Powered By Blogger

viernes, diciembre 16, 2011

GUILLERMO CANO ISAZA


Se cumplen hoy 25 años del asesinato, de quien fuera en esa época director del periódico “El Espectador y el hombre más importante del periodismo del país, hecho que “constituyó la apertura a una barbarie de violencia contra la libertad de prensa, de la que aun no salimos”.   Silvia Galvis, en el prologo del libro de Donadío escribió:  “Dos asesinatos fracturaron la historia de Colombia a finales del siglo XX. El de Guillermo Cano Isaza, director del diario El Espectador, ocurrido en Bogotá el 17 de diciembre de 1986. Y el de la voz de Antioquia noble y buena, el asesinato del médico Héctor Abad Gómez, perpetrado en Medellín el 25 de agosto de 1987.” 

Desde las páginas editoriales del periódico el Espectador fuimos testigos de su enfrentamiento al narcotrafico, amparado en una ética a prueba de todo y tan solo con sus escritos. Mi recuerdo más vivo, después de haberle visto luchas tenaces contra la corrupción, en pro de la nación, contra las artimañas del grupo Colombia de la mano de Jaime Michelsen con los famosos fondos de inversión y muchas otras batallas, fue la de una persona expuesta totalmente. Asumió una posición vertical, denunció a los dirigentes empresariales que cedían al poder del dinero ilegal, a los políticos, a la clase dirigente, a las autoridades judiciales.
En julio 31 de 1983 El Doctor Cano escribía estas palabras sobre el mono Salgar, que lo definen curiosamente a cabalidad: “De apostolado en el más bello sentido de la palabra. Sin una sola claudicación ante los poderes extra profesionales, rebelde hasta la valentía ejemplar contra toda forma de censura o de opresión a la libertad de imprenta, consecuente en su actividad pública y privada con una ética de honestidad y de moralidad donde no se encuentra tacha, bache alguno. Un hombre así ha creado una obra y ha vivido una vida ejemplar dentro del periodismo colombiano.”
La editorial oveja negra publicó sus editoriales, reeditarlos sería  justo homenaje. Estos días por muchas razones me son inolvidables. El periódico el Espectador se enfrentaba al inmenso poder del narcotráfico, desde su equipo de investigación, com sus editoriales y con la  columna: libreta de apuntes, de su director. Los domingos aparecían las columnas de Gabriel García Márquez y la  del propio Guillermo. Leer este periódico era todo un evento. Mi padre Hernando Bustamante fue un lector compulsivo, le había seguido en su lucha contra Jaime michelsen que manejaba el Banco de Colombia. Compraba el periódico a las seis de la mañana y después no lo pasaba, la tarea el domingo era comentar su posición.  Al periódico antes, prácticamente lo habían quebrado por su posición contra  las jugadas del doctor Jaime que a través de los fondos de inversión y de manera fraudulenta se estaba tomando la mayoría de empresas importantes del país. Este grupo le quitó la publicidad y por todos los medios buscó acorralarlo comercialmente. Aun así, don Guillermo que era el director, mantuvo una posición impertérrita, que terminó imponiéndose cuando salió a la luz toda la verdad sobre los movimientos espureos de este grupo.
Su asesinato fue una alerta para la nación. Desafortunamente hemos visto  caer por balas asesinas a muchos periodistas y el narcotráfico está tan vigente como antes. Después de su muerte el periodico sufrió una crisis económica muy grave, para sobrevivir se vió en la necesidad de convertirse en  semanario. Se pensó incluso en su cierre definitivo.  Gracias a la tenacidad de sus herederos y a un realismo y frialdad tenaz terminaron vendiéndolo al grupo Santo Domingo, unica forma de salvarlo.  La verdad, contra todos los pronósticos, el grupo ha sabido mantener su línea periodística e independencia y por qué no aseverarlo, la matriz ética e ideológica de los Cano.
Según el libro Guillermo Cano, el periodista y su libreta, de Hombre Nuevo Editores, ‘Don Guiller’ “era un patrimonio nacional, como Caño Cristales o la Sierra Nevada. Por eso es importante preservar sus palabras, su testimonio, su apostolado”.

El siguiente link, es una cronica del periodista político Oscar alarcon sobre el día de su muerte:

http://m.elespectador.com/impreso/temadeldia/articulo-317162-herencia-de-una-estirpe

El mejor homenaje. Que la juventud de hoy sepa quien fue Guillermo Cano. Esa es nuestra tarea. Alguna vez escribió estas hermosas palabras sobre su padre:
Me correspondió en los últimos meses, representar a mi padre en actos especialmente significativos, donde se le rendía en vida honores y se le reconocían, con generosidad abrumadora para él y para nosotros, los méritos de su vida impoluta. En algunos de esos actos, a pesar de mi animadversión, de mi timidez y del miedo físico e intelectual que me produce tener que hablar en público, hube de pronunciar varias palabras sobre Gabriel Cano en las que intenté, como en la “Posdata a la Autobiografía de un Periódico”, dar si quiera una aproximada semblanza de lo que él representó, de lo que él hizo, de lo que él sufrió y padeció para consolidar el periódico de su herencia, de su amor y de su debilidad y también de las alegrías compartidas en las horas de los éxitos y de la dedicación de sobre tiempo completo como única actividad de su existencia, para que se mantuviera, sin ni siquiera pecados veniales, la integridad moral, la independencia de todos los poderes humanos, la consagración al servicio de Colombia y del liberalismo de El Espectador. A esas palabras hechas públicas en su oportunidad no puedo ni quiero agregar nada más, ahora que mi padre ha muerto en “olor a santidad periodística” como tuve oportunidad de decirlo cuando ya estaba cerca del llamado ineludible para partir hacia la eternidad.

Y no puedo ni quiero agregar nada porque desde el 22 de febrero de 1981, plumas esclarecidas han dicho y siguen diciendo más y mucho mejor de lo que pudiera hacerlo yo sobre lo que significó para la patria, para su partido y para la prensa libre, la vida y la obra de Gabriel Cano… Encontramos que lo que hemos leído profusamente emocionados, corresponde con exactitud y sin exageraciones al hombre modelo que condujo con admirable visión su “barco de papel”.