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domingo, mayo 27, 2012

EL FENOMENO DE LAS DROGAS Y LA SERIE SOBRE PABLO ESCOBAR


Alguna vez comente en articulo la importancia de las series de televisión a propósito de un artículo de Alex Martínez Roig en el “País”  de España, quien escribía: “Escritores como Carlos Ruiz Zafón, Juan José Millás, o incluso George Steiner en una reciente entrevista en El País Semanal, coinciden en que si Shakespeare viviera hoy estaría escribiendo guiones para series de televisión”. La categoría del guion como género literario, no ha tenido para muchos críticos importancia alguna, ya es hora de asumir reconocimientos al respecto, pues el mismo es parte incuestionable de nuestra realidad, se nos ha metido en la casa y resulta imprescindible estudiarlo con sumo cuidado. El articulo de Martínez es categórico: “"Gente como Aaron Sorkin (El ala oeste de la Casa Blanca), David Chase (Los Soprano), Alan Ball (A dos metros bajo tierra y True Blood), David Milch (Deadwood), David Shore (House) probablemente producen, mal que les pese a muchos, buena parte de la mejor narrativa que se hace en el mundo".

Mañana se extrena en la Televisión Colombiana  una nueva serie sobre Pablo Escobar quien es el capo más famoso en la trágica historia del narcotrafico.  Se vende como documental, pero está hecha por capítulos y con el formato de las series, desde el libreto, los tiempos, el tic de este tipo de producción y por su puesto filmado con técnicas de cine.  Pablo Escobar despierta muchas heridas y revive una época aciaga de la ciudad de Medellín y Colombia que paradójicamente no se ha superado un milímetro, pues el negocio nefasto del narcotráfico sigue vigente y hoy está lleno de nuevas aristas aun más peligrosas socialmente hablando.

Esta serie debería empezar desde el levantamiento de Viet Minh tras la segunda guerra mundial, cuando Francia pierde la joya de la corona y acepta la soberanía en dos estados que significó la separación de Vietnam.  Los americanos apoyaron a los nacionalistas del sur, quienes derrocaron al emperador Bao Dai, quien era el mayor traficante de opio, quienes lo destronaron, Ngo Dinh diem y Van Minh, heredaron todo su poder incluida la riqueza sobre el opio.  En 1968 el sesenta por ciento de los soldados en Vietnam consumía marihuana y un porcentaje suplementario, heroína.

Esta guerra fue financiada con el trafico del opio, con la Cia como principal protagonista, en aviones de la fuerza Norteamericana, llamadas Air Opium, durante más de cuatro años. Kennedy aprobó detener sus vuelos, pero el viaje  del opio se le había metido a la juventud del país del norte masivamente gracias a la guerra del Vietnam, el Hipismo y la riqueza excesiva de una nación que encontró en la traba la mejor forma de sobre llevar sus traumas. Sobra decir que los Gringos aun no salen de este viaje, les encanta.
La marihuana punto Rojo de la sierra nevada de Santa Marta de Colombia adquirió una fama inusitada y desde los años sesenta el narcotráfico fue una industria. Primero de la clase rica y los dirigentes de este país, con la complicidad de los bancos, los notarios y después de los narcotraficantes y los carteles.
¿Cómo se contará esta historia del capo. Es un misterio. Hay un fenómeno, las historias son como se cuentan, no como sucedieron. Cada uno cuenta la propia. La historia de la Droga en Colombia ha sido investigada con mucha seriedad por las universidades, la academia, las ONG, pero poco se conocen y estudian estos textos. Seguramente en un artículo posterior comentare después de verla como me ha parecido, pero de hecho la juventud actualmente, solo tiene la idea del narcotráfico que le ha vendido la televisión en los últimos años. Esta serie se agrega a muchas  novelas y documentales sobre el tema. amanecerá y veremos. 


