Powered By Blogger

lunes, agosto 27, 2018

LOS RESULTADOS DE LA CONSULTA EL PRINCIPIO DEL CAMBIO EN COLOMBIA


la corrupción florece cuando alguien tiene poder de monopolio sobre un bien o servicio y tiene la discreción para decidir cuánto recibe y donde la rendición de cuentas y la transparencia son débilesKlitgaard




Los resultados de la consulta del domingo contra la corrupción constituyen un hito histórico, aún estamos lejos de comprender la verdadera dimensión de lo sucedido. 11 millones y medio de colombianos votaron este domingo a favor de la misma, pese a no alcanzar el umbral exigido por la ley, constituye un verdadero mandato popular a tener en cuenta, sin precedentes históricos, mandato que debe ser acatado, no solo por el presidente, la clase política, sino por el mismo congreso. El país tiene graves problemas éticos, es un fenómeno imbricado en todos los órdenes sociales, en los mínimos actos y costumbres del ciudadano. Pensamos frente a la corrupción, que es un problema de los gobernantes, de la clase política, de los empresarios, paradojicamente nos excluimos y la verdad es que hace parte de nuestra cultura, es un hecho, hay una especie de una aceptación general, de: No hay nada que hacer,  encubierta por cierta impotencia frente a una realidad que hasta ayer parecía inmodificable. Hace mucho tiempo sufrimos este flagelo. La actitud ciudadana en la consulta es todo un acontecimiento, sembraron con su voto la semilla de renovación que necesitabamos partiendo del: “Sí se puede”, sin alguna contraprestación, fue una toma de consciencia sólo precedida por el deseo  de cambio, en un país dominado desde hace muchos años por una élite política perversa, clientelista y corrupta, este hecho, me llenan de esperanza, el camino es largo y dispendioso, pero todo tiene un principio.
Dejusticia en un documento estableció el marco conceptual de la corrupción en los términos en que se expresa en nuestro país: “A partir de una extensa revisión de literatura se pudo concluir que dentro de los elementos esenciales de la corrupción están al menos: i) el abuso o desviación del poder encomendado, que puede ser público o privado; y, ii) el beneficio o ganancia privada, que puede ser personal o para un tercero, y que no necesariamente tiene que ser monetaria. Por el contrario, aún no existe unanimidad en relación con la necesidad de que: i) exista una interacción entre un actor público y uno privado; y, ii) se genere o no un perjuicio directo para el interés general. En todo caso, la tendencia actual apunta a reducir paulatinamente los elementos de la esencia del concepto, para lograr una concepción dinámica del fenómeno de la corrupción, que tenga en cuenta la gran capacidad de mutación de las formas en que se concreta la misma”. Hablemos de igual manera de los fenómenos cotidianos: Colarnos, no hacer fila, pagarle a un agente de tránsito para que evitar una sanción, pagar por pequeños favores conociendo de antemano que estamos vulnerando derechos ajenos, desviar la mirada cuando los corruptos son nuestros amigos o familiares……esto quiere decir que, frente al fenómeno pensábamos que esto era lo corriente, repito, hacía parte de nuestra cultura, nada pasaba al respecto.
La corrupción se puede definir desde la perspectiva económica, política o ética, igualmente se define desde la concepción de estado, desde las prácticas cotidianas y en la relación del ciudadano con la institucionalidad. La perspectiva sociológica me parece, es la que más contextualiza nuestra realidad: “los sociólogos han asumido la corrupción como una práctica social que se encuentra en tensión con patrones de comportamiento reconocidos como válidos en una sociedad determinada y su principal preocupación tiene que ver con los costos morales”.
A eso apuntó esta consulta, reconocer lo que nos sucede y empezar a cambiar, el principio de un acuerdo nacional que  empiece a trasformar no sólo las costumbres políticas, sino nuestra forma de ser, de actuar, de proceder. Nos enfrentamos en este propósito a muchos problemas, cuando hablo de pandemia, no es casual, la clase política no querrá cambiar, menos los empresarios acostumbrados a ganarse la contratación de manera fácil, igual pasa con la manera de actuar del ciudadano común, con todos los tic a que nos allanamos y que de antemano sabemos no son los más éticos por nimios que parezcan.  Va más allá de la manera de hacer política, atiende a un espectro cultural amplio. Desde ayer hemos decidido enfrentar este fenómeno. Apenas empezamos, buen viento y buena marcha.







