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lunes, octubre 19, 2009

CLAUDIA LOPEZ Y EL PERIDIDICO EL TIEMPO
Recuerdo fielmente la controversia entre el tiempo y el humorista Klim a propósito de sus columnas contra un presidente muy afín a la casa editorial del “El tiempo “, hace más de veinte años, que terminó con la salida del humorista y la apertura de un debate sobre las intricadas relaciones entre la libertad de prensa y los posibles excesos en que pueden incurrir algunos columnistas, quienes indudablemente tienen responsabilidades frente al ejercicio. Es un hecho que en el caso de Lucas Caballero Calderón, la casa del Tiempo, no respetó la libre expresión y utilizó el poder de propiedad del medio para coartar el ejercicio periodístico. Daniel Samper Pizano en su columna de este domingo, escribe que el caso es bien diferente, pero creó que en el fondo el debate es el mismo. Claudia López columnista del tiempo deja ver en su último escrito un desacuerdo por la desproporción en el tratamiento de dos temas delicados del periódico, entre los falsos positivos y la relación directa con Juan Manuel Santos y el trato al escándalo ahorro ingreso seguro y la relación con el ex ministro Andrés Arias. Algo es absolutamente cierto, los juicios emitidos por Claudia López, representaban un rompimiento con el periódico, no se puede estar en una casa Editorial, con la cual está en total desacuerdo, por principios, visto de esta manera, el escrito constituye una tacita renuncia. El periódico al unisonó con la aparición de la edición, contesta en los comentarios y de manera unilateral, que entiende la posicion de Claudia como una renuncia, ósea cierra el vinculo y le cierra las puertas a la periodista. Esta reacción fue apresurada. Previa esta aclaración es definitivo dejar en claro que los medios escritos hoy son verdaderos Holding, que responden a presiones del mercado y una competencia muy fuerte, que lo obligan a expandir sus negocios, pues sino lo hacen, están condenados a desaparecer, como de hecho a sucedido con grandes periódicos en el mundo, igualmente tienen presiones políticas muy complicadas, por lo que difícilmente serán independientes. La casa editorial el tiempo, tiene demasiados intereses económicos en este país que hacen difícil su papel como medio de acuerdo al canon, más cuando tiene dos personas tan cercanas en la política lo que termina por minar su independencia, aun asi, es un hecho que sus columnistas gozan de alguna independencia, siempre y cuando halla un mínimo de correspondencia entre las partes. El debate queda abierto, pero hoy existe una presión grave de algunos medios cercanos al gobierno, por ejemplo el periódico el “Colombiano” de Medellín se ha sesgado y todo el que escriba en contra del actual gobierno termina saliendo de sus paginas editoriales, lo que dice mucho de la libertad de expresión, pues los dueños de los periódicos en Colombia son los mismos y nadie podrá negar que están más cercanos al poder que nunca. El debate está sobre la palestra. Amanecerá y veremos.

