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sábado, octubre 12, 2019

EL POPULISMO


Sábado, octubre 12, 2019

El populismo en el mundo se ha convertido en un tema mayor, nunca antes habían existido tantos gobiernos de este tipo y en Latinoamérica parece viral, por ello es pertinente indagar seriamente sobre el mismo y evitar tantos comentarios sin sustento alrededor del tema. Qué es el populismo, tratare de indagar el concepto. Gildardo Antonio Romero en un trabajo académico expresa: Para argumentar y demostrar “la presencia y expansión de  populismo en Latinoamérica”, muchos investigadores han configurado y reconfigurado diferentes habeas teóricos; así, el populismo soporta variadas definiciones: ideología, régimen político, forma de gobierno, conjunto de prácticas políticas, proyecto anticapitalista, tipo de liderazgo carismático y manipulador, estrategia política, estilo de gobierno, discurso demagógico, política intervencionista y asistencialista, política social con fundamento en la redistribución del ingreso, política neoliberal mediática, forma de democracia directa, mecanismo antidemocrático, movilización política desorganizada, movimiento social, régimen autoritario legitimado por el pueblo, entre otros. (Cf. Hugo Celso Mansilla, 2009; Flavia Freidenberg, 2007; Mackinnon y Petrone, 1998; Kurt Weyland, 2004)”[1].

En Latinoamérica el populismo hace referencia a gobiernos de izquierda o de centro, en principio con mucho carisma popular, fueron los casos de, Perón, Velazco, Cardenas o líderes que, sin llegar al gobierno, acopiaron este perfil, algunos fueron asesinados, Jorge Eliécer Gaitán en Colombia es un ejemplo típico de. Son líderes con ideas radicales frente al sistema existente, propugnaban siempre por el cambio, buscan, además, la igualdad y la equidad. El populismo a partir de la revolución en México en 1910 se convierte en una opción real de poder, a partir del año 30 del siglo pasado se inicia el proceso de modernización de los países latinoamericanos, llamados países en vía de desarrollo por algunos sociólogos, emergentes para los economistas, se produce además un fortalecimiento de las instituciones, aparecen los organismos de control en varios países, los primeros intentos de reforma agraria, se legalizan los sindicatos sobre todo en gobiernos liberales, la izquierda se organiza como partido y empieza a consolidarse una clase media, esa sociedad urbana fuerte, preparada, consciente políticamente y por lo tanto comprometida.

Lo primero que debemos hacer frente al populismo de hoy es “indagar su dinámica y el contexto que explica, aceptando mecánicamente significados y lógicas teóricas impuestas por discursos hegemónicos; en aras de una epistemología latinoamericana, insta a tomar distancia de lógicas dominantes y reconstruir el conocimiento, pensando más allá de límites disciplinarios o metodológicos”. “El porqué del estiramiento conceptual del populismo se explica por la lógica de uso”.

Hay un populismo histórico que se consolida a partir de la terminación de la segunda guerra mundial (desde una nueva clase, el desarrollo de las grandes ciudades industriales, la diversificación de las ideas de izquierda), que fracasa como opción de poder, o termina en la semilla de una violencia desmedida, como pasó en Colombia con el asesinato de Gaitán, de mucha importancia histórica, por los sucesos que genera, a partir del mismo se multiplica la violencia, se puede decir que aún padecemos sus consecuencias.

Fueron tres los momentos de este populismo histórico en Latinoamérica: El de 1930, el populismo de los 60 y el populismo de los 80 con la crisis de Argentina y Brasil, hablamos de Menen en el primero y los regímenes militares del desarrollismo en el segundo. El último exponente, Fujimori en el Perú.

Desde este contexto, el populismo de los 40 y 50, nada tiene que ver con las últimas expresiones de los 80 y 90. Si se miran bien el caudillismo y populismo entre los años 40 y 60  dio lugar a afirmar beneficios y significativos logros de aquellos regímenes, “tales como la participación, la construcción de identidades populares, la conformación del pueblo, la participación política popular, la vía de fortalecimiento de la democracia y una guía social, política y económica de un nuevo proyecto de sociedad Menos con los gobiernos y partidos populista de las dos últimas décadas”.

Gildardo Bueno Romero, quien escribió el ensayo que he tomado como base al presente artículo remata: “En la década del 2000 surgió el creciente interés por redefinir el concepto de populismo, a propósito de Hugo Chávez en Venezuela, Néstor Kirchner en Argentina, Evo Morales en Bolivia y Rafael Correa en Ecuador; debate que se reafirma al analizar las propuestas políticas y económicas de estos gobiernos, y su proximidad a los modelos históricos llamados populistas por su discurso, por la defensa de la soberanía nacional, por las nacionalizaciones propuestas, por su orientación izquierdista y oposición a la política neoliberal”.

El concepto de populismo pertinente a los sucesos que agobian a la política latinoamericana (Venezuela, Nicaragua, Bolivia) para hablar de los más emblemáticos, se ajusta “A lo que Para de la Torre, es un estilo político basado en un discurso maniqueo que presenta la lucha del pueblo contra la oligarquía como una lucha moral y ética entre el bien y el mal, la redención y la ruina; el líder es socialmente construido como el símbolo de la redención, mientras que sus enemigos encarnan todos los problemas de la nación”.

Pero no es sólo el artificio de los gobiernos sino de ciertos partidos con mucho arraigo y una opción de poder real. Este tipo de populismo, con gran ayuda de las TIC y las redes sociales, híbrido entre tecnología y el poder avasallador de las comunicaciones, sirve para que se monten mentiras y conceptos maniqueos, basados casi siempre en el miedo, los que sustentan propuestas sin arraigo real para perpetuar a muchos hombres en el poder (Venezuela, Bolivia y Nicaragua), los que han llegado muchas veces al poder mediante democráticas, después con reformas, terminan perpetuándose en el mismo, siempre bajo plataformas populistas.

Hay un concepto que es más coherente con esta realidad que vivimos: “Para Weyland, el populismo es una estrategia política que logra la movilización social, que el gobernante utiliza como sustento político y de legitimación de su poder; el populismo deviene de un gobernante o individuo —personalista, carismático—y no de un grupo u organización, y emerge cuando estos líderes basan su gobierno en estrategias de manipulación de masas”.

Por eso los teóricos hablan de un populismo de matriz ideológica. Diría de carácter moral, entre buenos y malos. Es un hecho que vivimos en el ápice de las propuestas y gobiernos populistas. Argentina se debate para las próximas elecciones en este tipo de opciones. Brasil tiene un gobierno populista, Pero está al borde de que el fujimorismo vuelva al poder, para no hablar de Venezuela, Bolivia y Nicaragua que son caso aparte. En Colombia, se definen dos momentos: El de Jorge Eliecer Gaitán y Rojas Pinilla y “El segundo momento, en el siglo xxi, con los periodos presidenciales de Álvaro Uribe Vélez 2002-2006 y 2006-2010”. Ahora que estamos en elecciones municipales, departamentales, de asamblea y consejo, se hace imperioso tener en claro todos estos conceptos.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 









[1] El populismo como concepto en América Latina y en Colombia.