sábado, agosto 18, 2018

DONALD TRUMP

Párenme si ya me han oído decir esto antes. Un candidato presidencial republicano pierde la votación popular, pero de algún modo consigue llegar a la Casa Blanca. A pesar de su dudosa legitimidad, sus aliados en el Congreso aprovechan el que haya sido elegido para aprobar una enorme rebaja de impuestos que dispara el déficit presupuestario y al mismo tiempo beneficia de manera desproporcionada a los ricos. Paul Krugman.

La pregunta es: Cómo un hombre de tantas contradicciones, sin ningún carisma, parece siempre un lobo enfurecido, sin coherencia, llega a la presidencia de los Estados Unidos,  ejerce un liderazgo sin ninguna sindéresis, sin ningún respeto por la democracia, ni los derechos humanos, lo que es peor, con el pleno del partido republicano apoyándolo, sin importar que haga. El fenómeno se da en el país, con el mayor conocimiento científico del orbe, con las mejores universidades, con el mayor número de premios nobel en más de cien años de historia del mismo, con una libertad de opinión absoluta, por lo menos hasta ahora; con un item, estamos frente a la primera potencia militar y comercial, es una verdad incuestionable, esto quiere decir que sus decisiones afectan a todo el planeta..

En los últimos meses, el presidente Trump vive amenazando a sus aliados comerciales, toma medidas en contravía de los acuerdos que firmaron los Estados Unidos, se le olvida que está  obligado a respetarlos; en materia política, habla sin atender a sus compromisos históricos, compromisos muy serios, los que le han dado algún equilibrio geopolítico al mundo. Krugman el nobel de economía en la última columna del periodico "El país" de España escribió: “Así que Donald Trump fue a la cumbre de la OTAN, insultó a nuestros aliados, exigió absurdamente no solo que aumenten su gasto militar —lo cual deberían hacer—, sino que lo aumenten un cuatro por ciento del PIB, que es muy por encima del gasto militar inflado de su propio presupuesto. Luego afirmó, de manera falsa, haber ganado concesiones importantes y declaró con magnanimidad que considerar abandonar la alianza es “innecesario en este momento. ¿Nuestros aliados podrían haber hecho algo que lo calmara? La respuesta, sin duda, es que no. Para Trump, causar alteración en la OTAN no parece ser un medio para un fin; es un fin en sí mismo”.
El partido republicano de los Estados Unidos ha decidido no preguntar, no cuestionar, participar en la cuotas burocráticas y de contratación que les brinda este empresario, olvidándose de su rol en la democracia americana, actúa como simple borrego, abrogándose  un nacionalismo cercano al fascismo, patrocina medidas que atentan con los derechos humanos, fomentando una discriminación racial harto peligrosa para estos años de resurgimiento de un nazismo incipiente, del concepto de seguridad nacional y de la vuelta al cierre de las fronteras, un verdadero retroceso, un anacronismo inexplicable.
La guerra que ha iniciado en contra de la libertad de prensa de su país es otro capitulo oprobioso aparte, el ataque a los principales medios impresos y la exacerbación de la incertidumbre frente a cualquier hecho u opinión, dicen los que saben, crear incertidumbre es la clave, fomentar la duda, siempre se oculta perversamente la verdad, el señor Trump está manejado definitivamente una potencia como una empresa de tercera, paradójicamente es un pésimo gerente, todos sus actos van en contra del liderazgo que geopolíticamente le corresponde a esta potencia.
Cómo será el final, habrá que preguntarle a Tom Clancy,  Krugman dice frente a la  intervención a favor de un empresa China: “  Ha traicionado el presidente de Estados Unidos la seguridad de la nación a cambio de una mordida del Gobierno chino? No digan que es una insinuación ridícula: dado todo lo que sabemos de Donald Trump, está dentro de los límites de lo posible, e incluso de lo verosímil”. Cómo  les parece.

