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sábado, mayo 03, 2014

LA AMISTAD I


La amistad tal como la conocimos de nuestros padres tenía que ver con el compadrazgo, esta forma, simplemente se ha extinguido, no existe hoy. Una sociedad plagada y articulada de intereses económicos, solo tiene amistadas signadas por esta variable perversa.  Recuerdo la película “Novecientos” de Bertoluchi, que es una oda a la amistad desde la diferencia, a pesar de la gran distancia entre los dos protagonistas quienes vivieron toda la época fascista de la Italia de Mussolini, llena de acontecimientos graves, en orillas totalmente opuestas, conservaron su amistad, pese a la distancia política, la diferencia de sus caracteres, de su pensamiento y de su fe.  Al final de la película los presenta a una edad vergonzante, dos viejos alegando mientras caminan por una carrilera en un atardecer hermoso, como si fueran dos niños, imborrable imagen que me dejó el cine. Mi padre Hernando era un absoluto convencido del sentido de la amistad: “Por un amigo todo, la familia nace de la sangre, el amigo se hace en el camino”.
El dialogo de Platón sobre la amistad es “Lisis “tal vez sea la primera disertación  sabia sobre el tema escrita por un filósofo. Está tratada con la ironía y el escepticismo típico del pensamiento Socrático, como siempre lúcido y nos anticipa  algunos conceptos básicos para entenderla un poco. Dice en este dialogo que “De acuerdo con el verso del poeta: «Dios quiere que lo semejante encuentre y ame su semejante”, Empédocles ha sostenido que la amistad descansa toda en la semejanza, otros en cambio expresan que “la semejanza no sólo no engendra, sino que impide la amistad”.   Heráclito sostiene “Que lo contrario es amigo de lo contrario”,” Cuántos ejemplos presenta la naturaleza entera! Lo seco es amigo de lo húmedo, lo amargo de lo dulce, el enfermo del médico, el pobre del rico. ¡Cuán útil también es el uno al otro, y cómo el uno por naturaleza y por interés debe ligarse al otro”. Sócrates está por encima de estas estas posiciones “La clave del problema de la amistad. Un ser encuentra en la naturaleza de otro ser alguna cosa que le conviene, el carácter, las costumbres o la persona misma, y por su parte encuentra en su propia naturaleza alguna cosa que conviene al otro. El deseo arrastra el uno hacia el otro, una atracción mutua los aproxima, y de esta manera nacen el amor y la amistad que los ligan”. Es imposible entender la amistad en este sentido desde una perspectiva filosófica, religiosa o científica. Por ello la “La primera, que es general, es que todas las definiciones propuestas del amigo y de la amistad pecan igualmente por falta de extensión. Platón las ha rechazado, no como absolutamente falsas, sino más bien como incompletas”. La dialéctica que es el arte de preguntar para encontrar la verdad y las contradicciones, encuentra las falsedades propias de toda definición y creencia.
Que es la amistad entonces, ahora que solo existen intereses.  Algunos citas bíblicas parecen ser muy sabias: “El amigo ama en todo momento; en tiempos de angustia es como un hermano” (Proverbios 17:17),  “El bálsamo y el perfume alegran el corazón; los consejo del amigo alegran el alma” (Proverbios 27:9) y remato con este: “Dos son mejor que uno, porque sacan más provecho de sus afanes. Si uno de ellos se tropieza, el otro lo levanta” (Eclesiastés 4:9-10). La mistad con mucho sentido ético y práctico, más que otra cosa.






