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miércoles, enero 11, 2012

EL CONFLICTO INTERNO EN COLOMBIA




Colombia ha vivido en los últimos cincuenta años atrapada entre los estertotores de un conflicto interno con características absolutamente especiales, que le han traído consecuencias graves para su desarrollo y un costo en vidas humanas muy alto. El gobierno del doctor Juan Manuel Santos, con su  mayoría parlamentaria reconoció de nuevo la existencia del conflicto interno en Colombia.  Recordemos  “la definición de "conflicto interno". La confrontación contra los grupos armados ilegales obtuvo la mayor trascendencia durante la presidencia de Álvaro Uribe. El 7 de febrero de 2008, el principal asesor del presidente Uribe, José Obdulio Gaviria, en una reingieneria semantica del peor sofista, calificó a las guerrillas como una amenaza terrorista y le desconoció la calidad de grupo beligerante, pues segun él, estos grupos no tenían ningún proyecto político y, si el gobierno aceptaba la existencia de un "conflicto interno" les daría más poder a las FARC y eso entorpecería su derrota militar. Las FARC perdieron el status de 'beligerante' tras el término de los diálogos de paz con el gobierno Pastrana.” Según el Derecho Internacional Humanitario (DIH) un grupo beligerante, es aquel "grupo de población de un Estado que se alza en lucha armada contra un orden constitucional legal y vigente establecido". En el derecho internacional, para que pueda haber un Movimiento, Comunidad o Grupo beligerante sea reconocido, es necesario que se les dé reconocimiento jurídico internacional por parte de otros sujetos del sistema jurídico internacional, además de reunir las siguientes condiciones:

1.- Dominio real y efectivo de una parte considerable del territorio del Estado.

2.- Constitución de un aparato político-milita".

3.- Aplicación irrestricta de las normas del Derecho Internacional Humanitario.

El reconocimiento del conflicto resulta prioritario para la obtención de la paz en Colombia. Es incuestionable, el país se ha visto inmerso en un escenario de guerra en los últimos cincuenta años. En estos dos últimos años el conflicto se ha recrudecido de manera grave y se le ha sumado una variable aun más preocupante, la participación de la delincuencia común con pretensiones por fuera del lugar que tenían: ahora pretenden controlar territorios urbanos muy amplios, desconocen la autoridad pública y lo que es peor, existe una guerra entre ellos que se ha llevado por delante a mucha gente inocente. Estos grupos además de su origen tradicional, son hijos putativos del narcotráfico, de los paramilitares y de las famosas oficinas de cobro. Está por escribirse la genealogía de la delincuencia común en Colombia y es de suma importancia analizarle y estudiarla seriamente, pues adquirió un protagonismo desmedido. Las grandes ciudades del país están viviendo un verdadero caos y por primera vez la población se siente desprotegida e inerme.

La guerrilla Colombiana nació de la mano de los partidos políticos tradicionales, quienes utilizaron la fuerza del campesinado y de la clases populares en la década de los cincuenta para sus pretensiones políticas y después con la firma del frente nacional fueron excluidos  por los partidos liberal y conservador. La clase política Colombiana ha sembrado la mayoría de los males que aquejan al país y es responsable le directa de nuestra debacle. Con la constituyente del 91 se perdió una oportunidad histórica para sellar un pacto social que incluyera a los grupos al margen de la ley. Ahora frente al fracaso de ciertas desmovilizaciones de los paramilitares en el gobierno del Doctor Uribe, la farsa que incluyó muchas de estas entregas, dejó una delincuencia profesional al garete, como rueda suelta en las principales ciudades, con un poder desmedido y con alianzas muy peligrosas con la delincuencia común. No es fácil la situación de Colombia y sus ciudades, al igual que México requiere cuidados especiales. Este primer paso del gobierno es un buen augurio, igual la ley de víctimas y la de tierra. Estaremos atentos como se desenvuelven los hechos.