ADDENDA: Michael Cohen, exabogado del presidente estadounidense Donald Trump, se declaró culpable el martes de ocho cargos, incluidos cinco por evasión fiscal y dos por violar las leyes de financiamiento electoral. Además, afirmó haber pagado a mujeres por guardar silencio en historias de romances que involucraban al presidente.

 

domingo, agosto 12, 2018

FÍSICA Y COTIDIANIDAD


Cuando murió mi esposa Ana Isabel, hace tres años, producto de un cáncer implacable, después de un tiempo, volví a inquietarme por las grandes preguntas que ha investigado la física: La historia del universo, el lugar que ocupamos en el mismo, el desciframiento que la ciencia ha hecho del cosmos. La mirada la hago siempre con textos científicos pero en el fondo desde una perspectiva filosófica, básicamente miro desde lo más profundo de mi ser, imbricado en lo existencial, me remito a la angustia  de un simple mortal que sabe que está de paso,  parto de la certeza que lo único cierto es nuestra mortalidad. La física me ha cautivado desde mis primeros años y es un hecho que la serie cosmos resultó un acontecimiento en mi vida.
Acabo de leer “Siete breves lecciones de física” de Carlos Rovelli,  releí por pura incitación de esta lectura, el capítulo sobre física del libro de Asimov, “Introducción a la ciencia” y sobra decirlo, ver los primeros capítulos de la segunda producción de la serie “Cosmos”.  Esto para decir, que las cosas fundamentales de nuestra existencia como es el sentido de la ubicuidad espacial y nuestra relación con el universo me suscitan un interés especial. Últimamente indago sobre estas cosas de cara al tema de la muerte. Einstein nos enseñó, que es el espacio el que se curva, igualmente lo hace el tiempo. Estamos en la tierra en medio de un infinito universo, regulados por leyes universales que no son de nuestro resorte y respondemos a las articulaciones propias de un dios, llámese ciencia, que no juega a los dados. Estamos hechos de materia cósmica, todos los átomos pesados, incluidos oxígeno, nitrógeno y carbono, es decir buena parte de nuestra materia prima, fueron creados por una generación anterior de estrellas, latentes hace unos 4 mil 500 millones de años. El 97% de la masa del cuerpo humano está conformado por materia procedente de las estrellas. La formación del universo es importante para nosotros pues estamos hechos de materia producida  por la primera explosión, eso que se conoce como el Big Bang. La edad del universo es importante. “Los astrónomos pueden descubrir objetos situados a unos 9 mil millones de años luz, y hasta ahora no hay indicios que exista un final del Universo. Teóricamente pueden esgrimirse argumentos tanto para admitir que el espacio tiene un final, como para decir que no lo tiene; tanto para afirmar que existe un comienzo en el tiempo, como para oponer la hipótesis de un no comienzo”. La relación espacio-tiempo se estudia de otra manera a partir de los descubrimientos de Einstein, la curvatura del universo, del espacio, establece otras constantes.  Entonces, en medio de estas verdades, después de la muerte nos volvemos al universo del que estamos formados, de la manera más simple, sin consideraciones religiosas. Ahora viene la pregunta metafísica, donde está eso que solemos llamar espíritu, lo que los cristianos denominan de otro nombre, para ellos con la muerte concluye el tiempo de realizar buenas obras y merecer ante Dios, para resucitar con Cristo, es necesario morir en Cristo; la religión Indu considera el espíritu eterno, el cual siempre se reencarna; los budistas terminan reconociendo la muerte como estado subliminal que termina en el nirvana, para ellos todo lo que conforma el mundo es tangible, es decir, muta, las cosas están en constante cambio. Nosotros, quienes aceptamos y hemos estudiado la evolución y que sabemos exactamente de donde provenimos desde la ciencia, encontramos en el estudio del universo gran parte de las respuestas, pero estas dejan más dudas que certezas, aún estamos lejos de comprender el todo. El universo es vasto y responde a leyes exactas. Por ello no entendemos muchas de las torpezas del hombre, la falta de grandeza. El universo es infinito, pensaría que nada muere, solo hay cambios, somos parte de un todo. El hombre, el ser cultural es otra cosa. Responde también a una evolución, es un ser histórico. La antropología ha dado muchas respuestas, de antemano reconoce la inexorable relación del hombre con el universo. La muerte es una manera de abordar los interrogantes que despierta esta relación entre el uno y el todo. Dentro de poco no estaremos y en poco tiempo nadie nos recodará. Freud en "Eros y tanatos" estudia el tema de la vida y la muerte. Eros representa los instintos más primitivos por satisfacer los deseos libidinosos, los de hambre y los de sed, es decir, las pulsiones de vida; mientras que Tanatos engloba los deseos por satisfacer los impulsos de destrucción y agresividad, ergo, las pulsiones de muerte. Estas son pasiones humanas. La física cuantica, nos enseña aún más de nuestra naturaleza. Estamos lejos de resolver muchos interrogantes, mientras la ciencia avanza, nuestra existencia será efímera, pero es lo más valioso y bello que tenemos. Somos los únicos seres conscientes de nuestra muerte, de lo efímeros y por su puesto, que al final nada nos llevamos.
 