lunes, mayo 21, 2012

EL MARXISMO Y LA CRISIS DEL CAPITALISMO




El apetito voraz del capitalismo terminará por cavar su propia tumba decía Carlos Marx.  El primer libro del Capital, que es el único que se publicó en vida, realiza un sustantivo análisis sobre la mercancía. Es necesario retomarlo, pues sobra decir que hoy: Todo es mercancía, absolutamente todo. Toda mercancía tiene un valor de uso y del valor de cambio.  Una cosa vale de acuerdo al tiempo necesario para producirlo, se necesita el capital y la fuerza de trabajo. Esto que parece tan simple no lo es. El valor de la fuerza de trabajo es equivalente a todo lo necesario para mantener la fuerza de trabajo, ósea aquel para que el asalariada vuelva siempre al trabajo. Habló de igual manera de fetichismo de la mercancía, otro de sus grandes aportes, las mercancías encubren las condiciones de su producción, que casi siempre son de explotación. Aparece otro concepto vital: la plusvalía. Mi profesor  la definía de manera muy simple: es el trabajo no remunerado del trabajador, es aquel que queda en manos del capitalista. Así resolvía Marx lo referente a la mercancía. Otro capítulo a tener en cuenta para entender la vigencia de su pensamiento es aquel sobre la acumulación del capital. El capítulo 24 del primer tomo, que es uno de los más bellos textos de teoría económica. El capitalista, quien ha logrado acumular grandes sumas de dinero, para decirlo coloquialmente, es dueño de los medios de producción o del dinero a carta cabal. Marx expresaba que esta acumulación   se hizo saqueando a la humanidad: “El capital viene al mundo chorreando lodo y sangre”, acompañado de rapiña, piratería y explotación.  En realidad, la gran revolución industrial se logró con la riqueza del continente americano, esto está descontado y sabemos cómo fue que se llevaron estas riquezas. Pero cuál es la mercancía más importante, la sangre del sistema: El dinero.

Hoy el dinero está en muy pocas manos. La explotación pervive con más agudeza que nunca. Cómo viven los asalariados, en un mundo, que nunca lo imaginó Marx, soportado en la más grande revolución tecnológica que se haya tenido en la historia, donde la explotación ha adquirido un grado de sutileza imperceptible y cruel, pero lleno de fetiches y de  alienación , sublimizada por el consumo y los imaginarios vendidos por la publicidad y el cine. Estamos falsamente alucinados, somos carne de cañón.
El peor sufrimiento lo lleva el planeta, que esta saqueado en todo sentido. El capitalismo está sustentado en el consumo, el crecimiento constante y el comercio global.  Lo que nadie esperaba es que la consolidación de las democracias liberales, el estado bienestar, terminaran cediendo a las presiones del mercado, al capitalismo salvaje, que todo lo puede y al Darwinismo económico. Es imposible lidiar con la ley del más fuerte, del mercado voraz, para decirlo técnicamente. Sebreli cita a  Keynes frente a la crisis del estado bienestar, quien decía enfáticamente: “ El problema político de la humanidad es combinar tres cosas: la eficiencia económica, la justicia social y la libertad individual”. Ninguna por supuesto es respetada actualmente.

Agrega adelante el artículo: “Queda una duda: saber si el bienestar económico de los países avanzados fue obra del keynesianismo o la expresión de la extraordinaria prosperidad de posguerra. La duda se acrecentó cuando pudo observarse, a partir de la crisis del petróleo en la década del 70, que el modelo keynesiano también tenía sus lados débiles. La política del bienestar provocaba, a la larga, inflación, déficit fiscal, burocratización excesiva del Estado, trabajo caro e ineficiente y el cansancio de las clases medias que pagaban impuestos para mantener a los desocupados. El keynesianismo había sido un modelo eficaz para salir de la depresión; en cambio, encontraba sus límites frente a la inflación que las deformaciones de sus propias propuestas habían provocado”.
La crisis de Europa y del mundo ha dejado una gran parte de la población sin posibilidades para sobrevivir, los países están sobre-endeudados, los bancos al borde de la quiebra, el consumo se ha disminuido y el desempleo es galopante. Lo peor el mundo está en mano de unos pocos, hay una veintena de  hombres con más dinero que cualquiera de muchas naciones.
Adolfo Sánchez Vásquez recibiendo el Honoris Causa con respecto a la vigencia del pensamiento Marxista decía: Algunas de la tesis básica que están vigentes en Marx: “Tales son, para dar sólo unos cuantos ejemplos, las relativas a la naturaleza explotadora, depredadora, del capitalismo; a los conceptos de clase, división social clasista y lucha de clases; a la expansión creciente e ilimitada del capital que, en nuestros días, prueba fehacientemente la globalización del capital financiero; al carácter de clase del Estado; a la mercantilización avasallante de toda forma de producción material y espiritual; a la enajenación que alcanza hoy a todas las formas de relación humana: en la producción, en el consumo, en los medios masivos de comunicación, etcétera, etcétera”.
Sobra decir también que muchas de las tesis de Marx perdieron totalmente sentido y se equivoco en muchas de sus profecías y teorías, pero es un hecho, que nadie conoció y estudio mejor el capitalismo en todas su estructura y contradicciones que este pensador alemán y que la crisis actual del capitalismos se comprende a partir de sus textos y teorías, se descifra para decirlo mejor, por ello es pertinente volverse a estudiar cuidadosamente. Adolfo Sánchez expresó algo que me sirve de remate a este pesado artículo:
En suma, el marxismo como teoría sigue en pie, pero a condición de que, de acuerdo con el movimiento de lo real, mantenga sus tesis básicas -aunque no todas-, revise o ajuste otras y abandone aquéllas que tienen que dejar paso a otras nuevas para no quedar a la zaga de la realidad. O sea, en la marcha para la necesaria transformación del mundo existente, hay que partir de Marx para desarrollar y enriquecer su teoría, aunque en el camino haya que dejar, a veces, al propio Marx.
Otra gran enseñanza de Marx fue: Es necesario disentir en aquellos aspectos que nos afectan, es un derecho.






