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miércoles, enero 11, 2017

SE NOS FUE ZIGMUNT BAUMAN


Se nos han ido los últimos Marxistas lúcidos, Bauman era uno de los más emblemáticos, explicó las sociedad moderna en sus más elementales contradicciones, aquellas que la definen, sin allanarse a los análisis de mercado que se imponen desde la esclerótica de los tecnócratas, las cuales se impusieron en los últimos años, Bauman reveló los efectos nocivos del capitalismo sobre el sujeto común, el ciudadano de a pie. Como lo hicieron Hannad Arendt  y Theodor Adorno, en su primera etapa de producción estudio el holocausto desde una óptica novedosa “Este no debe de ser simplemente considerado como un evento accidental en la historia de la raza judía sino una regresión a la barbarie precivilizada. Más aún, el holocausto debía de ser visto como una consecuencia lógica (aunque no inevitable) de la civilización moderna y de la creencia de ésta en la ingeniería social a gran escala. Procedimientos racionales, la división del trabajo, la categorización taxonómica de las diferentes especies y la tendencia a ver obediencia y buena moralidad, jugando todas juntas un papel en el Holocausto viniendo del pasado. Argumentó que las sociedades modernas por esta razón no han agarrado estas lecciones del Holocausto. Esto tiende a ser visto como la metáfora de Bauman desde su punto de vista, como una pintura en la pared ofreciendo pocas lecciones”. Mirar la razón desde el lado más perverso y el estado como el arquetipo de dominación que de alguna manera sigue ocultando el problema de la servidumbre humana en la más sutil de sus categorizaciones, constituye el papel de una obra muy nombrada y citada pero poco estudiada.
Las sociedades modernas en su compleja trama  responden a una economía cada vez más abierta, a todas partes llegan las mercancías, más no las personas, sin controles ni regulaciones, al arbitrio de las multinacionales, de los poderosos, dueños de casi todo, poder que regula de acuerdo a sus intereses, educa de la misma manera y otorga oportunidades en un sistema laboral sólo al servicio de su riqueza.
Bauman no solo abarcó esta complejidad en la famosa sociedad liquida, expresión que le sirvió para descifrar esta trama desde una visión y óptica absolutamente novedosa, certera, abarcándola en su totalidad como buen Marxita pues abrevó en Gramisci y todo los teóricos del Marxismo clásico.“Según sus planteamientos, en la modernidad líquida el único valor heterorreferenciado es la necesidad de hacerse con una identidad flexible y versátil que haga frente a las distintas mutaciones que el sujeto ha de enfrentar a lo largo de su vida. La identidad se configura como una responsabilidad reflexiva que busca la autonomía del resto y la constante autorrealización y que, además, está abocada a la constante inconclusión debido a la falta de un telos en la modernidad tardía”. “Entiende que la felicidad se ha transformado de aspiración ilustrada para el conjunto del género humano en deseo individual. Y en una búsqueda activa más que en una circunstancia estable, porque si la felicidad puede ser un estado, solo puede ser un estado de excitación espoleado por la insatisfacción. El exceso en los bienes de consumo nunca será suficiente”. Joaquin Estafania de “El país” de España hace una descripción muy certera sobre los libros propios de su desencanto con las sociedades modernas: “Se le considera un pesimista. Su diagnóstico de la realidad en sus últimos libros es sumamente crítico. En ¿La riqueza de unos pocos nos beneficia a todos? (2014) explica el alto precio que se paga hoy por el neoliberalismo triunfal de los ochenta y la “treintena opulenta” que siguió. Su conclusión: que la promesa de que la riqueza de los de arriba se filtraría a los de abajo ha resultado una gran mentira. En Ceguera moral (2015), escrito junto a Leonidas Donskis, alerta de la pérdida del sentido de comunidad en un mundo individualista. En su nuevo ensayo vuelve a las cuatro manos, en diálogo con el sociólogo italiano Carlo Bordoni. Se llama Estado de crisis y trata de arrojar luz sobre un momento histórico de gran incertidumbre. Leerlo resulta necesario. Su muerte me sobrecoge. Afortunadamente ahí están sus libros, conferencias y entrevistas. Esperamos volver con más rigor sobre su obra.