  







domingo, agosto 05, 2018

LA POSESIÓN DEL PRESIDENTE IVAN DUQUE EN COLOMBIA


El doctor Iván Duque fue elegido presidente de Colombia como candidato del “Centro Democrático” después de superar  una consulta interna, por esa vía adquirió el compromiso de  hacer una alianza programática con el partido conservador, el seudo movimiento del exprocurador Alejandro Ordoñez y con algunos sectores independientes. Al final ganó en la segunda vuelta con más de diez millones de votos. Desde la primera vuelta, como suele ocurrir en nuestra amada patria y ante las encuestas de favorabilidad, recibió todo tipo de adhesiones; la lagartearia aún está vigente, hace parte de nuestra idiosincrasia, inevitable en el espectro político, está en nuestro ADN. El martes se posesiona y ejercerá como el primer presidente del pos-conflicto.
En la última columna, el excelente escritor Santiago Gamboa, refiriéndose al Doctor Santos expresaba: “Pero voy a lo fundamental: desde su primer mandato usted eligió los tres ejes de su gobierno: la ley de víctimas, la ley de devolución de tierras y el proceso de paz.  Me sentí orgulloso de lo que su gobierno defendió y lo asumí como propio, en todos los escenarios a los que fui convocado. Subrayo la palabra “defender”, pues todos sabemos que cada uno de esos proyectos tuvo la férrea oposición de los terratenientes y los violentos, los cuales llegaron a armarse para evitar la devolución de tierras, o a acusar a los campesinos demandantes de ser terroristas, como hizo don José Félix Lafaurie, dándoles justificación y motivos a los escuadrones de la muerte”. Simplemente para señalar en el ambiente que le tocó  gobernar al presidente Santos, pese a su propósito de realizar un acuerdo con el grupo insurgente más viejo y consolidado de nuestra historia. El doctor Duque en las entrevistas, los diferentes discursos que ha dado como candidato electo, pese al compromiso con su partido, que no ha dejado ni un ápice su recalcitrante manera de obrar, de atacar, injuriar y maldecir, se ha mantenido en la posición de hacer un gobierno de unidad, no gobernar con el retrovisor, aceptar lo bueno del legado recibido, hacer las re-direcciones donde sea necesario, eliminar lo que desde su buen criterio este mal y por su puesto generar desarrollo y paz para el país. Cómo lo hará, ese es tema para otra columna, esperaremos y de antemano le deseamos los mejores augurios, pues si a un presidente le va bien, le va bien al país en general, eso está descontado. Temas delicados: El respeto a los acuerdos, ya son compromisos de estado; las negociaciones con el ELN; la grave crisis de violencia por el abandono del estado en las zonas de conflicto, las Bacrim, la delincuencia común y el narcotráfico; las políticas que le garanticen a este país desarrollo y empleo.Espero su mandato corresponda al momento histórico de Colombia, ese fue el reto que adquirió. Es difícil esperar cambios sustanciales en la manera de gobernar: A expresado, cero mermelada, cero corrupción, sin clientelismos, eso es loable, esperamos pueda cumplir;  temas difíciles, ha decidido enfrentarlos con toda vehemencia y como política de estado, le deseo los mejores augurios en estas materias.  
Quiero en este artículo presentar un texto especial escrito para el periodico "El tiempo" de Colombia realizado por el propio presidente electo, ahí está todo su talante, una cosa es el presidente y otra el centro democrático. 




