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sábado, agosto 29, 2015

LA CAOTICA SITUACION DE VENEZUELA


Este país pertenece al gremio de las dictaduras populares, aquellas donde el mandatario una vez llegado al poder por la vía democrática,  en unas elecciones limpias, basado en las decisiones que imponen las mayorías, realiza una serie de reformas legislativas que lo atornillan a la silla presidencial eternamente: Reelección, manejo del poder legislativo, manipulación de los organismos de control y facultades extraordinarias que lo convierten en un reyezuelo, lo que le permiten torcerle el cuello a la constitución hasta terminar siendo el absoluto dueño del estado. La falta de respeto a las minorías es el pan de cada día de estas dictaduras, la estancia en el poder del mandatario está alcahueteada por las fuerzas militares, que siempre terminan como un aliado perverso, encubriendo toda clase de maniobras espurias, basados en coimas y la feudalización del poder. Esto fue lo que pasó y pasa con Venezuela, que cayó en la peor de las dictaduras, pues ni siquiera hay un marco ideológico serio que respalde tanta torpeza y atropello. Chávez, quien fue un hombre carismático, pero dictador al fin y al cabo, que alguna vez pensó fungir como el gran líder latinoamericano contra el imperio, como el solía denominar a los Estados Unidos, fue poco a poco des-institucionalizando al país, prácticamente acabó con la economía de mercado, el derecho a la propiedad, la libertad de expresión, hizo nacionalizaciones a granel sin ningún proceso administrativo, más bien arbitrario, por esta vía se fue tomando todas las instancias del país: Banca, medios de comunicación, la educación, el comercio, la industria, ni siquiera para entregarlos a algún ente administrativo que los manejará con algún propósito útil, en cambio las fue abandonando, cada fabrica, comercio o medio nacionalizado se dejaron al garete, hoy se puede afirmar categóricamente: no hay industria, ni comercio, la capacidad empresarial está totalmente minada, el país real vive del estado, en una inercia absoluta.
Está concentración del poder le permitió ir creando feudos y micro-poderes entregados a sus aúlicos, a sus compinches, la única manera de sobrevivir, convirtiendo al estado en una telaraña de pequeños reyes, la corrupción de la nueva clase rica del país, que controla pequeñas instancias, vitales todas, llegó a unos niveles aberrantes, crece como una ola de nieve incontrolable, se salió de madre, ya nadie es capaz de parar este tsunami.
Frente a esta situación, a las portas de unas elecciones legislativas, en medio de una crisis económica sin parangón alguno, pues ya no hay ni comida, las colas para obtener alimentos son interminables, el mandatario decidió recurrir a crear cortinas de humo, para mitigar la situación y ganar tiempo, pues entiende que podría perderlas. El presidente Maduro, que paradójicamente nació en Colombia, decidió cerrar varios pasos fronterizos con este país, recurriendo al atropello y atentando contra poblaciones de emigrantes colombianos muy vulnerables, acusándolas de paramilitares, sacándolos como delincuentes, sin ningún proceso ni protocolo alguno.
Extraña el silencio de los demás países latinoamericanos, la falta de manejo a la situación por parte del mandatario Colombiano y la actitud pasiva del gobierno americano, quien no ha emitido ningún pronunciamiento al respecto. Es un hecho que este es el peor síntoma de la grave crisis del país Venezolano y nadie sabe cómo ira a terminar la misma, es un misterio por el entrecruzamiento de poderes en que está convertido el estado. Espero que salgan de la mejor manera y pueda  volver a ser la democracia que alguna vez tuvieron, ojala no corran ríos de sangre, pues la situación no se ve nada bien.





