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lunes, marzo 18, 2019

LOS FUNDAMENTALISMO

Lo sucedido en Nueva Zelanda deja ver las consecuencias de los radicalismos, del fundamentalismo, que se anida en ciertas doctrinas y que demuestra como el dogma constituye un verdadero problema para la sociedad contemporánea. Recuerdo un texto del pensador Colombiano Estanislao Zuleta quien decía: “Nosotros hemos hablado, desde el comienzo, de oponer a una cultura de la violencia una cultura de los derechos humanos o dicho de otra manera, oponer a una cultura autoritaria y de la imposición una cultura de la reciprocidad y del respeto. Pero no hemos desarrollado, hasta ahora, aquello en lo que podría consistir una cultura del respeto fuera, desde luego, de lo evidente, es decir, de no matar a la gente o de no pegarle o impedirle hablar; pero esto no es algo tan claro y su estudio es bastante difícil”. Por qué alguien toma un arma y comienza a matar musulmanes en una mezquita con la absoluta convicción de que está haciendo el bien, sin ningún temor, menos un rescoldo de moral o ética que lo límite, peor aún, no siente un ápice de culpa, cree firmemente que le está haciendo un favor a la humanidad. Existe hoy un racismo y una xenofobia exponencial.
“El nacionalismo blanco y el extremismo de extrema derecha es la peor amenaza que enfrentan los Estados Unidos y Europa hoy. Los atentados realizados al orden de estas ideologías son el pan de cada día. No es casual que el hombre que perpetró los asesinatos en NZ, haya agradecido a Donald Trump por sus políticas de segregación. Hay una conexión perversa entre los gobiernos de derecha y estos movimientos. Las ideologías de derecha por un hilo muy sutil se conectan con el pensamiento dogmático de estas sectas, siempre habrá un individuo capaz de perpetrar una masacre al tenor de una ideología, estas conexiones y relaciones con los poderes de derecha en ejercicio les dan cierta legitimidad, por lo menos así lo piensan estos asesinos.
Estos radicalismos nacieron con el fascismo, desde los años 30 del siglo pasado son caldo  de cultivo de los movimientos nazis y del racismo más exacerbado. Oswald Mosley fue uno de los primeros teóricos de estas tendencias. La palabra europeo para referirse a los blancos fue impulsado por el neonazi estadounidense Francis Parker Yockey. El genocidio blanco fue popularizado por Reanud Camus en Europa en 1972.
Las redes sociales han contribuido al despliegue de estas sectas sin que los gobiernos hasta la fecha hayan podido hacer algo efectivo. Políticos como Marine Le Pen en Francia o Viktor Orban en Hungría han contribuido a la popularidad de estas nefastas cruzadas, son líderes de derecha que están convencidos de la pureza de la raza, lo que es un exabrupto.
El mismo periodismo no ha sido cauto en el manejo de la información y de alguna manera ha contribuido a la popularidad de estos fundamentalismos. La educación a largo plazo, la consolidación de la democracia y la tolerancia son los únicos remedios válidos. A esto le agregamos la preocupación de los entes de seguridad  en su labor de prevención. La emigración nada tiene que ver con estos sucesos, pero parece ser el centro del problema para muchos dogmáticos. Los gobiernos como el de Trump han ayudado a estigmatizar a los emigrantes. La polarización se convirtió en otro fenómeno preocupante, ya no hay debates, menos argumentos, son verdaderas batallas campales.


En  Colombia llevamos 9 años discutiendo sobre el proceso de paz, el acuerdo está firmado y pese a ello, aun no existe un ambiente propicio y tolerante para implementarlo, las discusiones son lacerantes. Los radicalismos y la polarización están exacerbados. Se acabaron los debates lúcidos, tolerantes. Las consecuencias saltan a la vista.