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viernes, diciembre 29, 2017

2017 UN AÑO CARGADO DE CONTRADICCIONES

El mundo sigue sorprendido por el giro intempestivo que dio el gobierno de los Estados Unidos con los resultados de las últimas elecciones presidenciales, todos los días confirmamos lo absurdo del sistema electoral americano, quien gana las mayorías en las urnas no tiene garantizado el triunfo final, los colegios electorales pueden dar resultados diferentes, la peor muestra, la presidencia de Donal Trump. Las decisiones del nuevo presidente han sometido a gran parte de la población, al periodismo, a las ONG, a la academia, a los jueces, a los emigrantes, a unas tensiones desconocidas hasta la fecha, están por fuera de cualquier contexto que las explique con alguna racionalidad. Igualmente al mundo lo han dejado estupefacto, como cuando uno expresa atónito : ¿Esto no puede ser cierto: una reforma de salud en ciernes que deja a más de 35 millones de compatriotas sin seguridad social ni salud; una política anti-emigración que le cercena los derechos a personas que llevaban más de 20 años trabajando, a hijos de emigrantes nacidos en tierra americana, muchos de ellos deportados, terminan en sus países de origen sin ningún norte,  no son de aquí ni de haya, inexplicable en estos tiempos; los latinos en general, para no hablar sino de un sector especifico, hoy sufren los efectos de una xenofobia sin precedentes,  lo triste, alimentada desde el ejecutivo que no mide las consecuencias nefastas para la integración de la nación, la política para los emigrantes es definitivamente regresiva;  aprobó hace un mes una reforma tributaria que le rebaja los impuestos a los empresarios en una desproporción que ni siquiera los expertos han podido entender, ha dicho que beneficiará a la clase media, nadie entiende cómo, aún no lo ha  explicado, su fórmula maquiavélica no convence, la pregunta, cómo llenará semejante hueco en materia presupuestal, no he visto al primer empresario re-direccionando sus ganancias a favor de la clase media o trabajadora; en materia internacional las decisiones aún son más torpes y peligrosas: En política ambiental, el retroceso es total, atenta contra todos los acuerdos bilaterales y multilaterales que comprometían a los Estados Unidos, no le importan para nada; geopolíticamente actúa sin brújula, poniendo en peligro incluso relaciones incondicionales como la de Inglaterra; le prendió al final del año una mecha al medio Oriente con la decisión de considerar a Jerusalén como capital de Israel, en el peor momento, paradójicamente quiere hacer un acuerdo con Corea del norte; para Latinoamérica no hay política, no existe, África ni hablar….en fin, los positivo de todas estas torpezas del presidente americano es que unió a Europa mucho más de lo esperado, la obliga a consolidarse y solidificarse, el pacto de la unión debe sobrevivir  y ser un contrapeso al desmesurado poder del país del norte, al final es una garantía de civilización. Me duele la situación de México, corrupción y narcotrafico; quedamos expectantes con Cataluña; Chile hizo de nuevo un giro a la derecha; Centro América anida dictaduras muy peligrosas; Venezuela no sale de su encrucijada, es una locura, hambre, falta de energía y ahora sin combustible, es una narco-dictadura sin precedentes históricos. Espero  en todo caso que a Latinoamérica le vaya bien el año que viene, no le queda más que resolver sus problemas más graves de manera autonoma.
Para Colombia el año no fue fácil. Está consolidando los acuerdos de paz firmados en la Habana en medio de un incomprensión general inexplicable; en materia económica la desaceleración llego a su máxima expresión, estamos casi en una recesión; ideo-lógicamente seguimos siendo un país radical, sin cultura política, peligrosamente apasionado, proclive a la violencia, estos índices siguen siendo muy altos: Feminicidío des-proporcionado, con cifras aterradoras, sicarito, extorsión, violencia común e intrafamiliar muy alta.; la corrupción llegó a unas proporciones  antes no vistas, tocó a la justicia en general, a las cortes, los jueces, con efectos nocivos sobre la confianza del país y sus instituciones. En los últimos tres meses se conocieron los candidatos para las elecciones presidenciales que serán el plato fuerte del 2018. 34 candidatos, de todos los colores y sabores, de  izquierda, de centro, de centro izquierda,  de centro derecha….para todos los gustos. Casi todos radicales, apasionados, sin medida en su mayoría, llenos de una violencia verbal incontenible e irresponsable.  En el 2018 nuestro país tomará definiciones de suma importancia, esperamos mucha sindéresis de sus ciudadanos.
Lo mejor nuestros deportista y artistas. Segundos en el tour, presencia destacada en las grandes carreras de ciclismo en Europa; clasificamos al mundial de futbol; en patinaje y ciclo Cross ni hablar, ganamos todo. Buenos libros, la academia produce excelentes cosas: Revistas, estudios literarios y filosóficos, investigación……. Doris Salcedo y Beatriz Gonzales artistas con unos reconocimientos descomunales en Europa..En términos generales muy bien. Creo en mi país, nuestra única tarea como ciudadanos, cumplir y ser correctos…nada más.