     






jueves, agosto 20, 2015

LA SITUACIÓN GRAVE DEL PERIODISMO MEXICANO

Encontraron al fotoperiodista Rubén Espinosa, torturado y sin vida, junto con la activista de los derechos humanos, Nadia Vera y otras tres mujeres. Son 14 los periodistas asesinados en el estado sureño de Veracruz, para no hablar de lo que pasa en todo el país. El gobernador Javier Duarte ha amenazado a otros reporteros, lo que resulta ser un oprobio imperdonable, condenable desde todos los puntos de vista, pese a la gravedad de los hechos, hasta ahora no pasa nada en el estado. la inercia del gobierno federal es peor, deja muy mal al presidente, que no demuestra voluntad y  vehemencia para enfrentar al narcotráfico que definitivamente se salió de madre.
México está en una situación muy difícil. El narcotráfico es un poder que maneja los hilos del estado y la sociedad con absoluta libertad amparado en el dinero sucio, que corre a raudales y las organizaciones criminales, que hacen lo que quieren, de la peor manera, llenando de sangre la totalidad del territorio, situación que no se le ve salida alguna, debido a la corrupción rampante y descarada de las autoridades.
Latinoamérica no ha sido solidaria con este país hermano. Se les olvido a los gobernantes que este es un delito que afecta a toda América y el mundo, aislarse resulta imposible, pues responde a redes consolidadas, donde existen grados de dependencia muy marcados entre la producción, la preparación del producto final,  la circulación y el lavado de dineros a través del sistema financiero, quien es el que se queda con la plata, los banqueros para decirlo con absoluta claridad, están metidos hasta los tuétanos, son los más perversos.
El periodismo es fundamental para toda democracia, México vive históricamente su peor momento, su ejercicio resulta imposible y la libertad de prensa simplemente no existe. la impotencia del estado es total, nadie sabe en qué parará este galimatías.

Desde este blog, expreso mi solidaridad con los periodistas de México y espero que realmente las cosas empiecen a cambiar.