domingo, mayo 20, 2012

LA DECADENCIA DE EUROPA


Reproduzco este artículo publicado en el 2010 en el ABC de España, escrito por José María Carrascal, por tener una vigencia absoluta frente a la crisis que vive Europa y que expresa el estado inercial del continente, para no hablar de sus lideres, que sería más justo, quienes no asumen el problema con la entereza que amerita.

Desde que hace casi un siglo Spengler nos hizo el poco apetitoso regalo de «La decadencia de Occidente», viene hablándose del ocaso europeo, ya que Europa y Occidente han marchado juntos como hermanos siameses, en lo que puede estar una de las confusiones, como veremos luego.

Esta vez, sin embargo, parece ir de veras. Son demasiados fracasos los que acumula una Europa que creía haber surgido de sus cenizas y aprendido de sus errores, para no volver a cometerlos uniendo a sus pueblos y creando una supernación al estilo de las más grandes, con un nivel de vida que fuera la envidia de todos. Pero no ha sido capaz de afrontar los desafíos que se le presentaron. Uno de sus polvorines, los Balcanes, volvió a estallar, teniendo que ser los norteamericanos quienes vinieran a apagarlo. Luego, ha sido la Cumbre del Clima en Copenhague donde, ante la cacofonía europea, norteamericanos y chinos tomaron por su cuenta las magras conclusiones alcanzadas. Y ahora es la crisis económica la que deja al descubierto lo frágil de una comunidad incapaz de tomar decisiones incluso cuando ve amenazada la joya de su corona, el euro, con una Alemania que dice a los demás que no gasten tanto y el resto diciendo a Alemania que gaste más. Sin ponerse de acuerdo.

¿Hemos ido demasiado deprisa? ¿Hemos creado una moneda común sin haber creado antes unas finanzas y una política económica comunes? ¿O es, sencillamente, que, tal como está diseñada, la Europa Unida lleva en sí el germen de su propia destrucción, esas naciones incapaces de unirse, como ocurrió en su día a las ciudades griegas? Están corriendo ríos de tinta sobre el asunto, al irnos en él la existencia, sin que se haya aclarado la cosa. Aportemos nuestro grano de arena.

Cuando uno vuelve la vista atrás y contempla la Historia de Europa, no sale de su asombro. Es la historia más fantástica que existe. Esta península de Asia, pues no es otra cosa, se ha forjado combatiendo contra su continente matriz. Y venciéndolo. Europa nace en Grecia, durante las Guerras Médicas. Es Leónidas en las Termópilas y Temístocles en Salamina. Es la razón frente al dogma, el individuo frente a la masa, la imaginación frente al hábito. Derrotado el gigante asiático, pueden florecer el teatro y la democracia, la geometría y la filosofía, la medicina y la historia como ciencias, no como mitos. Desde entonces, Europa no ha dejado de ser la protagonista de la Historia Universal, con Roma, el cristianismo, los descubrimientos, los imperios, las revoluciones de todo tipo, políticas, industriales, científicas, artísticas, económicas. Y las guerras, guerras de todas las clases y tamaños, grandes y pequeñas, civiles y entre estados, hasta llegar, ya en el siglo XX, a la llamada Guerra Europea y más tarde a la Mundial, que dejó Europa no sólo en ruinas, sino también exhausta, hasta el punto de que los vencedores fueron dos potencias extraeuropeas, los Estados Unidos y la Unión Soviética, que se la repartieron. Menos mal que unos europeos de la mejor estirpe decidieron crear un gran estado, no bajo la hegemonía de uno de ellos, como hasta entonces se había pretendido sin conseguirlo -Carlos V, Napoleón, Hitler-, sino con el concurso de todos. Y lo lograron. Lo lograron hasta el punto de convertirse en la admiración del mundo y en la envidia de las superpotencias, una de las cuales se desplomó en el pulso que mantenían, soltando la mitad de Europa que ocupaba y permitiendo a ésta completarse.

