Desde el juicio de Núremberg
se hace énfasis en las víctimas de los conflictos armados en el planeta. Los
interrogantes más relevantes por resolver al respecto serían los siguientes: ¿qué pasará con las
personas afectadas por el conflicto armado?, ¿cuál debe ser la
responsabilidad del estado en el resarcimiento de los daños? Las victimas
quienes resultan ser las más afectadas, los más vulnerables e indudablemente
tienen la peor parte, constituyen la mayor preocupación en los procesos de reparación, pues el
conflicto los afecta y afectará indefectiblemente por muchos años. Es un hecho que muchos daños son irreparables, esto está descontado.
La innegable realidad en la
que vive Colombia obligó al estado a establecer una ley que atendiera este capitulo importante, revisar, enrutar, aplicar políticas y
medidas tendientes a ser efectivos los procesos de resarcimiento contemplados
en la ley, aquellos derivados de los acuerdos entre el gobierno y los
diferentes actores al margen de la ley y
los adquiridos por la misma sociedad a lo largo del mismo u de algunos procesos de resolución vigentes desde el propio corazón de los hechos.
Lo primero legitimar el
resarcimiento: El 27 de septiembre, el gobierno nacional, en cabeza del
entonces ministro del interior y de justicia, y algunos miembros honorables del
senado, en ejercicio de los derechos consagrados en el artículo 154 y el
numeral primero del artículo 200 de la CN, en concordancia con la dispuesto en
los artículos 140 y subsiguientes de la ley 5 de 1992, se sancionó la ley 1448 del 2011 conocida como “ley de víctimas y
restitución de tierras”.
El primer artículo aprobado
es clara en su objeto: La presente ley
tiene por objeto establecer un conjunto de medidas judiciales, administrativas,
sociales y económicas, individuales y colectivas, en beneficio de las víctimas
de las violaciones contempladas en el artículo 3º de la presente ley, dentro de
un marco de justicia transicional, que posibiliten hacer efectivo el goce de
sus derechos a la verdad, la justicia y la reparación con garantía de no
repetición, de modo que se reconozca su condición de víctimas y se dignifique a
través de la materialización de sus derechos constitucionales.
Según la revista “Semana”
de Colombia el país tiene cinco millones quinientos mil muertos producto del
conflicto armado. Creo sin temor a equivocarme, que son mucho más. Establece la publicación: a sola escala intimida: “El 11,5 por ciento de la
población colombiana ha sufrido directamente por el conflicto armado. Y los
delitos padecidos para que a una persona se le considere una víctima son
escalofriantes: tortura, violencia sexual, homicidio, desplazamiento forzado,
masacre o minas antipersonales. Indemnizar y dar reparación integral a tal
cantidad de gente es una tarea que va a poner a prueba las muchas instituciones
que la tienen a su cargo y es todo un desafío para el gobierno, los alcaldes y
los gobernadores”.
Hoy, no solo se genera
violencia desde los actores políticos al margen de la ley, se le suma el enquistamiento del narcotráfico en las
instituciones, en la empresa y en la sociedad en pleno, el fortalecimiento de las
bacrim y la delincuencia común. Esta
reparación según la revista e adelanta
en medio del conflicto armado. El año pasado la guerra ocasionó más de 200.000
nuevas víctimas. Restituir 3 millones de hectáreas despojadas o abandonadas,
garantizar que cientos de miles de desplazados retornen en seguridad a sus
lugares de origen y reparar individualmente, con indemnizaciones y planes
apropiados, a millones de personas, son tareas titánicas y complejas, pero lo
son mucho más en cuando los flagelos de la guerra no han culminado.
Esta reparación se
fundamenta en asumir la responsabilidad durante el presente, de los hechos que
trasformaron violentamente las condiciones de vida de una población en el
pasado, las por esta razón, adquieren un valor absoluto. La reparación Solo tendrá efectos reales sí se
produce integralmente, sino es así, se ahondará más en el conflicto sino en la
situación general del 11.1 % de la
población Colombiana, que es la que ha sufrido este flagelo.