DUQUE PROPONE PACTO PARA SUPERAR LAS DIFERENCIAS

El presidente electo escribió para EL TIEMPO; detalla su visión y describe sus retos en su Gobierno.

Por: Iván Duque Márquez  04 de agosto 2018 , 11:16 p.m.

Durante estos días de intenso trabajo previos a la llegada al Gobierno, he llegado a la conclusión de que este es el momento para que los colombianos hagamos una pausa y nos miremos como país. Este es el momento justo para examinarnos profundamente y vernos en el espejo del presente y del pasado.

El 7 de agosto del 2019, Colombia celebrará el segundo centenario de su vida republicana, y desde esta perspectiva veo que podemos identificar nuestros desafíos, poniendo en acción una agenda que nos fortalezca cada vez más como nación.

Colombia es un país capaz de hacernos soñar a diario. Aquí pasan cosas extraordinarias. Somos un país sólido, lleno de riquezas diversas y deslumbrantes. Pero al mismo tiempo somos un lugar donde muchos problemas envejecen mal y se convierten lentamente en terribles amenazas que debemos sortear día a día. Y, junto a esas circunstancias dolorosas que marcan nuestra historia, existe un sello cultural, un rasgo de nuestro ADN que nos identifica claramente: la resiliencia.

Nadie puede negar que Colombia es un pueblo que se crece ante la adversidad. Que nunca desfallece, que ante los desafíos siempre sale victorioso y tiene una capacidad asombrosa: convertir cada dificultad en una oportunidad. Esa capacidad de reinventarse, esa resiliencia es la que nos permite, por ejemplo, edificar un sólido aparato productivo, industrial y exportador desde regiones diversas que avanzan a pesar de obstáculos como las difíciles condiciones logísticas y los constantes embates de la violencia. A pesar de afrontar este tipo de obstáculos, este país logró abrirse camino para atraer la inversión y convertirse en una economía valorada y respetada globalmente.
Esa misma resiliencia y la vocación de transformación que mostramos permanentemente son la base de grandes logros que se dieron en las últimas dos décadas: aumentó el promedio de vida a casi ochenta años, creció nuestra clase media, derrotamos muchas enfermedades transmisibles, aumentó significativamente la cobertura en salud y educación.

Construimos una Fuerza Pública profesional, con mística y respetuosa de los derechos humanos que logró reducir como nunca antes los homicidios, secuestros y ataques terroristas, consolidando una red social de atención a la población más vulnerable. Todo esto hace parte de una muestra que nos indica con certeza de qué somos capaces como nación cuando logramos construir políticas de Estado pensando en el bien común. En el bien de cada uno de los colombianos.
La Colombia del 2018
Y al lado de todo eso que nos hace sentir orgullosos aparece la otra cara de lo que se ve en ese espejo. En el último año y medio, más de 300 líderes sociales han sido asesinados. Los cultivos ilícitos superan las 200 mil hectáreas cuando hace apenas seis años se encontraban por debajo de las 50 mil. Se hicieron compromisos económicos con múltiples sectores sociales sin asegurar sus fuentes de financiamiento.