domingo, diciembre 17, 2017

SOBRE LA NEUTRALIDAD EN LA RED

Este artículo ha sido creado a partir de información tomada de la red. No hay de mi autoría una sola palabra. Cada párrafo ha sido tomado de algún libro o información después de haber sido leído, analizado y clasificado. He tratado que tenga alguna coherencia, para demostrar el universo que significa la red y la necesidad que siga conservando el libre acceso, su neutralidad. Este es una discusión entre pulpos económicos, entre los  dueños de la red, quienes invierten grandes sumas de dinero en la plataforma e infraestructura: Fibra óptica etc y los creadores de contenidos, que no pagan por el uso de estas autopistas. La discusión queda abierta en todo caso y de antemano está claro que es más amplia de lo que imaginamos.

“Hacia el final del segundo milenio de la era cristiana, varios acontecimientos de trascendencia histórica han transformado el paisaje social de la vida humana. Una revolución tecnológica, centrada en torno a las tecnologías de la información, empezó a reconfigurar la base material de la sociedad a un ritmo acelerado. Las economías de todo el mundo se han hecho interdependientes a escala global, introduciendo una nueva forma de relación entre economía, Estado y sociedad en un sistema de geometría variable”.
“Internet es la tecnología decisiva de la era de la información del mismo modo que el motor eléctrico fue el vector de la transformación tecnológica durante la era industrial. Esta red global de redes informáticas, que actualmente operan sobre todo a través de plataformas de comunicaciones inalámbricas, nos proporciona la ubicuidad de una comunicación multimodal e interactiva en cualquier momento y libre de límites espaciales. La tecnología de internet en realidad no es algo nuevo. Su antepasada, Arpanet, se desarrolló ya en 1969 (Abbate, 1999). Pero no llegó a los usuarios particulares hasta la década de 1990, cuando el US Commerce Department (Ministerio de Comercio de Estados Unidos) liberalizó su uso. Desde ese momento se propagó por el mundo a una velocidad extraordinaria. En 1996 se calculó por primera vez el número de usuarios de internet, con un resultado de 40 millones. En 2013 ya son más de 2.500 millones, la mayoría residente en China. Por otro lado, la expansión de internet se vio restringida durante un tiempo debido a la dificultad que planteaba la instalación de infraestructuras de telecomunicaciones terrestres en países en vías de desarrollo. Esto ha cambiado con la eclosión de las comunicaciones inalámbricas a principios del siglo XXI. Así, mientras en 1991 había unos 16 millones de suscriptores (números) de dispositivos inalámbricos en el mundo, en 2013 son casi 7.000 millones (para un planeta de 7.700 millones de habitantes). Teniendo en cuenta el uso que se hace de la telefonía móvil en los entornos familiar y rural y considerando el uso limitado de estos aparatos entre niños menores de cinco años, podemos decir que casi toda la humanidad está conectada, aunque con importantes diferencias en cuanto a ancho de banda y a eficiencia y precio del servicio”.
“Internet, en el centro de estas redes de comunicaciones, permite producir, distribuir y utilizar información digitalizada en cualquier formato. Según el estudio publicado por Martin Hilbert en Science en 2010, el 95% de toda la información existente en el planeta está digitalizado y en su mayor parte accesible en internet y otras redes informáticas”.
¿Vivimos en una época de cambios, o un cambio de época? ¿Cómo caracterizar las profundas transformaciones que acompañan la acelerada introducción en la sociedad de la inteligencia artificial y las nuevas tecnologías de la información y la comunicación (TIC)? ¿Se trata de una nueva etapa de la sociedad industrial, o estamos entrando en una nueva era? “Aldea global”, “era tecnotrónica”, “sociedad postindustrial”, “era" o "sociedad de la información” y "sociedad del conocimiento" son algunos de los términos que se han acuñado en el intento por identificar y entender el alcance de estos cambios. Pero mientras el debate prosigue en el ámbito teórico, la realidad corre por delante y los medios de comunicación eligen los nombres que hemos de usar.
