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viernes, abril 19, 2013

VENEZUELA ENTRE LA LEGITIMIDAD Y LA DICTADURA



Este país está viviendo  momentos muy delicados, acrecentados por la elección presidencial, cuya votación fue el domingo y  favoreció al vicepresidente Maduro.  Los factores son múltiples y por una coyuntura excepcional: la muerte del caudillo, al caos convergen personas del mundo político, económico y social de toda índole y clase social, inferiores a todas luces, a las graves circunstancias que  rodean este maremágnum de hechos. El liderazgo ejercido por Maduro, de parte del Chavismo exacerbado, el de la oposición de unidad en cabeza de Henrique Capriles, no dan la talla, tienen polarizada la sociedad y  es apenas la punta del iceberg de una nación que ha padecido en los últimos cuatro años, una desarticulación paulatina del estado, una recesión económica sin precedentes,  indicies de corrupción inimaginables y lo que es peor, un problema descomunal de seguridad. Venezuela vive una dictadura con aparente legalidad, pues a base de reformas en los últimos catorce años, ha venido eliminando los principios mínimos de la democracia, los controles y contrapesos del estado, que terminaron en una concentración absoluta del poder en el ejecutivo.  Hasta ahora,  al Chavismo  le ha quedado grande su proyecto político, está en ciernes y ni siquiera hay un modelo inteligible.
El candidato Maduro tomó posesión el lunes en un acto que eliminaba un ejercicio del poder por  encima de la institucionalidad, pues la constitución establece con claridad  que al presidente del congreso le correspondía  asumir la presidencia con la muerte del ejecutivo. La diferencia fue realmente muy pequeña y la oposición en cabeza de Capriles pidió la revisión de los mismos apoyados en la ley electoral.  Esta situación terminó en una infinidad de declaraciones y manifestaciones públicas  de lado y lado que intensifican la polarización del país. El martes en el cacerolazo convocado por la oposición, hubo siete muertes. No fue la decisión más acertada esta convocatoria,   Venezuela no  hay una clase política que sea capaz de superar esta caótica situación con la altura y tesón que la misma requiere y menos manejar el modelo de estado  hibrido creado por el difunto presidente Chávez, donde todo quedó a medio  empezar, es ininteligible y el poder está atomizado para el usufructo de sanguijuelas de todo tipo, cercanas al presidente Chaves y ahora a Maduro.
Hoy el presidente ha sido reconocido por UNISUR, el reto de sacar a Venezuela de la crisis realmente no le da más tiempo y  debe demostrar con hechos, que está preparado para manejar esta nación rica en exceso, que ha despilfarrado su riqueza inexplicablemente, polarizada al extremo y con una crisis sin precedentes. De cómo plantee su gobierno, con quien decida gobernar y como supere sus problemas más graves, depende la paz y el futuro de esta nación.
Es un hecho que la oposición no estaba preparada para recibir el poder, por el infinito de personas encriptadas en los cuadros de mando, por la crisis económica y social, por la infinidad de compromisos adquiridos en 14 años de pésimo gobierno, que no sabemos en que terminarán, es una especie de clientelismo inacabable. Henrique Capriles debe prepararse para gobernar, debe hacerlo con absoluto rigor, no será fácil. Nadie puede negar que la oposición no tiene garantía para su ejercicio.
Solo nos queda esperar como se irá resolviendo este galimatías, que desborda nuestra capacidad de reacción.  En todo caso estaremos atentos y espero hacer un análisis completo respondiendo está pregunta: Que está pasando con Venezuela.