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jueves, mayo 15, 2014

DEMOCRACIA Y SUBJETIVIDAD



Hablamos con desparpajo y con certeza de nuestros derechos. Es una de las garantías del sujeto, del ciudadano de a pie en el sistema democrático, tal como lo concebimos desde los fundamentos de ley expresados en la constitución, con todas sus evoluciones, sus revoluciones después de dos siglos  y medio de consolidación. Estas garantías son como el salva-vidas frente al poder avasallante del estado, el cual conocemos más por sus efectos nefastos que por otra cosa.  Foucault estudió con mucha atención la condición del sujeto frente al poder, los entramados de esta relación. ¿Qué es lo que he estudiado en estos últimos años expresaba: “La cuestión del sujeto, las ideas que desearía discutir, no son ni una teoría ni una metodología. Desearía decir cuál ha sido la preocupación de mi trabajo en los últimos años, mi propósito no ha sido analizar el fenómeno del poder, ni tampoco elaborar los fundamentos de tal análisis, mi objetivo ha sido elaborar una historia de los diferentes modos por los cuales los seres humanos son constituidos en sujetos”. Sus extensos estudios a partir de las discontinuidades y divisiones que someten al sujeto, constituyen una radiografía de las condiciones en que el ser, es fragmentado, escindido, sometido por el poder, que en todo caso es imposible de identificar, pero se padece implacablemente.
Los entramados del poder son casi infinitos, exponenciales, parecen multiplicarse y en las elecciones, muestran su cara más perversa. En Colombia estamos a las portas de  elección del presidente,  en una campaña penosa, pues el debate no es programático y menos ideológico, se caracteriza por la banalidad y la inmediatez. En los últimos días los escándalos se han desbordado por gracia de unas declaraciones irresponsables del ex presidente Uribe contra el presidente de la república, las cuales reflejan como en la práctica la lucha por el poder resulta más visible y es en la campaña donde muestra su peor cara. Esta claro que los candidatos poco se preocupan por los aspectos sustanciales que conciernen al bienestar de los ciudadanos y más bien las campañas suelen diseñarse para robarse la atención de los medios, perturbar, sorprender y dañar al otro, manipular en esencia y conseguir votos de cualquier manera.
Que le queda al sujeto des-informado: Nada, espectáculo banal, circo, pues los medios de comunicación viven de producir noticias, se mueven por la necesidad del rating y esto poco tiene que ver con los aspectos importantes de una campaña: programas, cifras, ideología, análisis, futurología, paralelos, confrontación basada en argumentos.
La democracia está armada por efecto de los medios de comunicación con prácticas perversas, que terminan convirtiendo al electorado, al sujeto en un títere, en jugador con las decisiones cargadas, en un perdedor.
Las directivas de los partidos contratan ahora expertos en campañas negras, en denuncias, son productores de escándalos y los candidatos se deben más a sus manejadores de imagen que a los estudiosos y técnicos que son los que saben a ciencia cierta hacía donde debe ir el candidato. No es así, ni existe posibilidad que en el futuro lo sea, los candidatos tienen un ejército de creadores de imagen, de maquilladores. En estas condiciones el ciudadano, el sujeto, está en su peor condición: la de un ser absolutamente manipulado.