Se creó una compleja y dispersa institucionalidad para garantizar las inversiones en las zonas afectadas por la violencia y por eso centenares de desmovilizados expresan su desespero ante la falta de claridad sobre su tránsito hacia actividades productivas. Aumentan los ataques y amenazas de bandas criminales. Se cometieron desaciertos en la política y regulación energética afectando seriamente la calidad de vida y la productividad en varios departamentos.

Proyectos claves quedaron temporalmente paralizados por imprevisiones de planeación o simple inseguridad jurídica. Aparece la necesidad de hacer reformas de fondo al sistema de salud para garantizar su sostenibilidad financiera, y en consecuencia la atención de calidad y oportuna que merecen todos los ciudadanos. La carga tributaria sumada a la inestabilidad regulatoria, expresada en trámites engorrosos y varias ventanillas desconectadas, han afectado la competitividad de muchas industrias.

A esos hechos preocupantes se suma la angustia de las víctimas que no han recibido el apoyo efectivo del Estado a pesar de las promesas que se pregonaron durante años. Vemos regiones olvidadas que sufren por el enfrentamiento entre grupos terroristas por la disputa del control del jugoso negocio del narcotráfico. Y, además, monumentales casos de corrupción política y administrativa que impiden que los recursos lleguen a los más necesitados, destruyendo de paso la confianza en instituciones y entidades emblemáticas.
Es cierto: nuestro crecimiento económico se encuentra por encima de muchos países de América Latina, pero no es menos cierto que debemos –y podemos– elevar nuestro crecimiento potencial y lograr generación de más empleos formales y un aumento del ingreso real de nuestra población.

Debemos aprender de los errores de los últimos años, cuando se elevaron los gastos permanentes del Estado, confiados en una transitoria bonanza petrolera, afectando nuestra capacidad fiscal contracíclica para después aterrizar de emergencia en la absurda decisión de sustituir petróleo por más impuestos, golpeando a consumidores y generadores de empleo.

También debemos recapacitar sobre los años recientes. Nunca se debió permitir que como país se abriera la falsa división entre amigos y enemigos de la paz. Todos somos amigos de la paz y debemos edificarla bajo los principios reales de verdad, justicia, reparación y no repetición, asegurando que las víctimas sientan un resarcimiento moral, material y económico.

El futuro es de todos
Esta nueva perspectiva sobre la cual queremos avanzar nos deja ver con claridad que ninguna de estas adversidades nos puede arrebatar el optimismo y la ilusión. Todos estos son retos inmensos, pero podemos superarlos con la misma resiliencia que nos ha caracterizado como nación. Nuestro deber es lograr que todos empujemos como país en una misma dirección y que pongamos en marcha políticas de Estado que vayan más allá del ciclo político de los cuatro años con los que cuenta un presidente.

Creo firmemente en que tenemos que pensar en el futuro; construir sobre las cosas que nos unen y no quedarnos en el torbellino de lo que nos divide. Ese es el reto más grande: lograr que nuestro país se levante con ímpetu y asegure de manera categórica un crecimiento económico que traiga consigo equidad y justicia social, la derrota de la pobreza y la expansión de la clase media y el acceso a los bienes públicos necesarios para elevar nuestra calidad de vida.
El punto de partida de este nuevo camino está en enfrentar los problemas con soluciones integrales, sin dejarnos llevar por sesgos políticos e ideológicos. Por eso ha llegado el momento de consolidar un plan de desarrollo que sea un pacto por Colombia, por el futuro, por la legalidad, el emprendimiento, la equidad, la sostenibilidad ambiental y la ciencia, la tecnología y la información.

La paz es posible con legalidad
Corregir el pasado implica una gran apuesta por la legalidad para que el matrimonio de seguridad y justicia se traduzca en el imperio de la ley que protege y garantiza el ejercicio pleno de las libertades.

