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viernes, agosto 09, 2024

CIENCIA Y FE ( PRIMERA PARTE)

 Para Álvaro Ojeda con mucho cariño

En los últimos treinta años el debate entre los teólogos y los científicos y ensayistas ateos se ha revestido de argumentaciones muy serias a lado y lado de mucho calado y seriedad. El texto "La edad de la nada" Peter Watson, publicado por la editorial "Crítica", de 835 páginas, presenta este debate con lujo de detalles y con una altura y rigurosidad al 100 %.  y con una claridad meridiana. 

Al principio de su introducción, hace alusión al apocalipsis que vivió Salman Rushdie por la sentencia dictada 1989 por el Ayatolá Jomeini, por la publicación de los "Versos satánicos", como un a priori de lo que producen ciertas posturas religiosas.

Empieza con un episodio que conmueve al gran filósofo Alemán Jürgen Habermas, con los servicios funerarios del gran dramaturgo Suizo el 9 de abril de 1991 organizado dentro del laicismo más puro por su pareja Karen Pilliod realizado en la iglesia de San Pedro en Zurich, gracias a un favor de sus ministros. Al filosófo años después le pareció que la ceremonia no tenía nada en particular y sí en cambio le faltaba algo. Esto ocurría cien años después de la muerte del filósofo Federico Nietzsche. Esta experiencia es la base conceptual del ensayo de JH denominado: "La conciencia de lo que falta". 

Dice después Peter Watson literalmente con respecto al texto de JH: "En dicho este ensayo rastrea la evolución del pensamiento desde la era Axial hasta la época moderna, argumentando que, que pese a que no sea posible, salvar la escisión existente entre el conocimiento laico y el revelado. El hecho es que las tradiciones religiosas (o lo fueron en el año 2008) son una fuerza vigente todavía. Esto ha de significar necesariamente que su fundamento racional es mayor de lo que aciertan a suponer sus críticos laicos, dándose además la circunstancia de que esta razón, según Habermas, radica en el atractivo de lo que él llama solidaridad, es decir que la idea de un todo moral, de un mundo de ideales capaces de unirnos colectivamente, en la noción de un reino de Dios en la tierra".

También publicó este filósofo la famosa carta al Papa, un ensayo mayor, no traído a colación en esta introducción, lo cito porque me parece fundamental. "Intenta expresar las intenciones del propio autor: "Considerar a la fe, ponerla sobre la mesa de diálogo, y no solamente como un objeto más acerca del cual se dialoga, sino como un digno sujeto interlocutor. En otras palabras, el hijo –ahora sí primogénito- de la Escuela de Frankfurt, esgrime en este ensayo como en los otros que caracterizan a sus últimas obras, argumentos acerca de la validez, la utilidad, el valor y la importancia de la fe en el mundo moderno ya no secularizado sino ‘post-secular’(Rosales Meana, Diego I.)". 

A renglón seguido establece PW, cuenta en este sentido con el apoyo de otros pensadores de tanto calibre como Habermas. Se refiere a Thomas Nagel y Ronald Dworkin, el primero esboza que una vida meramente humana carece de sentido, hay un déficit de conciencia, la conciencia religiosa en todo caso demanda algo más completo sin saber que  es. La pregunta es cómo puedo establecer una idea trascendente con el universo en pleno. Bernard Williams un filósofo inglés decía hay que resistirse a la idea trascendente que nos viene acompañando por lo menos desde los tiempos de Platón. Nagel al respecto dice: "Estos hombres siendo ateos explican que tanto como el materialismo como el teísmo resultan inadecuados en tanto que concepciones trascendentes, pero al mismo tiempo reconoce que es imposible abandonar la búsqueda de un punto de vista trascendente que permita dar del lugar que ocupamos en el universo". El habla de predisposición cósmica,  "tendiente al surgimiento de la vida, la conciencia y el valor".

El autor cita varios filósofos del mismo talante, Ronald Dworkin, Charles Taylor quien establecen "Que el humanismo ha fracasado, que la busqued de felicidad una preocupación plena actual, es una idea mucho más débil  que el de plenitud, el de florecimiento o el de trascendencia; que hace uso de un un lenguaje más sutil, lo que hace que las experiencias de la vida sean menos sutiles; y que carecen de inspiración espiritual o de inmediatez, al hallarse desprovista de armonía y de equilibrios, revelándose en último enfermiza".

Al hombre moderno según Taylor se les ha negado una narrativa maestra.  Traigo a colación de la introducción del texto "Dios existe" que no está citado por PW, del Papa Ratzinger, el acápite con que comienza, que es el reconocimiento a la crisis del cristianismo: "comienzo del tercer milenio, y precisamente en el ámbito de su expansión original, Europa, el cristianismo se encuentra inmerso en una profunda crisis que es consecuencia de la crisis de su pretensión de la verdad. Esta crisis tiene una dimensión doble: en primer lugar, se plantea cada vez más la cuestión de si realmente es oportuno aplicar el concepto de verdad a la religión; en otras palabras, si les está dado a los hombres conocer la auténtica verdad sobre Dios y las cuestiones divinas. Para el pensamiento actual, el cristianismo en modo alguno está mejor situado que el resto de religiones. Al contrario: con su pretensión de la verdad parece estar especialmente ciego frente el límite de nuestro conocimiento de lo divino(Joseph Ratzinger: Dios existe ED, Cátedra)". Que denota el otro lado de esta argumentación, el deseo de mantener la fe viva desde la autoridad cristiana.

Tratare de en las otras cuatro entradas hacer más sucinto estos artículos que me parecen que tocan un tema que desde la perspectiva argumentativa es de suma importancia. Término con un aparte de Habermas de un ensayo que no hace parte de este libro: "De acuerdo con Habermas, al privilegiar la autonomía y al individuo aislado, la modernidad terminó por impugnar, en vez de fomentar, una moral de justicia. Para devolver esa moral a Occidente haría falta volver a la religión, a la fe, como elemento vinculante y dador de sentido en la existencia real de los sujetos". Hablaré de esta introducción delos ateos radicales.