El COVID trajo
muchos más efectos que los mostrados en términos de salud y todas las políticas
de bio-salud directas, desde el aislamiento hasta la restricción de movilidad
en el concierto internacional, para no hablar de los cambios en la manera de relacionarnos.
La forma en que han sido tratadas las relaciones financieras desde los centros
de poder es una de ellas.
Esto releva las
asimetrías del sistema financiero, las condiciones perversas en que se dan las
relaciones entre la periferia y los centros financieros de poder tradicionales.
Un excelente artículo publicado en la revista cuadernos de economía de la
universidad nacional, cuyos autores son Martínez Mantilla y M. F., &
Borsari dejan ver con absoluta claridad todo el espectro de esta relación frente
al COVI.
Expresan los
autores como preámbulo del ensayo referido a Colombia:
“El patrón de
integración financiera subordinada de las economías periféricas en el contexto
de globalización tiene como característica el gran aumento de los flujos de
capital y un cambio en su composición en las últimas décadas. Los ciclos
internacionales de capital son determinantes en ese proceso, al constituir la
fuente de la expansión de los activos y pasivos externos, el aumento de la
presencia de inversores extranjeros en los mercados domésticos y mayor
participación de inversionistas institucionales. Aquí, se busca mostrar que esta integración financiera
condiciona el desempeño macroeconómico, profundiza la fragilidad financiera y
la vulnerabilidad externa”.
Casi nunca
estos flujos de capital se traducen en bienestar general y nada como la pandemia
para mostrar las desventajas de un sistema perverso. El manejo de las vacunas,
que no responde a las necesidades de la periferia, sino a las preferencias de
los países dueños del dinero, muestra las asimetrías del sistema. África, por ejemplo, ha tenido un tratamiento
de tercera, países como Canadá tienen cuatro veces más vacunas que el número
de habitantes, esto quiere decir que en nada ha cambiado con la crisis de la salud, la forma como nos tratan. Las patentes siguen en control de las multinacionales
farmacéuticas y el manejo de precios es una variable que no atiende a las
necesidades humanitarias y si en cambio es injusto y no corresponde a la crisis
humanitaria.
Como lo evidencia el artículo traído a colación, hay algunos efectos directos: “El rápido contagio del coronavirus fue un importante detonante para que la crisis financiera se extendiera a la mayoría de los países del mundo, los cuales se encuentran en un estado de recesión histórica como consecuencia de severas con-tracciones en la producción y el empleo, por lo que la actual crisis es comparada con la gran depresión de 1929 (Casilda-Béjar, 2020). Las medidas de contención del virus aplicadas en los países antes del desarrollo de las vacunas obligaron la paralización parcial o total de las actividades productivas y del comercio internacional, lo que configuró una interrupción temporal en las cadenas de suministro mundial, lo que dejó en evidencia algunas contradicciones estructurales del capitalismo contemporáneo, a través de canales comerciales y financieros”[1].
Es un hecho
que “En general, la actuación de la FED en la crisis del coronavirus ha dejado
en evidencia la hegemonía del dólar como dinero mundial dentro del sistema
monetario internacional, al tiempo que profundiza la fragilidad financiera
asociada a mayores niveles de endeudamiento de corto plazo y alto riesgo,
creando mayores burbujas financieras (Barbosa-Filho e Izurieta, 2020). Ante el
funcionamiento inestable de la economía y los sistemas bancarios (oficiales y a
la sombra) cada vez más interconectados, esta contradicción estructural del dólar
tiene considerables efectos sobre la vulnerabilidad externa de países periféricos
como Colombia”.
El dólar se
fortalece como moneda fuerte ante la crisis (Como refugio de divisas), esto
quiere decir, que los endeudamientos en esta moneda son cada vez más costosos. “Los
efectos de largo plazo sobre la economía colombiana aun no pueden ser analizados
a profundidad. Sin embargo, según la información disponible, es evidente que,
hasta finales de 2020, el impacto en la trayectoria del PIB de la crisis es por
lo menos del doble de la crisis de 1999, la mayor crisis de la historia, que
tardó 15 trimestres en retornar al nivel de producción previo”.
El COVI fuera
de los efectos pecaminosos a nivel salud acentúa la vulnerabilidad de economías
como la colombiana. Estos temas es importante tenerlos en cuenta, pues las
relaciones asimétricas a nivel financiero no han cambiado para nada.
[1] Martínez
Mantilla, M. F., & Borsari, P. (2021). Integración financiera
subor-dinada y efectos
de la crisis
pandémica en Colombia.
Cuadernos de Econo-mía, 40(85), 899-920