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viernes, febrero 08, 2008

UNA TENSION INNECESARIA PARA
LATINOAMERICA

Las guerras entre países latinoamericanos son cosa del pasado y cualquier conflicto al respecto se suponía anacrónico y sin sentido. El presidente Chávez ha decidido crear una tensión diplomática, basada en una posible intervención militar Colombiana conestada por los Estados Unidos, que desconoce la intensa relación social y comercial entre los dos países, su necesaria convivencia y una larga tradición diplomática , que ha superado cualquier diferencia. El papel de áulico, que ha asumido el presidente Ortega al respecto, resulta inexplicable y como buen carbonero atiza al mandatario venezolano en esta locura, por lo que pueda pescar a favor en las diferencias fronterizas con Colombia. El columnista Carlos Alberto Montaner, con el que casi nunca estoy de acuerdo, con absoluta razón presenta el tema con preocupación por lo que se pueda dar: “Es posible que se desate una guerra latinoamericana en los próximos años. Y, a diferencia de lo ocurrido en el siglo XX, cuando todos los enfrentamientos se originaron por disputas fronterizas, no es descartable que esta vez se trate de un sangriento conflicto multinacional alimentado por razones ideológicas. Detrás de esa probable desgracia, como indican todos los síntomas, estará la irresponsable actuación del presidente Hugo Chávez, un caudillo iluminado que se empeña en reconstruir el continente de acuerdo con sus fantasías revolucionarias.” No sería Chávez el primer mandatario que intentara velar sus problemas internos con un nacionalismo alimentado en una guerra irresponsable. Resulta indispensable la intervención de la OEA, la del presidente Lula, quien debe asumir una intervención directa, inteligente y que anteponga los intereses geopolíticos de la región a los caprichos bolivarianos de Chávez; lo mismo sucede con Argentina y Chile. Quien ganaría con un conflicto armado en la región. Nadie, sería absurdo, no corresponde al canon diplomático, comercial, social, impuesto por la globalización, la apertura, los nuevos tiempos. Los Estados Unidos siguen jugando un papel hegemónico y signada a sus intereses, esta realidad es inocultable. Pero no son las guerras internas en Latinoamérica las que generarían un cambio al respecto. Chile, es el mejor ejemplo, China, para citar a un coloso. Natalia Agudelo Sepúlveda, filosofa Manizalita, que no tengo el gusto de conocer, en una excelente tesis sobre la construcción de una geopolítica Latinoamericana se preguntaba como a priori de su trabajo con lucidez : La pregunta que se nos haría de inmediato es: ¿por qué aludir a una construcción geopolítica si ésta, y de una manera superficial, sólo alude a términos territoriales y militares-entendiendo su definición- más no a los caracteres de verdad y sentido ni a muchos otros que parecen prioritarios y distintos?, ¿por qué no mejor hablar de las construcciones geoeconómicas o geoculturales? Estas dos preguntas dan inicio también a la tesis que se presenta, puesto que lo que intentará mostrarse es que la geopolítica refiere a más sentidos que al territorialmilitar." Parte de la respuesta a esta inteligente pregunta, deberíamos darla con la solución de la crisis diplomática que nos asiste.