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jueves, marzo 28, 2024

ANTE EL SILENCIO Y LA INERCIA PARECE QUE NADA PASA

 Por razones personales estuve alejado de cualquier información relevante en los últimos 45 días. En ocasiones la información es más de lo mismo y nos satura, incluso,  muchas veces nos llena de intranquilidad. En Colombia la mayoría de noticieros son excesivamente amarillistas y los análisis son siempre mediáticos, vender la noticia es lo que vale. Algunas novelas, cito dos autores, Santiago Gamboa y Mario Mendoza, me han enseñado más de la realidad que los propios medios, en ellas hay una radiografía del país escalofriante, sincera y que devela el maremágnum de corrupción, impunidad y alianzas oprobiosas. Fuera de la absurda propuesta de una constituyente hecha por el ejecutivo, una oposición radical, por fuera de cualquier sindéresis, solo pensada con el ojo puesto en los intereses propios y en el poder perdido, que los aleja de la burocracia, la contratación y por supuesto del usufructo del estado, son muy pocas las personas que leen el país con cordura y sabiduría.

Cabe anotar que nuestro periodismo escrito está en manos de los grandes conglomerados, de ellos son muy pocos los columnistas o ensayistas que podamos leer con alguna confianza. 

En el mundo las cosas nos parecen ser distintas. Poco realmente sabemos de lo que pasa en Ucrania, en el genocidio que comete  Israel y que al mundo occidental poco le importa. La economía no mejora, los precios suben más rápido que los ingresos y la clase trabajadora y la media, pagan los platos rotos. El mundo quiere volver a un fascismo como tabla de salvación. Latinoamérica mira al Salvador en manos de Bukele como la salida a su crisis, aspecto que preocupa de  sobremanera. En fin, nada parece cambiar. 

La paz es un capitulo  aparte en Colombia, no parece ir a ningún lado, definitivamente la única salida será a través de los diálogos regionales y el presidente no lo ha entendido, menos el  comisionado y seguimos dando tumbos. La violencia en Cauca no tiene las mismas variables que en Catatumbo o en Antioquia  o del sur de Bolívar. El proceso de implementación de los acuerdos requiere cumplirse con los actores reales, las victimas, los grupos armados, el estado y las autoridades regionales, el sector privado. Primero realizando una radiografía del conflicto, los daños, lo que se debe hacer y los cambios estructurales. Es  necesario reconocer el papel nocivo que representa el narcotráfico y las BACRIM, el estado debe hacer presencia que llene los vacíos, con obras, educación, vías, de manera permanente.

Vistas las cosas de esta manera, citanto a Maupasan, "que todo cambie para que todo siga igual". Entiendo que muchas cosas requieren tiempo, pero a nuestra juventud llena de incertidumbres, metas inalcanzables le estamos cercenando la esperanza que es la única arma para lidiar con las servidumbres de un capitalismo voraz y una sociedad arribista. Aún no pierdo la ilusión que la sumatoria de tipos lejos de la normopatia y las imposturas estandarizadas logren producir una nueva actitud que nos libere de este caos.