Este país pertenece al
gremio de las dictaduras populares, aquellas donde el mandatario una vez
llegado al poder por la vía democrática, en unas elecciones limpias, basado en las decisiones que imponen
las mayorías, realiza una serie de reformas legislativas que lo atornillan
a la silla presidencial eternamente: Reelección, manejo del poder legislativo,
manipulación de los organismos de control y facultades extraordinarias que lo
convierten en un reyezuelo, lo que le permiten torcerle el cuello a la
constitución hasta terminar siendo el absoluto dueño del estado. La falta de respeto a las minorías es el pan de cada día de estas dictaduras, la estancia en el poder del mandatario está alcahueteada por las fuerzas militares, que siempre terminan como un aliado perverso, encubriendo toda clase de maniobras espurias, basados en coimas y la feudalización del poder. Esto fue lo que pasó y pasa con
Venezuela, que cayó en la peor de las dictaduras, pues ni siquiera hay un marco
ideológico serio que respalde tanta torpeza y atropello. Chávez, quien fue un
hombre carismático, pero dictador al fin y al cabo, que alguna vez pensó fungir como el gran líder
latinoamericano contra el imperio, como el solía denominar a los Estados
Unidos, fue poco a poco des-institucionalizando al país, prácticamente acabó con la economía de mercado, el derecho a la propiedad, la libertad de expresión, hizo nacionalizaciones a granel sin ningún proceso administrativo, más bien arbitrario, por esta vía se fue
tomando todas las instancias del país: Banca, medios de comunicación, la educación,
el comercio, la industria, ni siquiera para entregarlos a algún ente
administrativo que los manejará con algún propósito útil, en cambio las fue
abandonando, cada fabrica, comercio o medio nacionalizado se dejaron al garete, hoy se puede afirmar categóricamente: no hay industria, ni comercio, la
capacidad empresarial está totalmente minada, el país real vive del estado, en una inercia absoluta.
Está concentración del
poder le permitió ir creando feudos y micro-poderes entregados a sus aúlicos, a
sus compinches, la única manera de sobrevivir, convirtiendo al estado en una telaraña de pequeños reyes, la
corrupción de la nueva clase rica del país, que controla pequeñas instancias,
vitales todas, llegó a unos niveles aberrantes, crece como una ola de nieve
incontrolable, se salió de madre, ya nadie es capaz de parar este tsunami.
Frente a esta situación, a
las portas de unas elecciones legislativas, en medio de una crisis económica sin parangón
alguno, pues ya no hay ni comida, las colas para obtener alimentos son interminables,
el mandatario decidió recurrir a crear cortinas de humo, para mitigar la situación y ganar tiempo, pues
entiende que podría perderlas. El
presidente Maduro, que paradójicamente nació
en Colombia, decidió cerrar varios pasos fronterizos con este país, recurriendo al atropello y atentando contra
poblaciones de emigrantes colombianos muy vulnerables, acusándolas de
paramilitares, sacándolos como delincuentes, sin ningún proceso ni protocolo
alguno.
Extraña el silencio de los demás
países latinoamericanos, la falta de manejo a la situación por parte del mandatario
Colombiano y la actitud pasiva del gobierno americano, quien no ha emitido ningún
pronunciamiento al respecto. Es un hecho que este es el peor síntoma de la
grave crisis del país Venezolano y nadie sabe cómo ira a terminar la misma, es
un misterio por el entrecruzamiento de poderes en que está convertido el estado.
Espero que salgan de la mejor manera y pueda volver a ser la democracia que alguna vez
tuvieron, ojala no corran ríos de sangre, pues la situación no se ve nada bien.