“Una red es un conjunto de nodos interconectados. Las redes son formas muy antiguas de la actividad humana, pero actualmente dichas redes han cobrado nueva vida, al convertirse en redes de información. Impulsadas por Internet. Las redes tienen extraordinarias ventajas como herramientas organizativas debido a su flexibilidad y adaptabilidad. Características fundamentales para sobrevivir y prosperar en un enlomo que cambia a toda velocidad. Por eso se desarrollan las redes en todos los sectores económicos y sociales, funcionando mejor que las grandes empresas organizadas verticalmente y que las burocracias centralizadas y compitiendo favorablemente con ellas”. “Sin embargo, actualmente la introducción de tecnologías de información y comunicación de base informática, y en especial de Internet, permite que las redes desplieguen su flexibilidad y adaptabilidad, afirmando así su naturaleza evolutiva. Así, estas tecnologías permiten la coordinación de tareas y la gestión de la complejidad. De todo ello se deriva una combinación sin precedentes de flexibilidad y eficacia en la realización de tareas, de toma de decisiones coordinada y ejecución descentralizada, de expresión individualizada y comunicación global y horizontal. Lo que permite el desarrollo de una forma organizativa superior de la actividad humana”.
“Ricos y pobres. Rápidos y lentos. La era de la neutralidad en la red ha tocado hoy a su fin en Estados Unidos. La Comisión Federal de Comunicaciones (FCC, en su siglas inglesas), bajo control republicano, ha aprobado por tres votos contra dos la retirada de las medidas establecidas en 2015 con Barack Obama para blindar la equidad en internet. Frente a una red entendida como “bien público”, donde los proveedores del servicio están obligados a tratar por igual todos los datos sin importar su origen, tipo y destino, se va a imponer un sistema que permite diferentes velocidades en función del pago y de los intereses de los operadores. Un triunfo del liberalismo, una derrota de las grandes tecnológicas y, como mínimo, una incógnita para el consumidor.
El cambio, presentado como “una victoria de la libertad”, ha llegado de la mano de los grandes proveedores. Gigantes de las telecomunicaciones como Comcast, AT&T o Verizon se han aliado con la Administración de Donald Trump para romper el dique legal que evitaba precisamente que esas empresas acabasen imponiendo sus dictados en el tráfico y los contenidos de la red. Bajo el sistema aprobado en la era de Barack Obama, el operador debía ofrecer siempre el mismo trato. Se le impedía bloquear el acceso a páginas web, lentificar la conexión o acelerarla bajo pago. El criterio era la equidad. Evitar la discriminación. Salvaguardar la neutralidad del sistema nervioso del conocimiento mundial. Todo ello se ha venido hoy abajo”.
“En el debate sobre la neutralidad en la Red, como muchos otros en esta época de realidades emocionales, la semántica ha condicionado los argumentos opuestos. La decisión de la Comisión Federal de Comunicaciones de Estados Unidos de acabar con las normas que garantizan que todo el contenido sea tratado igual por los proveedores de conexión de Internet ha generado una comprensible polémica, porque los defensores de esa neutralidad han advertido de que se abre ahora el camino a un Internet de dos velocidades e incluso a la censura de la Red. Sin embargo, hay matices que ese término, "neutralidad", no refleja fielmente”.
“Pero las cosas sí van a cambiar. Para empezar, los primeros perjudicados por la aniquilación de la neutralidad en Estados Unidos serán los propios usuarios estadounidenses. Hoy Internet deja de ser considerado un servicio básico como la electricidad y el agua, y deja de garantizarse un acceso igualitario como se estaba haciendo desde que se aprobaron las últimas normas.
Esto pone en manos de las operadoras el poder hacer prácticamente lo que quieran. Pueden bloquear el acceso a determinados servicios, acelerar la velocidad a la que se accede a otros, o incluso priorizar el contenido que quieran. La única condición que tienen que cumplir es hacer públicos estos cambios.
Así será más difícil que los servicios de terceros puedan competir en igualdad de condiciones. También abre la puerta a que las propias operadoras puedan utilizar este poder para priorizar sus propios servicios penalizando otras aplicaciones sin que ni estas ni los usuarios puedan impedirlo.¡
Esto a la larga podrá acabar provocando que los propios servicios tengan que negociar con las operadoras para que sus usuarios puedan acceder correctamente a ellos, lo que hará que los que no tengan los suficientes recursos queden desterrados del Internet de alta velocidad y vean lastrada su adopción y su futuro”.







