La tragedia ocurrida en Italia donde
murieron ahogados más de doscientos emigrantes africanos demuestra la
incapacidad de Europa para asimilar una política coherente con la condición
humanística acorde con su formación histórica, de la cual alguna vez se
sintieron orgullosos, pero que parece no aplicar cuando se trata de reconocer a
los otros, esa parte de la humanidad que los apena y de la cual no se siente
parte, inclusive rechazan y han pretendido eliminar. Este es un planeta cargado
de inequidades e injusticias, que vive manipulado por élites indiferentes,
frías y ensimismadas en un consumo galopante, sin sentido, mientras media
humanidad se muere de sed y hambre a sus pies.
Del griego xenos −ajeno, extraño,
extranjero− y fobos −miedo, fobia, aversión, Al rechazo y/o discriminación del
que viene de fuera del grupo de pertenencia. “Esencialmente del grupo de
pertenencia nacional o nación lo llamamos xenofobia. Una de las formas más
frecuentes de xenofobia es aquella que se hace en función de la raza, y le
llamamos racismo”. El fenómeno de Europa es mucho más complejo. A sus atavismos
históricos se suma la incapacidad para solucionar sus propios problemas, la
radicalización de nacionalismos anacrónicos y una crisis económica que no
han podido superar y que ha servido para revivir antiguas radicalizaciones. Como si fuera
poco hay una proliferación y afianzamiento de grupos de derecha muy sólidos,
quienes han ganado mucha fuerza y expansión en los parlamentos nacionales y en
las instituciones de la unión europea.
España tiene responsabilidades
históricas al respecto. Pierre Vilar en su célebre historia de España escribía
“Tenemos el triste privilegio de comenzar en nuestro país con
el antisemitismo moderno que va paralelo al surgimiento de los
Estados Nación, como ya señaló Hannah Arendt en su -Historia
del Totalitarismo-. Durante los siglos XIV y XV "la influencia de
los judíos en las altas esferas, y el trabajo más humilde
de los artesanos y campesinos moros al servicio de los nobles
cristianos, excitan la envidia de las clases populares de estirpe
cristiana””. El orgullo de origen, de , compensa en los vencedores de
la Reconquista el temor de la superioridad material, demasiado sensible,
del vencido[iv]". “De esta manera, la política de
la España desde los Reyes Católicos hasta el emperador
Carlos V, al expulsar y perseguir a los intelectuales (los judíos) y
a los trabajadores (los moros) se quedó poblada por los brutos, de quienes
descendemos en nuestra peor parte. Tras las matanzas de judíos del siglo XIV,
acusados, entre otras cosas, de provocar la peste, la ortodoxia
católica iba a vertebrar la línea de depuración de judíos, mozárabes y
mudéjares, con la creación de su brazo armado, la Inquisición o Santo Oficio,
en 1478, llegándose al decreto de expulsión de los judíos en 1492 por los
Reyes Católicos. Era éste el surgimiento del país más reaccionario,
conservador y arcaico de todo el continente europeo, líder de la Contrareforma y
anclado en medievalismos que perduran, aún insuperados, siendo una de sus
últimas grandes manifestaciones la dictadura del sublevado general Franco.
Decir que pese a todo pudo haber brotes de creatividad y mestizaje es
una verdad que no ayuda mucho. Lo mejor de los habitantes de la Península
Ibérica, sus legados árabe y judío, junto al greco-romano y a su
diversidad lingüístico-cultural, no desaparecieron nunca, cierto, pero tampoco
nunca han dejado de ser perseguidos por fuerzas reaccionarias antagónicas que
han procurado, sin cesar, su erradicación”.
Cada país, carga con un peso
histórico similar. Francia, Alemania por su puesto y lo más emblemático
de la unión que son los países del norte. Es difícil esperar de la gente del
común una actitud diferente cuando las propias autoridades y las elites
incentivan un odio hacía el extranjero pese a que, siempre han vivido del mismo
o a través de saqueo y la explotación o de la manipulación, algo deberían
empezar a pagar a favor de los pueblos del mal llamado tercer mundo.