lunes, octubre 12, 2009

SILVIA GALVIS
Casi siempre los hijos de la clase privilegiada de este país terminan empalagados en las mieles del poder heredado, venga de donde venga y actúan de acuerdo a sus intereses, pocos han renunciado a sus privilegios y más bien con cierta ortodoxia suelen acomodarse muy dignamente a usufructuar lo recibido. Silvia Galvis es una excepción de la encopetada sociedad Colombiana, alimentada de una fauna específica de reyezuelos. Hija de uno de los hombres más poderosos del oriente Colombiano, dueño del principal periódico de la región y político liberal de mucho peso, enarboló siempre la verdad como sustrato a toda su labor periodística e investigativa, por encima de los compromisos de la familia.
Nació en Bucaramanga el 24 de noviembre de 1945. Fue la tercera hija de Alejandro Galvis Galvis y Alicia Ramírez de Galvis. Estudió y se graduó de bachiller en el Colegio de La Presentación.
Fue destacada estudiante en la secundaria. Cursó estudios superiores de Ciencia Política en la Universidad de los Andes y posteriormente realizó estudios de idiomas en Estados Unidos y Alemania. Durante un largo lapso estuvo radicada en Bogotá y frecuentemente viajaba a Washington, Estados Unidos, en donde la Biblioteca del Congreso de ese país era su más confiable fuente de investigación para posteriormente escribir sus libros.
Inició su vinculación a Vanguardia Liberal como periodista en 1980, creando el departamento investigativo, trabajo que asumió con total entereza, como que le apasionaba luchar contra la corrupción reinante en el país. Fueron sus primeros colaboradores los doctores Eduardo Durán Gómez y José Luis Ramírez León con quienes desarrolló un trabajo sobresaliente, que le valió recibir una mención especial por periodismo investigativo del Premio Nacional Simón Bolívar el 13 de noviembre de 1982. Desde 1979 mantenía su columna “Vía Libre” que fue la más leída del diario en su época y en la cual con gran valentía y sin tapujos, ni censura llamaba a las cosas por su nombre y sin ninguna claudicación enfrentó siempre todos los problemas de corrupción, de protección de los derechos humanos y de defensa de la comunidad santandereana.
Hay una anécdota que la describe de cuerpo entero: había publicado ese día su acostumbrada columna “Vía Libre”, en el periódico vanguardia Liberal de Bucaramanga, en la que se refería a la familia López y su controvertido proyecto textilero, así como la carretera que coincidencialmente atravesaría la finca La Libertad en los Llanos Orientales.
Su padre, el ministro de Estado y patricio liberal, Alejandro Galvis Galvis, se le acercó indispuesto por el tratamiento que su hija le estaba dando a la familia presidencial e intentando que variara de parecer, pero ella le respondió: “Más bien usted tiene que cambiar de amigos”.
Como escritora e historiadora le deja a Colombia y América Latina una extensa obra en la que destaca su pluma y su capacidad como investigadora. Algunas de sus obras son:
¡Viva Cristo Rey! (1991). Vida mía (1994). Sabor a mí (1995). Los García Márquez (1996). De la caída de un ángel puro por culpa de un beso apasionado (1997). De parte de los infieles (2001). Soledad, conspiraciones y suspiros (2002). La mujer que sabía demasiado (2006).
Acaba de ser publicada su última novela, “un mal asunto”, que levantará mucha polvoreda, pues devela verdades del proceso ocho mil aun no narrados.
Personalmente me parece que “Colombia Nazi” Es un icono en materia de investigación, su lectura sería recomendable para unos cuantos amigos, aun acostumbrados a una historia épica que encubre escándalos y engalana a prohombres que no aguantan otra mirada, no tan ortodoxa y clerical de sus actuaciones. Como siempre el mejor homenaje es volver a sus textos.