martes, diciembre 12, 2017

ESTAMOS PREPARADOS PARA LA PAZ EN COLOMBIA?

Nuestro conflicto armado parece no terminar nunca; tal vez por la infinidad de guerras a las que nos tienen acostumbrados, vivimos en un país que no aprendió a conciliar sus diferencias de otra manera que a sangre y fuego, pese a estar en  un proceso de paz en ciernes; en medio del peso que significa  estar entre micro-poderes ilegales imbricados en todas las formas de vida posible, hasta el punto de convertirse en una realidad ineludible que nos toca implacablemente todos los días, crean impuestos, soterrado y perverso, extorsionan, nos someten a formas de intimidación que a nadie parece importarle; con todo eso, la conciencia de  paz no se instala en el inconsciente colectivo, en buena parte, gracias al discurso de guerra de ciudadanos que paradójicamente no conocen la violencia asumida en cambio en extensas regiones marginadas del país, donde no hay estado, estos discursos vienen de sectores políticos radicales; en presencia de una juventud que no reconoce el momento histórico que vive, le es indiferente.  Colombia no logra asimilar la narrativa de paz que le habla desde sectores sociales que tienen plena conciencia de la importancia del momento histórico actual, de regiones olvidadas que empiezan a incorporarse al país, de desplazados quienes por fin tienen una ley que les repara, de 8 millones de personas que expulsaron violentamente de sus tierras, que pese a tener una ruta para rescatarla, hoy las reclaman sin éxito, más bien absortos, son testigos impotentes del asesinato de 167 líderes que ejercían este derecho, perpetrados por las mismas manos oscuras que le raparon su propiedad hace muchos años; de la conciencia que despiertan 6 millones de víctimas y trescientos mil muertos. Pese a todo, terminamos el año con el logro más grande de las últimas décadas,  podríamos llamarlo, fue el año de la paz, muy a pesar de la negligencia de nuestros dirigentes que hicieron lo difícil y se enredaron en lo fácil, del congreso,de la clase política, al final fue un gran logro, se firmo un acuerdo histórico con la FARC,  entregaron las armas, se desmovilizaron, el país no será el mismo a partir de este momento, estos 365 días, los pasamos tratando de entender este hecho tan crucial, no es otro que el fin de un conflicto de más de cincuenta años; finalizara, esperamos qué, por fin el gobierno logre articular tanto compromiso y agenda nacida de los acuerdos de la Habana, con la ilusión de vivir como una nación civilizada, lejos de la venganza y la violencia, tolerantes, sin odios. El próximo será un año electoral definitivo para el país, tomaremos posición desde las urnas, para confirmar nuestra mediocridad  o para definitivamente cambiar, entregarle una oportunidad a nuevas fuerzas, superar y darle alguna lección a la clase política que ha diezmado y saqueado cada peso público desde hace cincuenta años, ojala acabemos con una corrupción galopante y sobre todo, para participar y comprometernos.