Pero que las cosas no eran tan bellas como parecían se demostró a partir de esta segunda etapa. Mientras eran seis, doce, los países que la formaban, de muy parecido nivel y características, la unión funcionó. Pero a medida que se ampliaba, empezaron a surgir grietas, cada vez mayores, que no sabemos si acabarán rompiéndola o podrán cerrarse. Es el momento en que nos encontramos.

¿Está Europa condenada a desaparecer como protagonista de la Historia? La ley que rige ésta -ascensión, cumbre, decadencia- así lo apunta, aunque a lo largo de veintiséis siglos Europa ha demostrado tener una «mala salud de hierro», sobreviviendo a todas sus desgracias internas y externas, guerras de hasta cien años e invasiones de todo tipo. Hay, sin embargo, datos más alarmantes que el simple empirismo histórico. Pueblos y naciones en decadencia presentan tres síntomas comunes:

-El descenso de la natalidad, con el consiguiente envejecimiento y el peligro de la extinción a largo plazo.

-La eliminación del servicio de las armas. Comenzó siendo éste un privilegio. En Grecia, sólo podían llevar armas los ciudadanos. Los viejos romanos araban con la espada al cinto, para asistir luego al Capitolio. Sólo en la decadencia encargaron a los bárbaros romanizados su defensa frente a los sólo bárbaros, y ocurrió lo que tenía que ocurrir. Suele olvidarse también que el servicio militar obligatorio fue instituido por la Revolución Francesa, no como deber, sino como derecho ciudadano. Eliminándolo, se ha cerrado el mayor lugar de encuentro de todas las clases sociales de un país.

-Por último, la creación de una sociedad de ocio, donde la diversión y la molicie son más importantes que el trabajo o el estudio. El «pan y circo» de los romanos.

Esas tres condiciones se dan en la Europa actual. Abrigada por una seguridad social que cubre desde la infancia a la vejez, en enfermedades y entretenimiento, ha creado un Estado del Bienestar que, al tiempo que atrae como moscas a la miel a gentes de todos los lugares, quita a sus habitantes todo afán de riesgo, mejora e incluso trabajo, que se deja a los inmigrantes siempre que se puede. Los síntomas no pueden ser peores.

Pero que Europa decaiga no significa que Occidente lo haga. A diferencia de otras culturas -la china, la india, la islámica-, estrechamente ligadas a un pueblo o religión y cerradas a toda influencia ajena, la cultura occidental no sólo es abierta, sino que es capaz de asimilar cuanto le parece interesante fuera de ella, con un estómago de avestruz y una rapacidad de fiera, y así la hemos visto hacer suyos el yoga oriental, las máscaras africanas y los ritmos caribeños. Crece, vive, se transforma, lo que es la clave de su supervivencia.

Otra de sus características es la facultad de trasmigración. Al no fundarse en una raza ni en un dogma, sino en valores -«el hombre es la medida de todas las cosas» y «sólo sé que no sé nada» son los básicos-, todo el que los adopte será occidental, no importa dónde ni el grupo étnico en que ha nacido. Es como la cultura que nació en Grecia, emigró a Roma, para ir saltando de país en país europeo, cuando el anterior agotaba su ciclo histórico, y se encuentra hoy mejor representada en Estados Unidos que en ningún otro. Allí al menos se cultivan como en ninguna parte la ciencia y el arte que nacieron hace 26 siglos en Grecia, y gracias a ellos la democracia ha sobrevivido en el mundo.