Debemos trabajar por una Colombia en paz donde se proteja a la base guerrillera que se ha desmovilizado, desarmado y reinsertado en busca de alternativas productivas; debemos lograr que esos guerrilleros de base puedan olvidar la horrible noche de su tragedia violenta, mientras aseguramos calidad en la inversión pública en las zonas afectadas por el terror.

Corregir el pasado y construir el futuro significa que hacia adelante el narcotráfico deje de ser considerado un delito conexo al delito político, que podamos avanzar con una combinación plena de herramientas hacia una sustitución y erradicación efectiva de cultivos ilícitos. Nuestro deber como sociedad es enfrentar sin vacilaciones el terrible daño que causan a nuestros jóvenes los jíbaros, los ‘combos’, las ‘oficinas’, el contrabando, el lavado de activos y las economías ilegales al servicio del narcotráfico.

La cultura de la legalidad se manifiesta en la defensa de la vida, la integridad, la familia, los valores éticos, las sanciones ejemplarizantes al criminal. La legalidad está en una sociedad que se protege sin impunidad, con una justicia creíble, cercana, efectiva y eficiente como vehículo para consolidar la confianza institucional.

Una Fuerza Pública motivada, rigurosa, respetuosa de los derechos humanos, responde a ese gran anhelo, y juntos debemos hacerla brillar en el territorio. Darle el lugar que le corresponde.

Legalidad significa luchar sin cuartel contra la corrupción. Llegó el momento de endurecer las penas, aplicarles a los amigos de esta práctica inaceptable la extinción de dominio exprés, poner fin a los abusos de la contratación directa, desmontar los carteles de únicos proponentes, sancionar con severidad a las empresas que se prestan para actos de corrupción y avanzar como nunca antes en la transparencia de las actuaciones de los funcionarios públicos. Los corruptos no pueden tener espacio en la Colombia que vamos a construir.

Emprendimiento para la transformación social
Si Colombia quiere derrotar la pobreza extrema y ampliar aún más la clase media, debe crecer de manera sostenible por encima del 4 por ciento. Por eso tenemos que construir un sistema tributario más simple, transparente y efectivo que estimule la competitividad, el ahorro, la inversión, la formalización laboral, la generación de nuevos negocios, la reconversión industrial y el impulso a la micro, pequeña y mediana empresa como vehículos de innovación. Un sistema tributario que alcance es una herramienta poderosa para lograr esa transformación de un país que vamos a emprender.

El Estado, por su parte, debe eliminar exitosamente gastos innecesarios, dar por terminadas duplicidades absurdas entre entidades, poner fin a suntuosas nóminas paralelas, evaluar el impacto de cada peso y permitir el escrutinio ciudadano.

Un Estado que estimula el emprendimiento debe eliminar trámites engorrosos que aumentan los riesgos de corrupción y encarecen las actividades productivas. Colombia debe volcarse hacia un sistema de ventanilla única de comercio y emprendimiento, donde mediante métodos digitales se puedan adelantar los trámites administrativos para el actuar empresarial.

El emprendimiento también debe enfocarse en estimular la inversión en el campo, consolidar una clase media rural, fomentar el trabajo de pequeños productores con estructuras agroindustriales y focalizar el presupuesto de bienes públicos rurales hacia las vocaciones productivas de las regiones.

El país necesita ya reformas que permitan un mejor uso de las regalías. Las regiones productoras deben tener mayores ingresos, y aquellas que no lo son deben contar con mejores condiciones para utilizar los recursos sin tanto peregrinaje burocrático.

Buena parte del poder extraordinario de esa resiliencia que nos caracteriza está en la creatividad sinfín de los colombianos, que junto con el acceso al conocimiento nos entregará una poderosa cultura emprendedora que debemos poner en marcha.

Sectores como la Economía Naranja, los servicios tecnológicos, el big data, el cloud computing, la impresión 3D, el internet de las cosas, la inteligencia artificial, entre otros, deben desplegarse en nuestro país. Incentivos asociados con la generación de empleos de calidad son instrumentos que podemos hacer efectivos y, en consecuencia, aumentar la inversión en ciencia, tecnología e información.