El último texto del gran novelista americano de estos tiempos Paul Auter se llama “Aquí y ahora”, que resulta de la correspondencia entrañable con J. M. Coetzee, premio nobel de literatura que comienza con una sabía interrogación sobre la amistad: “Pregunta este último: Querido Paul: “He estado pensando en las amistades, en cómo surgen, en por qué duran, -Algunas- más tiempo que los compromisos pasionales que a veces considera (Erróneamente) que son tibias imitaciones.  Estaba a punto de escribirte una carta sobre esto, empezando por la observación de que, teniendo en cuenta lo importante que son las amistades en la vida social, y lo mucho que significan para nosotros, particularmente durante la infancia, resulta sorprendente lo poco que se ha escrito sobre este tema”.  Después de ir a la biblioteca a buscar cosas serias sobre la amistad  Coetzee expresa: “La mayor parte  de lo que aquellos libros decían sobre la amistad no tenía interés alguno” y remata: “Parece ser que la amistad sigue siendo en cierto modo un enigma”. Encuentra uno en esta correspondencia algunas perlas sobe la amistad de la mano de estos dos grandes de la literatura.  “Déjeme que  te haga unas lista de las pocas observaciones  sobre la amistad que recogí durante mis visitas a la biblioteca y que me parecieron realmente interesantes. Una. Dice Aristóteles que no se puede ser amigo de un objeto inanimado (Ética capítulo 7). ¡Pues claro que no! ¿Quién ha dicho alguna vez que sí!. Pese a todo, es interesante: De repente uno se ve de dónde saco su inspiración la lingüística moderna. Hace cuatrocientos años Aristóteles ya estaba demostrando que algo que parecieran postulados filosóficos no podían ser más que reglas de gramática. En esa frase soy amigo de X, nos dice, XX tiene que ser el nombre de algo inanimado. Dos. Se puede tener amigos y no querer verlos, dice Charles Lamb. Cierto y también interesante: es otro sentido en el que los sentimientos de amistades se distinguen de los apegos eróticos. Tres. Los amigos, o por lo menos las amistades masculinas en occidente, no hablan de lo que sienten entre ellos. Comparase este fenómeno de la verborrea de los amantes. De momento no muy interesante. Pero cuando el amigo se muere sale la pena a raudales. “Ay demasiado tarde” ( Dice la Montaigne de la Boétie, dice Milton de Edward King). Pregunta, ¿Acaso el amor es locuaz porque el deseo es por naturaleza ambivalente -Shakespeare sonetos-  Mientras la amistad es taciturna porque es algo sencillo y sin ambivalencias”.
Algunos cosas que me han pasado en la vida me han llevado a pensar en la amistad. Mucho sería lo que hay que decir sobre el tema, pero no se trata de socavarlo sin mirar mi experiencia personal. La amistad implica el mayor de los riesgos por el mayor de los sucesos y sentimiento en la vida diría.  Uno sabe que tiene un amigo cuando lo extraña y sí esto pasa es un hecho que se han compartido afinidades en las circunstancias que sean.
Es un hecho que en la antigüedad se encuentran las mejores experiencias y sentencias sobre la amistad. “El propio Apuleyo, en su tratado De Platone (2.13-14), contrapone abruptamente el amor pasional a la amistad. La reciprocidad y la igualdad son esenciales para que exista amistad: "pues, así como los iguales están vinculados entre sí por lazos indisolubles, así también los que son diferentes están separados el uno del otro y no son amigos de los otros" (nam utpares paribus irresolubilinexu iunguntur, ita discrepantes et Ínter se disiuncti sunt nec aliorum amici). Como platonista, Apuleyo reconoce que existe una forma noble de amor (amor), pero "almas más oscuras se ven arrastradas por su deseo (cupido) de cuerpos, y su único fin es obtener el uso de éstos y aliviar su ardor por medio de esa clase de placer y deleite." La pasión erótica es agresiva y unilateral, en contraste con la mutualidad y paridad que caracteriza a la amistad”[1].
La amistad implica lealtad, dar, recibir, respeto por el otro.  En la diferencia sobre todo. Por ello la amistad es silencio, es pausa y espera, está revestida de paciencia y una contemplación que está muy cerca a la comprensión.  A la amistad le cabe la frase de Borges en siete noches en su texto sobre “las mil y una noches”, en una de sus citas memorables: “Pensemos en la retórica de Boileau, hecha de precauciones, de prohibiciones, pensemos en el culto de la razón, pensemos en aquella hermosa frase de Fenelon: “De las operaciones del espíritu, la menos frecuente es la razón.” Pues bien, Boileau quiere fundar la poesía en la razón”. Así pasa con la amistad, muchas veces es imposible entenderla a partir de la razón. Esta no basta.   





[1] Konstan David Amor, matrimonio y amistad en la novela antigua“El tratamiento que Apuleyo da al amor y a la amistad, recuerda muy de cerca la discusión
del Didaskalikos de Alcínoo, un compendio de doctrina platónica más o menos contemporáneo.
Presumiblemente en esta sección Apuleyo y Alcínoo utilizaron una fuente común; más discusión
sobre este asunto en Góransson 1995: 172 75”.