El problema es: ¿qué ocurrirá cuando los Estados Unidos cumplan su ciclo histórico, como lo cumplieron Francia, Alemania, Inglaterra? ¿Quién cogerá la antorcha de la cultura occidental? ¿La veremos dar otro gran salto oceánico y aparecer en Asia, en China o India, completando así su circunvalación terrestre?

No lo sabemos. Lo único que sabemos es que los próximos occidentales vendrán a Europa como vienen hoy los norteamericanos o como los romanos iban a Grecia: a contemplar la cuna de su cultura, llena de ruinas resplandecientes, de pueblos escépticos y de países sin pulso.





viernes, mayo 11, 2012

SOCIOLOGIA DE LA PROSTITUCION


No es casual cuando se define a la prostitución como la profesión más antigua de la humanidad. Siempre ha existido una especie de maniqueísmo sobre este  tema, pues suele asumirse desde ópticas moralistas que desvían la discusión de los aspectos esenciales que encubre este oficio tan complejo.  Colombia, desde hace más de un mes vive un escándalo por un suceso desafortunado entre unas prostitutas criollas y el cuerpo de seguridad del presidente Obama, que ha servido para que sirios y troyanos especulen alrededor del hecho, le saquen todo el jugo posible, sobre todo la prensa de farándula y se estigmatice  a las prostitutas  como víctimas de la sociedad.

Por encima de las organizaciones criminales, del trato de blancas, de la prostitución infantil, que es un oprobio, existen mujeres que ejercen el oficio por voluntad propia y esperan que se les  respete su decisión y nunca muestran objeción por que el estado las regule en aquellos aspectos necesarios: Salubridad, convivencia, seguridad..Etc, etc.

Muchas personas venden la fuerza bruta, su capacidad creativa, su inteligencia, para empresas que nos llenarían de pena. Hay científicos trabajando en armamento, médicos en actividades lucrativas en contra de los principios mínimos de su profesión, ingenieros militares solo pensando en crear instrumentos de muerte y también caballeros,  mujeres que venden su fuerza erótica, su capacidad de seducción, sus artes amatorias. El paralelo nos permite develar la opacidad con que se trata el tema la mayoría de las veces.

Francia fue el primer  país en legislar seriamente sobre el oficio. La mayoría de los países sustentaron su regulación en la presunción de que la prostitución es un fenómeno imposible de eliminar e incluso útil para satisfacer las tensiones sexuales, sobre todo las masculinas, mecanismo para poner freno al libertinaje más evidente y un dique a la difusión de las enfermedades venéreas. Otros, como Holanda han aceptado el fenómeno desde un perspectiva más amplia, ósea aceptando con absoluta convicción, que es un oficio legitimo y por lo tanto, como todos los trabajos, exige un marco legal.

La corte constitucional  Colombiana tiene sentencias memorables sobre el tema. Un juez  de la ciudad de Pereira, considero legítimas unas cuentas presentadas por una prostituta de un cliente que no pago sus servicios. Consideró que debería pagársele por los servicios prestados.

Existe de igual manera esa otra realidad: “La prostitución es un proceso de dominación y explotación,  es una empresa económica y social, y cuando se convierten una empresa criminal, la explotación adquiere connotaciones muy peligrosas e inhumanas. Sobra decir que también es un fenómeno de comercio sexual históricamente organizado, creado, reprimido y explotado por la delincuencia organizada". Es una realidad cruel, pero para nada niega, que también es un oficio legítimo, hay quienes la aceptan, viven de la misma y se sienten bien en lo que hacen.

La historia de la sexualidad debe mirarse sin los encubrimientos que la someten los poderes instaurados nos dice Foucault. “No es posible realizar un acercamiento comprensivo de fenómenos sumamente complejos como la prostitución,  sin tomar en cuenta la complejidad de los fenómenos sociales, en especial de la misma sexualidad. Pero es preciso distinguirlas desde el comienzo para no condenarlas de igual manera como atentados al bien social y moral.” La sociedad excesivamente patriarcal, ha sido un factor determinante, los problemas de género y aquellos matices fundamentales del rol femenino en las sociedades, que es otra historia trágica y de sometimientos.

El tema da para largo, pero el escándalo que viven los cuerpos de seguridad del presidente Obama, el trato moralista de la sociedad fundamentalista americana y la ausencia de una óptica contextual, en este hecho demuestra hasta donde llega el desconocimiento sobre el tema.