sábado, agosto 08, 2015

EL CIUDADANO DEL SIGLO XXI

Nunca antes la brecha generacional fue tan amplia como hoy. Entre dos generaciones, la diferencia es abismal, no hay reconocimiento alguno. Es más, la distancia entre personas con diferencias muy cortas de edad, es como un océano, la conexión entre ellas es nula. Realmente las enlaza sus derechos y el reconocimiento de la ley, eso que solemos llamar, la ciudadanía, la cual en medio de la apertura, la globalización, la revolución de la tecnologías de la información y el conocimiento, constituye la realidad tangible, cualquier otra es muy irreal, ésta conecta al ciudadano con la sociedad y el estado, es un hecho que está relación estamos lejos de descifrarla en su totalidad, en sus múltiples acepciones, sobre todo desde la perspectiva del sujeto, de sus afectaciones.
Las generaciones de hoy no les interesa el pasado y las conexiones con su  entorno son muy frágiles, la red a hecho que no estén en ningún lugar y esta realidad logró que el sentido de pertenencia con el entorno, sea débil y sufra de la misma epidemia. Hoy la historia no existe para ellos, solo existe el ahora.  Esto me recuerda las críticas de Nietzsche al sujeto moderno, recuerdo que eran muy fuertes: “El sujeto moderno, como noúme no o razón pura, es una idea ficticia transformada por obra de la mente humana en la máxima realidad de la modernidad. La naturaleza que da, de esa forma, despreciada y minimizada axiológica y ontológicamente. Su modelo de hombre será, por el contrario, aquél que diga sí a la naturaleza y a la vida, y acepte serenamente el amor fati o el destino.  Antonio Estévez, en la red, explica este aspecto del filósofo Alemán: El sujeto se ha convertido, en su empeño por negar la Naturaleza a la que pertenece, en razón pura, es decir, en una realidad abstracta o noúme no metafísico que ha perdido y está privada de una firme y sagrada casa solariega”[1].
La ciudadanía, eso que liga al sujeto a un estado, que de hecho constituye la vinculación a unos deberes, a unos derechos, de la cual nace toda su relación con la sociedad y que le permite desde lo legal, el desarrollo de su individualidad desde una racionalidad previamente constituida, está lejos de ser comprendida hoy en su totalidad.
Kant, definió la Ilustración como la salida del ser humano de la minoría de edad intelectual, el cual empieza a pensar por sí mismo y asume desde esta revolución, una relación con el estado y la sociedad, que puede cuestionar desde la razón, pues ya no existen los poderes absolutos. A los derechos humanos, al reconocimiento de unos universales, al empoderamiento del estado nación, se le agrega la revolución tecnológica y el aparecimiento de los movimientos sociales, que produjeron una ola de reconocimientos de  derechos colectivos de la clase trabajadora a lo largo de todo el siglo XX, quien no solo reclamó estos, sino que se convirtieron en sujetos políticos con aspiraciones de poder. Fue una época de batallas totales en pro de la clase trabajadora, de utopías y de esperanzas.
Con la caída del muro de Berlín, el fracaso del socialismo en la Europa del este, la consolidación del neoliberalismo y el capitalismo voraz, y la revolución tecnológica, aparece una generación, centrada en su individualidad, esta no se conecta para nada con el colectivo y menos con la historia, solo atiende lo mediático, que corresponde a leyes muy propias, para nada le interesan los proceso comunitarios, no tiene sentido de la solidaridad. A esto se le suma perversamente, que nadie agrupa, no existen colectivos fuertes, los partidos políticos no atraen y solo funge el sujeto deseante, sometido felizmente e inercialmente a la sociedad de consumo, realidad que lo avasalla y lo somete, la red juega un papel relevante en este sentido.
El individuo, está inmerso en un mundo virtual, que le proporciona una aparente seguridad, que realmente no existe, esta situación, que el ciudadano padece pero no comprende, cargada de simulaciones donde la copia es más importante que el original, constituye el afianzamiento a una prospectiva que le brinda el norte total a su vida, el teléfono es un adminiculo sobre el cual se desarrollan todas estas imposiciones materiales e ideológicas, sólo cuando está conectado, supone que existe. Zizet, en un libro de mucha controversia, denominado el “Desierto de lo real”, lo describe con magistral lucidez:
“En el mercado actual, encontramos toda una serie de productos libres de sus propiedades perjudiciales: café sin cafeína, nata sin grasa, cerveza sin alcohol ... Y la lista es larga: ¿no podríamos considerar el sexo virtual como sexo sin sexo, la teoría de Colin Powell de la guerra sin bajas (en nuestro bando, por supuesto) como guerra sin guerra, la redefinición contemporánea de la política como el arte de la administración experta como política sin política, hasta llegar al multiculturalismo liberal y tolerante de hoy en día como experiencia del Otro sin su Otredad (el otro idealizado que baila bailes fascinantes y tiene una visión ecológica y holística de la realidad, mientras que costumbres como la de pegar a las mujeres las dejamos a un lado...)? La realidad virtual se limita a generalizar el procedimiento ofreciendo un producto carente de substancia: proporciona la misma realidad sin substancia, sin el núcleo duro de lo Real; exactamente del mismo modo en el que el café descafeinado huele y sabe a café sin ser café de verdad, la realidad virtual se experimenta como realidad sin serlo”.
La racionalidad que soporta la relación del individuo con el estado y la sociedad, que ha sido seriamente estudiada: Weber, Adorno, Habermas, Sartori, Rawls, entre otros, requiere ser explicitada con más profundidad, atendiendo a realidades que hoy son contundentes, como la administración de las decisiones y el destino desde la red. Textos como “Facticidad y validez”, de Habermas, adquieren mucha vigencia, pues pueden ser un manera de volver a estudiar la ciudadanía moderna. Es necesario realizar la mirada sociológica y el desciframiento de la psicología del sujeto del siglo XXI, que no es fácil. El derecho constitucional y la jurisprudencia la definen con absoluta claridad, pero es en la psicología del sujeto donde debemos indagar con insistencia. Que piensa una persona en la era digital, cuales son los criterios que configuran en la relación con el estado, la sociedad y el estado, para no hablar de la nación como concepto sociológico, en una estructura social dominada por el mercado, donde  es imposible saber quién nos habla.
Zizet remata su afirmación con este ejemplo: “Para la gran mayoría del público, las explosiones del World Trade Center fueron acontecimientos televisivos, y es que, mientras mirábamos las tan repetidas imágenes de la gente aterrorizada corriendo hacia la cámara ante una nube inmensa de polvo procedente de la torre que se derrumbaba, acaso no recordaba el encuadre de la toma las escenas de catástrofes de las películas?, :no parecía un efecto especial que dejaba anticuados a todos los demás, ya que, como sabía jeremy Bentham, la realidad es la mejor apariencia de sí misma?. La pregunta es en qué estamos.











[1] El sujeto moderno y naturaleza en Nietzsche. Antonio Pérez Estévez. http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=27903404











[1] El sujeto moderno y naturaleza en Nietzsche. Antonio Pérez Estévez. http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=27903404