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miércoles, junio 27, 2012

TERRY EAGLETON



Pensar se ha constituido en una excepción en estos tiempos.  Hay pocos  pensadores auténticos, aquellos que aportan, que incitan a sus interlocutores o lectores a sacudirse, al debate, que aclaran, que se salen del canon, que están por fuera de la estandarización perversa actual producto de la revolución de las TIC que han hecho de la sociedad y el individuo seres en serie, quienes  se repiten de acuerdo a modelos culturales impuestos por el mercado. Terry Eagleton pertenece a este selecto grupo de pensadores a carta cabal,  sus libros además de ser didácticos,  son iconos que suscitan polémica y de hecho no pertenecen al  lugar común.

Leí con atención “una introducción a la teoría  literatura”. Es un crítico exacerbado del de-constructivismo. Su formación es Marxista. Se opone a las categorías absolutas. Para Eagleton la modernidad no está concluida.

En  la “Introducción a la  teoría literatura”  expone el objeto de su busqueda:

El presente libro busca proporcionar una relación razonablemente comprehensiva de la teoría literaria moderna destinada a quienes poco o nada conocen sobre el tema. Aunque, evidentemente, en un proyecto así la excesiva simplificación y las omisiones son inevitables, he procurado, más que vulgarizar el tema, popularizarlo. Como, según mi modo de ver, no existe una forma de presentarlo "neutral" o ajena a los valores, he argüido en toda la obra a favor de un caso particular, lo cual, así lo espero, aumenta el interés.

J. M. Keynes, el economista, observó una vez que los economistas a quienes desagradan las teorías o que afirman que trabajan mejor sin ellas, simplemente se hallan dominados por una teoría anterior. Esto también puede aplicarse a los estudiosos de la literatura y a los críticos. Hay quienes se quejan de que la teoría literaria es inasequiblemente esotérica y sospechan que se trata de un enclave arcano y elitista más o menos emparentado con la física nuclear. Es verdad que una "educación literaria" no fomenta precisamente el pensamiento analítico; pero también es un hecho que la teoría literaria no es más difícil que muchas investigaciones teóricas, y bastante más sencilla que algunas de ellas. Espero que este libro aclare que el tema está al alcance aun de aquellos que lo consideran por encima de sus posibilidades.

El primer capítulo, que es un abrebocas que parte de una pregunta simple, pero como todo lo simple es lo más complicada de resolver: ¿ Qué es la literatura”.  Se pregunta, se puede definir como obra de imaginación.  A renglón seguido aclara:

Pero bastaría un instante de reflexión sobre lo que comúnmente se incluye bajo el rubro de literatura para entrever que no va por ahí la cosa. La literatura inglesa del siglo XVII incluye a Shakespeare, Webster, Marvell y Milton, pero también abarca los ensayos de Francis Bacon, los sermones de John Donne, la autobiografía espiritual de Bunyan y aquello —llámese como se llame— que escribió Sir Thomas Browne. Más aún, incluso podría llegar a decirse que comprende el Leviatan de Hobbes y la Historia de la rebelión de Clarendon. A la literatura francesa del siglo XVII pertenecen, junto con Corneille y Racine, las máximas de La Rochefoucauld, las oraciones fúnebres de Bossuet, el tratado de Boilean sobre la poesía, las cartas que Madame de Sevigné dirigió a su hija, y también los escritos filosóficos de Descartes y de Pascal. En la literatura inglesa del siglo XIX por lo general quedan comprendidos Lamb (pero no Bentham), Macaulay (pero no Marx), Mili (pero no Darwin ni Herbert Spencer).

Sábato en el texto “El escritor y sus fantasmas” reafirma esta condición de las letras, la literatura va mucho más allá de la ficción, siendo importante, está sería una limitación.  Eagleton recurre a los grandes lingüistas rusos anteriores a la revolución de 1917, según Román Jakobson, la literatura consiste en una forma de escribir en la cual se violenta organizadamente el lenguaje, la literatura trasforma e intensifica el lenguaje ordinario, se aleja sistemáticamente de la forma en que se habla en la vida diaria. Este formalismo, como dice, que no es otra cosa que la aplicación de la lingüística al estudio de la literatura, sobra decir que esta ciencia es de tipo formal.  Después de aclarar el enfoque formalista, dice: Afirma la literatura es un discurso no pragmático, lo que tampoco es válido.

El autor nos lleva de la mano en este texto a las preguntas más interesantes: “Literatura como forma de escribir altamente apreciada”  se va adentrando en todas las definiciones históricas que tocan el tema,  donde no las enumera simplemente, sino que las contextualiza, incluso se preceptúan paralelos con los juicios de valor que ellos mismos incorporan, como engendro de simbologías muy reales.

El siguiente capítulo se denomina el ascenso de las letras inglesas y amerita un artículo especial.  Qué bueno volver a tocar el tema de la ficción y el escritor. Realmente estos son platos exquisitos. Este autor me lo regalo un filosofo en ciernes de la ciudad de  Medellín Colombia. Su nombre es Luis Arango, en otro articulo hablare de su tesis de grado.