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sábado, agosto 31, 2019

LA CRISIS GENERADA POR LA DISIDENCIA DE LA FARC EN COLOMBIA


Hace dos días producto de las declaraciones realizadas por un grupo de disidentes de la FARC, encabezadas por Iván Márquez y Seuxis Paucias Hernández Solarte, ‘Jesús Santrich, acompañados de el paisa y Romaña, anunciando la vuelta a la lucha armada, Colombia vivió un tsunami de declaraciones y reacciones, frente a lo que han llamado la peor crisis después de la firma e implementación de los acuerdos de la Habana.
Sí y no, sí lo miramos con la objetividad y rigor que el hecho amerita. Primero: Es un grupo muy pequeño de desmovilizados, frente a los 10.000 0 12.000  actualmente están cumpliendo con el acuerdo y representan la mayoría de excombatientes. Segundo: Como lo declaró el presidente, lo importante es continuar con la implementación del acuerdo, el cumplimiento de lo pactado y en estricto sen su con las obligaciones que asumió el estado y la sociedad con la firma del mismo, donde las víctimas del conflicto y la verdad son lo prevalente. Aquel que se aparta de sus compromisos y obligaciones emanadas del acuerdo, deberá ser perseguido, más cuando la actitud que asume, es de retornar a las armas.
Esta crisis obliga indefectiblemente a la clase dirigente y a todos aquellos comprometidos en los acuerdos a varias cosas. Al presidente a cumplir con los acuerdos con más diligencia y hacer presencia eficaz del estado en las zonas donde están los desmovilizados. Tiene que dejarle en claro a su bancada, el centro democrático su compromiso con la paz y los acuerdos, pues hay una flagrante oposición, expresada con vehemencia por su partido contra el proceso de paz, no tiene parangón, incluso es irresponsable e incita a la violencia, sus miembros no miden sus palabras y están dispuesto a realizar lo que sea para romper con los acuerdos, su actitud es tropelera y guerrerista.
A las fuerzas militares a cumplir con su deber y hacer presencia en vastas zonas dominadas por las BACRIM y el narcotráfico, además de algunos grupos guerrilleros como el ELN. Esto quiere decir que se pueden  dar sórdidas alianzas entre estos grupos con este pequeño numero de desmovilizados, de no perseguirles y acabarlos, podrían ser con el tiempo un problema mayor.
A la clase política a ser más responsable con sus declaraciones, a medirse en sus palabras. A la vez, deberán comprometerse con los compromisos asumidos, sobre todo en el congreso de la república.
A los colombianos a entender lo que significa el acuerdo y la importancia del mismo y de esta manera asumir una actitud de compromiso total con el mismo. El acuerdo es la ruta de guía para darle a nuestro país esa paz que tanto anhelamos.
Esta crisis nos obliga a definirnos y a comprometernos. Todo proceso de paz y de acuerdo de este tipo corre estos riesgos, lo importante es realizar los correctivos y seguir adelante. Vastas zonas del país están viviendo en paz después de muchos años, espero nos sirva todo lo que está pasando para enderezar el camino. Importante, no sobre-dimensionar lo que sucede, algunos sectores radicales lo están haciendo con propósitos perversos.




sábado, agosto 10, 2019

VIOLENCIA Y DEMOCRACIA



Cuando digo que hay más territorio que estado, me refiero a la suma de acontecimientos que así lo confirman, desbordados, los que reflejan la incapacidad del gobierno para garantizar la vida. Hoy fueron asesinados dos indígenas en Cauca Colombia de manera flagrante, a plena luz del día en medio de una reunión, desafiante.

Curiosamente leía dos documentos sobre violencia y democracia publicados por la universidad nacional hace más de diez años y que se ajustan en su contexto a lo que nos sucede actualmente, en apariencia inexplicable. Escribe William Ramírez Tobon:

“El objetivo de estas cuartillas es el hacer una lectura sobre algunos aspectos de la violencia y la democracia en Colombia, a partir de consideraciones que escapan al manejo consensual del tema. Algo sin duda embarazoso ya que la violencia tiende a ser vista como es sentida, es decir, con la instintiva repulsa con que el ser humano rechaza lo que atenta contra su integridad individual y social; y la democracia a ser vista como es deseada, es decir, con la inconsciente inclinación utópica con que el ser humano tiende a encarar su propio destino”.