sábado, diciembre 02, 2017

TODO EL MUNDO ODIA EL PLAN TRIBUTARIO DE TRUMP

El presidente Trump ha sido una experiencia muy triste para los que aún abrigamos esperanzas para darle a la humanidad una salida al caos que vive  desde la democracia, por fuera de las continuas practicas y manipulaciones perversas de poder que, siendo inevitables se pueden mitigar. Hay una derecha muy fuerte en el mundo con una visión de la historia reduccionista y peligrosa. Se expresa en todos los ámbitos. Esta columna de Paul Krugman sobre la reforma tributaria aprobada ayer por el senado es un buen análisis de lo que está proponiendo en materia económica el presidente de los Estados Unidos. Cesar H. Bustamante

PAUL KRUGMAN
17 NOV 2017 - 09:37 COT
Viendo las reacciones a los planes tributarios republicanos, recordé lo que se decía del exsenador Phil Gramm, cuyas ambiciones presidenciales nunca llegaron a ninguna parte, pero que sí ayudó a causar la crisis financiera de 2008: “No gusta ni siquiera a sus amigos”.
Lo mismo ocurre con la reforma tributaria republicana, en especial la versión presentada en el Senado, que subirá los impuestos a la mayoría de los ciudadanos, en especial a la clase media y a los trabajadores, y sumará unos 13 millones de estadounidenses a las filas de personas sin seguro médico, todo para pagar las grandes rebajas en el impuesto de sociedades. La opinión pública en general las desaprueba categóricamente, por mayoría de 2 a 1, según Quinnipiac, aunque esta mayoría sería aún más amplia si los ciudadanos entendiesen realmente lo que ocurre. Pero sin duda, al menos a los consejeros delegados de grandes empresas les gusta el plan, ¿no?.

Lo cierto es que no tanto. Hace unos días, Gary Cohn, asesor económico jefe de Donald Trump, se reunió con un grupo de altos ejecutivos. Pidió que levantasen la mano los que pensaran que una reducción de impuestos les llevaría a aumentar los gastos de capital; solo unos cuantos lo hicieron. “¿Por qué no se levantan las otras manos?”, preguntó Cohn en tono lastimero.


La respuesta es que los consejeros delegados, que viven en el mundo real de los negocios, no en el imaginario de los ideólogos de derechas, saben que los tipos impositivos no son un factor tan importante en las decisiones de inversión. De modo que son conscientes de que ni siquiera una enorme rebaja tributaria elevaría demasiado el gasto.
Y con eso en mente, la lógica de este plan tributario, en su forma actual, se pierde, y se queda simplemente en un plan para hacer que los ricos –en especial los que sacan tajada de sus inversiones en ver de ganarse la vida trabajando– se enriquezcan aún más, a costa de todos los demás.

Por si sirve de algo, esto es lo que cuentan el gobierno de Trump y sus aliados. Afirman que reducir el impuesto de sociedades desembocará en una explosión de la inversión privada y acelerará el crecimiento económico. Es más, los frutos de este crecimiento llegarán a los trabajadores estadounidenses en forma de subida salarial, y el aumento de las rentas de las personas físicas incrementará la recaudación de impuestos, de modo que las rebajas fiscales acabarán pagándose a sí mismas.