La equidad: el gran objetivo
La legalidad y el emprendimiento deben tener como objetivo la equidad. La Colombia que soñamos debe orientar el gasto público h acia salud y educación y, en consecuencia, hacia la población más vulnerable. Esquemas como el programa de alimentación escolar, la jornada única, la doble titulación y el acceso a la educación superior serán exitosos en la medida en que aseguremos fuentes y recursos crecientes en el tiempo.
Abriremos el flujo de recursos hacia un sistema educativo preparado para los retos de la cuarta revolución industrial, donde trabajemos de la mano con los maestros.
La salud debe recibir primeros auxilios. Hay que saldar las deudas con el sistema mediante instrumentos financieros confiables y al mismo tiempo corregir los errores del pasado que afectan la sostenibilidad permanente del sistema. ¿Cómo? Aumentando de manera estructural el número de personas en el régimen contributivo, producto de la formalización laboral. Un sistema basado en el paciente, la calidad, la promoción, la prevención, la optimización del recurso y la derrota de la corrupción debe unirnos como país.

Equidad significa que el deporte y la cultura sean medios para cerrar brechas y que el talento sea una verdadera fuente de riqueza y oportunidades. Una sociedad integrada por estas dos herramientas construye convivencia.

Un país grande en un ambiente protegido
Construir país implica necesariamente proteger nuestro medio ambiente. Vamos a trabajar por reducir nuestra huella individual de carbono y por expandir las energías renovables como nunca antes, por proteger nuestra flora y nuestra fauna, por valorar nuestros páramos y nuestras fuentes de agua y por crear una visión de país donde podamos producir conservando, conservar produciendo.

Esa cultura de responsabilidad con el entorno, de reducir, reutilizar, reciclar en el alma de cada colombiano hace parte de una cívica del siglo XXI que debemos edificar. Colombia debe ser un país con más carros y transporte público eléctrico, con una cultura urbana de calidad del aire y con una conciencia ecológica colectiva.

La ciencia, la tecnología y la información
Los próximos cuatro años serán definitivos para nuestro destino. Construir el futuro significa que logremos aumentar la inversión en ciencia, tecnología e información. Significa tener más doctorados aplicando sus conocimientos, adelantar más publicaciones investigativas que produzcan resultados, conectar la universidad con el desarrollo empresarial innovador, posicionar a Colombia como un centro regional de conocimiento.

El pacto por Colombia
Es cierto que existen diferencias políticas, temas en los que la sociedad tiene grandes contradicciones, pero hoy debemos ser capaces de unirnos en propósitos comunes y superiores. No se trata de pensar igual ni de poner fin a los naturales antagonismos ideológicos propios de la política. Se trata de crear un acuerdo básico sobre el futuro de nuestro país por encima de las diferencias. Se trata de principios comunes y de cumplir, dejándoles a nuestros hijos un legado de orgullo.

Me llena de honor asumir el próximo 7 de Agosto como Presidente de los colombianos. Lo hago con humildad y compromiso, lo hago pensando en que logremos superar diferencias, corregir nuestros propios errores y pensar con grandeza en el futuro, como lo han hecho exitosamente otros países.

Empieza un gobierno con deseos de dejar huella. Un gabinete con 50 por ciento de mujeres, la primera mujer vicepresidenta, un gobierno de diálogo con la ciudadanía, de presencia constante en el territorio, de amor y representación regional, de rigor técnico y motivación por los resultados

Llega una nueva generación a la Presidencia, sin odios, sin revanchas, sin reconocer enemigos y comprometidos con el progreso de Colombia. Somos conscientes de los avances de Colombia y de las difíciles condiciones del país que hoy recibimos. Pero tenemos la certeza de que llegó el momento de actuar juntos para ratificar nuestra gran fortaleza como nación.

El futuro es de todos y juntos lo vamos a construir.


IVÁN DUQUE MÁRQUEZ