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miércoles, abril 16, 2014

RAZONES PARA VOTAR POR EL PRESIDENTE JUAN MANUEL SANTOS EN COLOMBIA


Pese a la fase inercial en que ha entrado la actual campaña para la presidencia, por la calidad de una oposición dedicada a torpear  la imagen del presidente con golpes bajos y no con debates programáticos y argumentos,  en un momento histórico para el país y cuando las cifras macro económicas hablan por sí solas de los logros del ejecutivo: hemos recuperado la institucionalidad que estaba en manos de funcionarios que las tenían al servicio de intereses personales, aumentó la inversión extranjera a cifras nunca vistas, se tiene una inflación controlada, el desempleo llegó a niveles antes no vistos y los más importante, la ley, la institucionalidad, volvió a ser el centro de todos los procesos y no los caprichos personales del ejecutivo, la actual campaña presidencial entre en la fase mas importante.
A muchos de los miembros de la oposición encabezada por los uribistas de pura de sangre, se les olvida que los logros que dicen realizó el doctor Álvaro Uribe en sus años de gobierno, fueron construidos bajo  coautoria administrativa  con sus errores y méritos, en el primer periodo, junto a Germán Vargas Lleras y en el segundo de la mano del doctor Juan Manuel Santos.  Por lo tanto sus aciertos también les pertenecen y de hecho sus errores. Es cierto que este primer periodo le dio al país esperanzas, presentó logros importantes en seguridad, ganó respeto internacional y generó confianza. A partir de la consolidación del liderazgo del doctor Uribe se fue dando una metamorfosis muy peligrosa en la forma de ejercer el poder y a partir de actitud,  muchos fueron los hechos penosos, por su estilo y terquedad, pues después del espectáculo nefasto de la aprobación de la reelección para el segundo periodo donde se utilizó el poder de la peor manera, con compra de parlamentarios, matoneo en el congreso, dádivas, hechos que son materia de procesos penales muy delicados, se fue  mostrando el talante de un presidente excesivamente egocéntrico, como Luis XIV: “El estado soy yo”, me refiero al doctor Uribe, se empezó a manejar el poder presidencial como si fuera un mayordomo de finca, pues los ministros y funcionarios de su gabinete repetían como loras sus caprichos, eran simple delegatarios sin autonomía, sólo  cumplían con los delirios del poder presidencial, después desde el poder se permitieron los peores atropellos, chuzaron a medio mundo, compraron hasta la señora que le servía los tintos a los magistrados,  presionaron indebidamente a los congresistas, manipularon las cifras, se enfrentó a las estadísticas con falsos positivos de un estamento militar amparado sólo en conseguir resultados sin ninguna condición ética, que es lo más triste que nos ha pasado y por último se fue reflejando el proyecto de un estado fascista del más peligroso talante. Muchas cosas le debemos tal vez al doctor Uribe, pero con él se demostró que el poder pervierte perversamente y que ninguna reelección es buena, ese debe ser el primer acto del presidente Santos en el siguiente mandato: Desmontar la reelección presidencial.
Para la tercera reelección, la cual intentó aprobar el doctor Uribe con su acostumbrado manejo del poder, los funcionarios más civilistas de su mandato decidieron salir de semejante despropósito, pues en este ir y venir se empezaban a dar hechos que ponían en grave situación a la institucionalidad total de nuestro sistema, que mal o bien funciona. El presidente Uribe se quedó solo con sus seguidores de pura sangre, con sus José Obdulios.
El doctor Santos llegó al poder de la mano del Doctor Uribe,  en una jugada personal que está por descifrarse, que será producto de un análisis en otra columna, conociendo perfectamente a su mentor. Desde el primer discurso siendo candidato demostró que no sería testaferro del ex presidente y por lo tanto el presidente una vez posesionado sería él, que además su proyecto era para cumplir con las metas que se propuso a lo largo de toda su vida: consolidar la democracia del país, darle estabilidad económica, respeto en el extranjero por el manejo civilista de sus actos y generar la plataforma para darle salida a los temas más importantes, estructurada, tanto desde lo ideológico, como presupuestalmente y  para lo cual deberá enrutar su plan de desarrollo, que es histórico, por los montos, los objetivos y el cambio que se traducirá en bienestar general en: Infraestructura, medio ambiente, minería, educación, desarrollo local y participación ciudadana. Deberá estar acompañada por una agenda legislativa inaplazable: Salud, reforma a la justicia, acceso a la educación, regulación del desarrollo rural, legislación para la paz, entre muchos.
Escogeremos en las próximas elecciones entre un país tropelero y caudillista  que gravita alrededor de un solo hombre o las políticas de continuidad de un presidente preocupado por consolidar las instituciones, por lo tanto la democracia desde la ley.
El doctor Santos ha tenido como es lógico desaciertos que, entre otras cosas, admite sin cortapisas y corrige, pero ha decidido con absoluta firmeza jugársela por la paz  a sabiendas del desgaste y la complejidad que implica esta decisión. Esperamos no solo la reelección sino que se apruebe el desmonte de la misma en el próximo cuatrenio. Por ahora votaremos con absoluta convicción por el Doctor Santos y esperamos que las personas que estén pensando lo mismo lo hagan público, con esto contribuiríamos a su elección y al sano debate.