Powered By Blogger

sábado, octubre 13, 2007

ROGELIO SALMONA

Tenemos que descubrir el lado poético de lo efímero, así como la física necesidad de lo permanente y su poética. Es importante tener en cuenta ambos aspectos. No todo es permanente y estático, así como no todo es voluble y efímero. Lo uno contiene lo otro y esa es la paradoja que debemos recuperar. RS


La muerte de salmona priva a Colombia de uno de sus grandes creadores y la arquitectura pierde un exponente excelso, de las formas renovadoras y un diseño sin igual, quien pensaba más en el hombre, que en el mercado. Efraín Isaac, en su columna habitual del periódico “Nuevo Siglo” de la capital, entrega una síntesis perfecta de su itinerario: “Nacido en París, Francia, pero más bogotano que el ajiaco, Salmona inicia sus estudios de arquitectura en la Universidad Nacional de Colombia. Sin embargo, emigra a su país de origen a causa de la violencia desencadenada en 1948 a raíz del asesinato de Gaitán. Después de trabajar de la mano del maestro Le Corbusier, decide regresar para aplicar todos los años de experiencia y conocimiento, desde una formación basada en la estética y fundamentada en el equilibro entre lo natural y lo creado.
Su obra, caracterizada por el uso sutil del ladrillo y por la presencia del agua como elemento fundamental, hoy es admirada en todo el mundo. Múltiples reconocimientos por parte del gremio de arquitectos, así lo indican. Sin embargo, ese hecho no lo inmortaliza, realmente lo realza su obra y su interés de construir ciudad sobre la base de lo común y de la importancia que este aspecto aporta a la construcción de ciudadanía.
Hoy Bogotá tiene memoria gracias a su sello. Las Residencias El Parque -Las Torres del Parque-, el Archivo General de la Nación, la Biblioteca Virgilio Barco, el edificio de posgrados en Ciencias Humanas de la Universidad Nacional, el Eje Ambiental, entre otros, son la herencia que nos ha dejado este ilustre caballero.”

Solía resumir lo paradójico de la arquitectura de manera magistral: Entre la sólida reciedumbre de la pirámide mesoamericana y el inasible fluir del río de Heráclito, podríamos ubicar, hoy por hoy, los problemas fundamentales de la arquitectura. O si queremos sopesarla desde un contexto menos simbólico, podríamos hablar de la 'mariposa' y el 'elefante'. O si finalmente nos decidimos por abandonar las metáforas y poner los pies en la tierra -origen de toda arquitectura- tendríamos que hablar de una arquitectura efímera y otra permanente.”

En el discurso para recibir el premio Alvar Aalto en marzo del 2006, nos recordaba con absoluta sabiduría: En Colombia y en Latinoamérica nada debe ser deliberadamente efímero, inestable, ligero. Es necesario pensar en la perdurabilidad, en el futuro, en los niños de hoy y hombres de mañana. Estamos urgidos de nuevas propuestas estéticas, espirituales, funcionales. Como lo profetizaba Albert Camus: "Os pueden maldecir por poder hacer tanto y haber hecho tan poco".

Si existe una expresión que nos recuerde a sus creadores, es la arquitectura. Con Salmona, tenemos para largo, con una obra exquisita, muy propia, llena de ladrillo, fundiendo lo ancestral con lo moderno, aprovechando al máximo los espacios a favor del hombre, buscando el aire, el sol, recordando la naturaleza que prevalece en estos lares. Ahí están sus obras, ojala las conservemos y admiremos. Estamos seguros que perduraran por mucho tiempo.