Hablamos de un Gobierno, no por el pueblo y para el pueblo, sino por y para los donantes millonarios

Aun cuando parte de la historia fuese cierta, tendría efectos secundarios que ellos se cuidan de no abordar. Después de todo, si hablamos de un gran aumento del gasto en bienes de capital, ¿de dónde vendrá el dinero para ese gasto? Nada de lo introducido en la ley hará que los estadounidenses consuman menos y ahorren más. De modo que el dinero tendría que proceder del extranjero: de la venta de acciones, de obligaciones y de otros activos a extranjeros, a escala masiva.

Y esta afluencia de dinero extranjero impulsaría al alza el valor del dólar y provocaría enormes déficits comerciales: según mi análisis de la proyección más optimista que circula por ahí, el déficit superaría los 6 billones de dólares a lo largo de la próxima década. Estos déficits comerciales tendrían un efecto devastador para el sector de la fabricación –recuerden esos puestos de trabajo que Trump prometió recuperar– con una pérdida del orden de dos millones de empleos. Ah, y acerca del crecimiento: los inversores extranjeros obtendrían beneficios y se los llevarían a su país. Por lo que buena parte –probablemente la mayor parte– del posible crecimiento que obtuviésemos gracias a la reducción del impuesto sobre sociedades acabaría beneficiando a los extranjeros, no a los estadounidenses.

Pero no se preocupen demasiado por todo esto. Los análisis económicos serios coinciden mayoritariamente con esos consejeros delegados que decepcionaron a Gary Cohn: en realidad, la bajada del impuesto de sociedades no hará gran cosa por que aumente la inversión. Sí disparará, sin embargo, el déficit presupuestario. Y así, en un intento de limitar esa explosión del déficit, los republicanos del Senado proponen un significativo aumento de los impuestos a las familias trabajadoras. De hecho, según la propia Comisión Tributaria Conjunta del Congreso, los impuestos subirán de media para todos los grupos con rentas inferiores a los 75.000 dólares anuales, y sin duda para muchas familias de grupos de rentas incluso más altas. Los únicos que saldrán ganando serán quienes perciben más de 1 millón de euros al año. ¡Eso es populismo!

Ah, y esto ni siquiera tiene en cuenta el sabotaje a la atención sanitaria que forma parte integral del plan presentado en el Senado. Al revocar el mandato –la obligación de que la gente adquiera un seguro– el plan provocará, como he dicho, que 13 millones de personas pierdan la cobertura; esa pérdida de cobertura, y de las subvenciones públicas asociadas, es lo que hace que la revocación del mandato ahorre un dinero que puede darse a las grandes empresas.

Pero la medida también hará que suban las primas de los que mantengan su seguro, porque los que se saldrán tenderán a ser las personas con menores costes sanitarios. De modo que eso supondría un impuesto indirecto adicional y oculto para la clase media. Y tampoco tiene en cuenta lo que inevitablemente ocurrirá después: que los déficits inducidos por la reducción de impuestos dispararán, por ley, recortes en el sistema de Medicare, que proporciona atención sanitaria a mayores, y esto no sería más que el comienzo de un asalto republicano a programas como el seguro de discapacidad, que brinda una red de seguridad crucial a millones de estadounidenses de clase trabajadora. Todo lo cual suscita la pregunta de por qué los republicanos intentan hacer esto. Es un mal programa y una mala política, y la política empeorará cuando los votantes conozcan mejor los datos. Pues bien, la semana pasada, un congresista republicano, el neoyorquino Chris Collins, descubrió el pastel: “Mis donantes básicamente me dicen que lo hagamos o que no vuelva a llamarles”.

De modo que hablamos del gobierno del pueblo, no por el pueblo y para el pueblo, sino por los donantes ricos y para los donantes ricos. Todos los demás odian este plan, y con razón.