finición, sobre la que no existe unanimidad. Y con­tinúa a través de discusiones que se establecen en torno a contemplar el concepto en la práctica, a considerarlo opcional o inevitable, a incluir sus efectos sociales y psicológicos, o a centrar la aten­ción en su relación con otros conceptos pertinentes para entender el comportamiento humano”.
Resulta necesario entonces recordar: “La ideología es un acompañante inevitable. El mundo es observado siguiendo algún marco perceptivo que organiza valores y facilita la comprensión. Con los términos de McCombs (1996), las personas necesi­tamos contar con algún sistema de orientación que nos permita pensar y actuar en el mundo, es decir que alimente la impresión de que sabemos cómo fun­ciona y qué hacer. Es más, generamos tal fidelidad y dependencia de estos sistemas organizados que para salvaguardarlos llegamos a admitir engaños y manipulaciones (Luhman 2005)”[3]. Parece no importar, fuera de la academia y algunos especialistas que siguen recabando en el tema, que es más importante de lo que se quiere admitir. El tema rebasa lo social, compete también al individuo: “El carácter inevitable de las ideologías se afianza también desde su relación con las identidades indi­viduales, de tal forma que la adscripción al marco forma parte de la construcción del Yo. No en vano, la ideología puede ser concebida como una narración sobre el mundo, mientras que la identidad es una narración sobre la propia persona, que cuenta a las demás y a sí misma (Saavedra 2007)”[4].
La ideología es aquello en que las personas creen, el contexto que lo cubre todo, sustentan el tipo de sociedad y estado en que viven y creen, los hombres mueren y viven por una ideología, estas constituyen motivo de la acción individual y política para refutar o imponer un modelo de sociedad, de gobierno y por lo tanto estado, de las grandes revoluciones que han trasformado el mundo.
Imposible dejarlas a un lado…tal vez se pueda ignorarlas, pero siempre estarán ahí, alimentando la súper-estructura del estado en todas sus variables y por tanto al sujeto.  






[1]
 Manzano-Arrondo, V. 2017. “Ideología y aversión ideológica”. Revista Internacional de Sociología 75 (3): e068. doi: http://dx.doi.org/10.3989/ris.2017.75.3.15.117

[3] Manzano-Arrondo, V. 2017. “Ideología y aversión ideológica”. Revista Internacional de Sociología 75 (3): e068. doi: http://dx.doi.org/10.3989/ris.2017.75.3.15.117

[4] Ibidem