sábado, octubre 03, 2009

LA JUSTICIA ALTERNATIVA EN COLOMBIA

La justicia alternativa constituye un mecanismo extraordinario para dirimir conflictos en la sociedad, que a la vez de construir canales de resolución rápida y directa, ayuda a recomponer el tejido social y disminuye la impunidad reinante producto de la ineficiencia del sistema. De hecho nuestro país contempla muchos de estos mecanismos en su legislación. Paradojicamente en Colombia se ha venido imponiendo un tipo de justica alternativa peligrosa y nefasta, que la puede llevar a una ruptura del tejido social urbano en sus principales capitales, con consecuencias muy graves desde lo social, se llaman las oficinas de cobro. Tratare de explicar sus orígenes y el contexto de la actual problemática. Con la aparición de los grupos armados y el aparato militar montado por el narcotráfico y el surgimiento de los paramilitares entre el año setenta y cinco del siglo pasado y el 2000, las ciudades fueron tomadas lentamente por estas organizaciones por fuera de la ley, quienes con el tiempo terminaron convirtiéndose en dueños de la seguridad, del espacio y paulatinamente de algunos conflictos barriales menores, hasta llegar a una situación aberrante y peligrosa para las ciudades por razones que expondré adelante. El caso de Medellín es el más paradigmático, la ONG “Ideas para la paz “, presentó un informe absolutamente esclarecedor sobre el tema que nos puede servir de guía en este articulo. El informe comienza con una sentencia que expresa la intensidad de la problemática: “No existe en Colombia una experiencia de paramilitarismo urbano semejante a la de Medellín. Y al mismo tiempo no existe en el país, a nivel municipal, un esfuerzo tan explícito y comprometido de construir un programa de reintegración para la población desmovilizada como el Programa de Paz y Reconciliación: Regreso a la Legalidad (PPR) desarrollado por la Alcaldía de Medellín desde 2004.” Hoy este esfuerzo parece perderse ante la gravedad de los hechos que ocurren en la ciudad. La ciudad esta tomada por el sicariato y las oficinas de cobro. Hay una guerra entre oficinas y combos por obtener el poder frente a la extradición de los capos. Pero el fenómeno no se puede entender solo por sus efectos nefastos, se requiere mirar el contexto que le dio origen. Dice el informe citado: “El origen del fenómeno paramilitar en Medellín se encuentra en los desarrollos y desenlaces que tuvo la guerra del Estado contra el Cartel de Medellín liderado por Pablo Escobar. Dicha confrontación produjo una de las etapas más sangrientas de la historia del país conocida como la época del Narcoterrorismo (1988–1993). Esta dejó una huella aún hoy perceptible en la evolución política y social de Medellín. El papel de la organización denominada los Pepes (Perseguidos por Pablo Escobar) en la caída de Pablo Escobar es todavía hoy un tema sobre el cual no existe consenso. Para algunos sectores de opinión, la participación de la delincuencia organizada en la persecución de Escobar fue la piedra de toque de su caída; para otros, el mérito es atribuible al trabajo de las autoridades colombianas, y particularmente, al denominado Bloque de Búsqueda, creado a raíz de la fuga del capo de la Cárcel de la Catedral12 en 199213.” Adelante agrega el informe : “Para efectos de entender la situación de Medellín después de 1993, año de la muerte de Escobar, es necesario recordar que el jefe del Cartel de Medellín se ganó la enemistad de algunos de sus antiguos socios, quienes aportaron información y apoyo para lograr que cayera. Tales antagonistas se coaligaron con otros viejos enemigos del gran capo. Entre ellos estuvieron el Cartel del Norte del Valle, el Cartel de Cali y las Autodefensas Campesinas de Córdoba y Urabá (ACCU), éstas últimas dirigidas a la sazón por los hermanos Fidel y Carlos Castaño. De esa particular alianza surgiría la estructura de poder que habría de sustituir la hegemonía que ostentó el Cartel de Medellín en el mundo del narcotráfico y la delincuencia organizada en esa ciudad. El gran ganador fue Diego Murillo Bejarano, alias “Don Berna”14, quien pasó a controlar la llamada “Oficina de Envigado” y en consecuencia el grueso del narcotráfico. Este personaje, originario de la ciudad de Cartago, Valle, empezó siendo miembro de una disidencia del Ejército Popular de Liberación (EPL) en el Norte del Valle, pero se convirtió en guardaespaldas y hombre de confianza de uno de los principales narcotraficantes del Cartel de Medellín. Su jefe, conocido como El “Negro” Galeano, fue precisamente uno de los socios de Pablo Escobar asesinado a raíz de las purgas que éste dirigió desde la Cárcel de la Catedral, cuando sintió que su poder era desafiado. “Don Berna” al parecer se libró por casualidad de sufrir la misma suerte pues no acompañó a su jefe a la cita fatídica en La Catedral. Posicionado don Berna junto con otro narcotraficante, Gustavo Upegui, como heredero de lo que quedaba de la organización del Cartel de Medellín, “Don Berna” se limitó a aplicar el sistema que había diseñado Escobar para garantizar el siempre incierto cumplimiento de contratos entre narcotraficantes. Además, ofrecía una modalidad de servicio de seguro para proteger a los narcotraficantes de las pérdidas debidas a la caída de los cargamentos de droga que se enviaban a los mercados consumidores. Por lo primero obtenía un reconocimiento del 30% del valor involucrado en las disputas, por lo segundo debía obtener una jugosa prima de seguros”.
Con el tiempo estas oficinas crearon una verdadera justicia alternativa con servicios directos para quien los necesitará a la vez que se fueron tomando la segurida y el espacio de grandes sectores de la ciudad. Dependia de una organizacion jerarquíca, fianciada por el narcotrafico y apoyada en su aparato militar. Estas oficinas actuaban como agentes de cobro de deudas, dirimían conflictos e incluso rescataban algunas personas de la mano de la delincuencia común. Con la extradicion de los capos, se salieron de madre. Es un hecho que la sociedad tiene su cuota de responsabilidad pues fue cediendo en sus reservas morales y paulatinamente les entregó a estos agentes fueros que no correspondían. Hoy, en plena crísis económica, la ciudad esta tomada por mil oficinas de este tipo, quien tenga un fierro, como suelen decir, sale a prestar el servicio: intimida, oprime, apreta, amenaza y mata, la fuerza pública es inferior al reto y la alcaldía parece no tener políticas. Muchas persona de bien aceptaron la gestion de estas oficinas y terminaron entregándoles los cobros de sus deudas comerciales y personales a estos señores, por lo ágil de los resultados. Hoy esta pagando en carne propia estas malas decisiones. Que hacer: esperemos cuales son las políticas públicas y como reacciona una sociedad que ha sabido superar situaciones peores, pero el tema da para largo .