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jueves, junio 11, 2020

LA APERTURA DEL SISTEMA PRODUCTIVO EN MEDIO DE LA CRISIS DE SALUD


Voy hablar de la ciudad en que vivo, Medellín Colombia. Ha sido un modelo en el manejo de la actual crisis de salud por efecto del virus del coronavirus. Después de tres meses de aislamiento, de políticas de prevención de acuerdo a unos protocolos científicos, soportados en las políticas de la organización mundial de la salud, el gobierno nacional y una base estadística de base, el alcalde decidió abrir el sistema productivo y comercial, pese a que tendrá consecuencias nefastas en vidas humanas, como lo reconoce en sendas entrevistas.
Esta decisión no es casual, más en una ciudad que siempre le ha apostado al negocio, a producir dinero, líder en lo empresarial y ejemplo en innovación tecnológica. Virtudes que paradójicamente no han eliminado la inequidad, el marginamiento, el desplazamiento, las organizaciones criminales y la violencia intrafamiliar, absolutamente desfasada y que es importante decirlo, es un problema nacional. Alrededor de nuestra ciudad existen cordones de pobreza, nos acostumbramos a este paisaje sombrío, sin conmovernos para nada. Todas estas personas, que viven en terrenos de posesión, en casas sobre terrenos ajenos, en todo caso, pagan predial e impuestos, servicios públicos, en suma, le son fieles al sistema. Esta es una ciudad con el más alto índice de cumplimiento en materia financiera, lo que habla muy bien de su espíritu frente a los compromisos de dinero.
Apostarle al sistema productivo por encima de la salud en el caso de Medellín era lo lógico, para el paisa, primero es el dinero, es el rey, son orgullosos de estas formas. Gastamos altas sumas de dinero en políticas de prevención, las aplicamos de acuerdo al canon y por presiones del sistema financiero y comercial, sin tener claro como estamos, son muy pocas las pruebas aleatorias, el alcalde decidió salirle adelante al problema económico por encima de la salud y la vida. Estar de acuerdo o no, es otra cosa.
La decisión tomada va en contravía de la vida. Todo lo hecho se puede desbordar las medidas políticas de prevención si no se cumplen con ciertos protocolos para evitar su expansión, pueden ser fatales. Lo que no tenemos son las variables científicas y las pruebas aleatorias que justifiquen la medida, si no hay patron estadístico de base, es una barbaridad la apertura. El alcalde habla de aislamiento inteligente que, entre otras cosas, requiere mucha disciplina social y compromiso individual, nadie puede garantizar que se cumpla a cabalidad. Este es el momento más delicado de la pandemia. El alcalde lo reconoce, hasta el punto que acepta que habrá muchas pérdidas humanas. Está ciudad que perdió tantos billones en malas decisiones administrativas, habría podido hacer un sacrificio en dinero para ayudar al sector productivo y asumir la espera de un mes más, vital para hacer las cosas bien, y de acuerdo a los consejos de la organización mundial de la salud. No lo hizo y me parece que esta apuesta para abrir el sector productivo es apresurada. Es preciso decir que algunos temas muy delicados no han sido asumidos, menos resueltos con la responsabilidad que ameritan. Qué pasará con el confinamiento de presos en las cárceles y las Uri, a la mayoría no se les ha decidido su situación jurídica y están en las peores condiciones, hay un clara violación a los derechos humanos. Hasta ahora ningún funcionario del orden nacional y municipal, ni entidad oficial asume empezar a solucionar este problema tan grave, desespera tanta indiferencia. Con los habitantes de la calle, que la pasan muy mal, es imposible seguir atendiendolos con sólo asistencialismo; los estractos 3 y 4 que parecen no existir para el sector público, viven una situación límite, la mayoría independientes comercialmente, no han podido obtener liquidez para lo básico, unos acudieron a sus ahorros y otros, están en plena quiebra. La situación en general es muy difícil. Se que se han hecho esfuerzos en muchas materias, pero es bueno recordar y sacar a flote lunares que desde lo humano pueden tener consecuencias nefastas, sobre todo, sí no se atienden con rapidez y el tiempo adecuado requerido.