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miércoles, septiembre 09, 2020

EL GOBIERNO COLOMBIANO NO HA PODIDO EVITAR LAS MASACRES Y ASESINATOS DE LIDERES SOCIALES

 

SOCIALES

 

Se han incrementado los asesinatos y masacres en Colombia de manera exponencial, son el pan de cada día. Estamos perdiendo la juventud en buena parte del país rural, los campesinos y líderes sociales dentro del proceso de sustitución, restitución y reparación establecidas después de los acuerdos de la Habana, los están asesinando de manera inclemente. El gobierno hasta la fecha no ha podido evitarlas pese a los esfuerzos del presidente. Hay varios hechos sin discusión que constituyen variables para entender lo que está pasando. El primero, hay una guerra entre carteles, entre las bandas criminales. Después de la firma de los acuerdos de la Habana, realmente se cerró el problema del conflicto interno, se acabó la guerra de guerrillas después de 50 años de conflicto. Hoy solo existen los carteles de la droga en las vastas zonas que dejó la FARC. Hay una lucha fratricida para controlar los cultivos de la coca y las rutas de salida al puerto. El acuerdo de la Habana, es hoy ley de la república, con protocolos en favor de la verdad, esta prevalece sobre la justicia, para ello se creó la justicia transaccional.  El otro hecho a tener en cuenta, al principio del gobierno de Juan Manuel Santos buena parte de la dirigencia de la FARC, la vieja guardia, aquellos guerrilleros que venían desde el 60, entendieron que, de no firmar el acuerdo, el narcotráfico que había permeado gravemente el movimiento, la convertiría en un cartel más, caso en el que se perderían 50 años de lucha armada y política, grave para ellos desde la perspectiva histórica. Era inexorable buscar una salida política, muchos de los líderes se habían convertido en narcotraficantes y disputaban con los carteles por rutas y cultivos. Firmado el acuerdo, las zonas donde ejercieron poder quedaron sin control y el gobierno no ha podido ejercer la autoridad en las mismas.

Después de los acuerdos de la Habana y la firma de la mismos, la creación de organismos como la JEP, fondos para financiar el proceso vía presupuesto nacional, constituyen parte de los efectos de la firma de los acuerdos, el restablecimiento de los derechos de las comunidades en los terrenos abandonados por el grupo guerrillero, además el rescate de la memoria desde el centro nacional de la memoria, para entender qué pasó en este país. Hay un hecho tajante, el gobierno central fue incapaz de controlar y hacer presencia en vastas zonas dejadas por la FARC, medio país en carta blanca, las Bacrim estaban y están consolidadas, muy armadas y ejerciendo autoridad en los territorios. El país rural, los campesinos y los indígenas, que perdieron sus tierras a sangre y fuego, gracias a los acuerdos iniciaban un proceso para recuperarlas, volvían a sus tierras, está descontado que eran poblaciones inermes en medio de las disputas entre los grandes carteles de la coca que, entre otras cosas nunca aceptaron la sustitución de cultivos de coca, son un obstáculo para el propósito de su negocio ilegal, menos la devolución de los terrenos.  La entrega de tierras a los indígenas y antiguos dueños, el proceso de restitución ha sido imposible, pues cuando llegan los dueños, los campesinos e indígenas que fueron desplazados en la guerra y por el paramilitarismo hace 20 años, se encuentran con las presiones de la Bacrim y aparece el gran problema de Colombia desde tiempos inmemorables: la tierra, la propiedad de la misma, la concentración en pocas manos, una élite que no está dispuesta a perderla y que no le importan el hecho de haberla ganado a la fuerza. Para el caso, igualmente el estado es igualmente es incapaz de imponer la ley.

Imposible escribir de otra cosa.

ADDENDA: Amanecimos con la muerte de diez personas más en el sur del país (21-09-2020) y el gobierno impotente no da señales de asumir con entereza sus responsabilidades.