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domingo, abril 09, 2017

UN ANIVERSARIO MÁS DE LA MUERTE DE JORGE ELIECER GAITAN COLOMBIA




La mayoría de asesinatos políticos en Colombia no han sido resueltos, existen interrogantes a granel, dudas, velos: sobre las causas, los autores, las conspiraciones, los motivos, que mantienen nuestra historia en un envilecimiento típico de aquellas sociedades de control donde incluso la historia es manida y poco clara. Arturo Alape en el libro dedicado al Bogotazo, creo que es la mejor indagación, en el capítulo 8 del texto narra los hechos exactos que traigo a colación, con el ánimo de volver a recrearlo pues las consecuencias aun las padece nuestro país, de ello dan cuenta la multiplicidad de interpretaciones, casi todas validas: “El 9 de abril, de 1948, a la una y cinco de la tarde, Jorge Eliecer Gaitán, fue herido de muerte, en frente del edificio donde tenía su oficina en el centro de Bogotá, mientras agonizaba en la clínica central, donde expiro en menos de una hora después del atentado, un grupo de exaltados linchaba al supuesto asesino, un tal Juan Sierra Roa, un hombre de origen humilde y hasta ahora desconocido. La muerte de Gaitán se propago rápidamente en Bogotá y el resto de la nación. Una multitud enardecida se congregó en el centro de la capital, mientras un grupo de manifestantes se trasladaba hacia el palacio presidencial acusando a su paso presidente Ospina y al partido conservador de ser los culpables del asesinato del líder liberal. Algunos se tomaron las estaciones de radio e invitaron a unirse en la revolución en contra del gobierno. Y aunque los militares permaneció leal a las autoridades civiles, gran parte de la policía se solidarizó con los rebeldes”.
Aún se discute sobre los autores, los mismo pasa con las consecuencias de tal hecho en la historia de Colombia. Recuerdo un texto de Marcos Palacios que enfatizaba sobre el hecho que el país es el único que no ha tenido gobiernos de origen popular, nunca un caudillo cercano a la izquierda o en contravía del establecimiento ha llegado al poder. Ana Lucia Magrini lo sintetiza, en un trabajo doctoral de manera magistral: “Detrás del nombre populismo y violencia subsisten relatos de lo traumático, lo indeterminado y, fundamentalmente, lo enigmático de la experiencia histórica colombiana. La Violencia (en mayúscula) remite a la denominación que la historiografía le ha dado al período posterior al asesinato del político liberal de corte popular Jorge Eliécer Gaitán el 9 de abril de 1948. Pero la violencia también refiere a un concepto que polemizó los debates sobre la experiencia histórica de este país desde mediados de los años cuarenta hasta nuestros días. Durante los años setenta y ochenta dichos conceptos, eminentemente polisémicos, comenzaron a articularse ¿Qué tipo de disputas y articulaciones se produjeron en el campo político-intelectual entre el concepto de populismo y el de la/s violencia/s? ¿Qué modalidades asumió la representación de la figura del pueblo? ¿Cómo se re-significó el gaitanismo? Son algunas de las preguntas que orientan nuestro análisis”[1].
Mucho se ha escrito en Colombia sobre estos hechos, lo qué significó para nosotros la muerte del caudillo liberal, cómo quedaron después las relaciones entre la clase obrera y los partidos tradicionales, cómo incidió en el surgimiento de la guerrilla y su consolidación entre el cincuenta y el 70, en la dictadura del general Rojas, el frente nacional con su nefasta hibernación a otras alternativas de poder. Expresa Ana Lucia Magrini al respecto: “En Colombia estas oposiciones binarias se tensionan al extremo. Gran parte del debate sobre el populismo en este país ha rondado y aún ronda alrededor de la pregunta por la posibilidad o la imposibilidad del populismo. Algunos análisis que argumentan la inviabilidad del populismo en Colombia sostienen un supuesto implícito contundente: el populismo pudo haber sido “bueno” para los argentinos o para los brasileros pero no fue deseable o viable en Colombia. La inviabilidad del populismo se ha explicado por la ausencia de una serie de elementos socio-económicos estructurales que se produjeron en otros países del Cono Sur (como industrialización acelerada, migraciones externas, formación de una clase obrera organizada, entre otros) sumado al carácter no-autónomo o dependiente de la clase obrera colombiana respecto a los partidos políticos tradicionales. Estos trabajos discuten la condición populista de los movimientos populares desarrollados en Colombia durante el siglo XX y ponen el foco especialmente en el gaitanismo 11 , proceso que desarrolló una amplia movilización social durante los años cuarenta y que quedó inconcluso luego del asesinato de su líder, Jorge Eliécer Gaitán, el 9 de abril de 1948. Estos estudios generalmente señalan el carácter no genuinamente popular tanto del movimiento como del líder y depositan la evidencia de la condición desorganizada del pueblo en la producción del bogotazo”. No podemos olvidar del contexto: “Sobre estas realidades de crisis de la república liberal, con su colofón reaccionario en el gobierno de Alberto Lleras, quien propició un clima de violencia laboral, se dio la división del liberalismo entre el político seductor de las maquinarias y usufructuario de los gobiernos de partido, Gabriel Turbay, y el creador de la Unión Nacional de Izquierda Revolucionaria (UNIR), defensor de los trabajadores, también partícipe en los gobiernos de partido en calidad de ministro de Educación, del Trabajo y alcalde de Bogotá, Jorge Eliécer Gaitán. Los dos buscaron el favor popular, pero fue más nítida la proyección de Gaitán hacia lo popular y democrático, y de enfrentamiento a lo que denominó las “oligarquías” liberales y conservadoras”. La tensión entre las clases políticas tradicionales, aquellas que dependían de la burocracia partidista y la emergencia de un movimiento popular que representaba un peligro para la clase dominante y que no se veía bien en otras latitudes, reflejaba también el principio de la guerra fría entre las dos potencias. Con el proceso de revisionismo de una corriente histórica novedosa se presentan nuevas interpretaciones que es preciso tener en cuenta. Lo que es un hecho es que el tema continua siendo caldo de muchos debates y mantiene demasiadas variables no resueltas.
“La forma de las ruinas” es una novela de Gabriel Vásquez toca puntualmente  el tema[2], en las memorias de Gabo también hay una alusión sobre este día, son en fin, muchos  los textos históricos al respecto y los análisis académicos, el hecho es que gran parte de las nuevas generaciones no lo conocen. Será muy bueno profundizar sobre este hecho tan importante.




[1] Populismo/violencia y gaitanismo en Colombia
http://web.isanet.org/Web/Conferences/FLACSO-ISA%20BuenosAires%202014/Archive/e38288ac-4da8-4c56-86dd-9fe020ef7dff.pdf
[2]Entrevista a Juan Gabriel Vásquez:  Cómo nació ‘La forma de las ruinas’, esta novela repleta de teorías conspirativas que intenta explorar qué hay detrás del  asesinato de Jorge Eliécer Gaitán y de Rafael Uribe Uribe? Lo que pasó con esta novela fue que conocí a un hombre que por diversas casualidades de la vida, llegó a tener en su poder una vértebra de Gaitán. Su padre era un médico forense muy importante. En el momento, hace más o menos una década, en el que él me puso en mis manos esa vértebra de Jorge Eliécer Gaitán,  nació la novela, estalló el proyecto.  Pero me tardé diez años para saber cómo escribirlo. Era un monstruo muy difícil de manejar y me tomó mucho tiempo en aprender a hacerlo.