Agrega: La violencia social y política es, desde la perspectiva anterior, el medio a través del cual y en condiciones históricas particulares se enfrentan sectores de la sociedad civil entre sí y éstos contra el Estado. Del seno de la sociedad civil nacen, simultáneas, o sucesivas, violencias para la transformación y la sustitución social; del Estado, de las entrañas de su legitimidad histórica y de su dinámica actual, se origina una violencia para la conservación social”.

Después de la firma de los acuerdos de la Habana y con la desmovilización de la FARC, no existe ningún grupo capaz de disputar la hegemonía de la fuerza del estado,  por muchos tiempos fueron la autoridad y de hecho controlaron vastas zonas, aún persiste esta situación en aquellos sitios donde predominan economías ilegales y disputas entre la delincuencia común y el narcotráfico, a las que se agrega las llamadas disidencias de la FARC, Catatumbo es un ejemplo, la ausencia del estado es casi total y la violencia es el pan de cada día.

En el artículo citado se establece: “La democracia que acá se analiza permite concretar las condiciones históricas particulares que hacen posible la violencia en una sociedad llamada Colombia. La democracia como generalización, como apotegma de civilizaciones o sistemas sociopolíticos para orientación de nuestra realidad es un embeleco ideológico. Es, redivivo, el mito de la analogía que lee el pasado y el futuro de una sociedad en la historia y el devenir de otras sociedades. No obstante, es preciso reconocer, en la especificidad de la democracia colombiana, bases comunes con otras sociedades”.

Primero, la élite que maneja los hilos del poder del país desde siempre, que de alguna manera también patrocina la violencia, indescifrable hasta ahora, conformada por empresarios que la respaldan, políticos que callan, militares que se hacen a un lado, gobernantes que la toleran y políticos que nunca la condenan, marea invisible que decide quien vive y quien no, que mantiene una guerra soterrada contra la restitución de tierras, contra los acuerdos, que repite la muerte sistemática a los líderes sociales, que excluye mediante la violencia cualquier participación popular, parece repetir hechos que nos apenan, como si no hubiésemos avanzado un poco para evitar tanto asesinato, desplazamiento e impunidad.

Ofrezco disculpas a mis lectores por estas citas tan largas, pero es impresionante como se ajusta esta interpretación a nuestra realidad presente, como si no hubiésemos evolucionado para nada: “Más allá de la inercia propia de los lugares comunes y su gran capacidad para congelar la realidad, habría que reconocer en esa visión el trasfondo ideológico de una dinámica con intereses políticos particulares. La democracia, sobre la cual se supone construida nuestra nacionalidad desde sus mismos orígenes, niega la violencia como antítesis para descalificar, con ello, la emergencia de cualquier contrapoder que amenace el establecimiento y su cúpula institucional de gobierno. Ni qué decir, como lo comprueba un rápido vistazo a la historia del país, que el discurso anti-violencia no es ninguna garantía contra ella. Pero es que el papel de la ideología no es convertir la palabra en hechos sino más bien transfigurar los hechos en palabras. La democracia se idealiza ya no solo como futuro sino también como presente, y sus complejas y ásperas contradicciones son sustituidas por un maniqueísmo donde la paz es el Bien inherente a nuestra realidad y la violencia es el Mal ajeno, extraño a nuestro sistema social”. Así es, se pretende desconocer el conflicto armado, sus insumos, las obligaciones del estado que dejó el acuerdo de la Habana, la realidad que no hemos podido apropiar en todo su contexto.  Hay una pregunta que es pertinente traer a colación:

¿Es la violencia en Colombia una aberración de su democracia o es lo propio de ésta, un elemento consustancial a su estructura y funcionamiento actuales?


viernes, agosto 02, 2019

GENEALOGIA DE LA VIOLENCIA URBANA EN COLOMBIA


Uno de los problemas más graves de la convivencia urbana es la delincuencia común y el fortalecimiento de las organizaciones criminales. Todos los días en Latinoamérica escuchamos noticias escabrosas por efecto de la delincuencia común, desde robos menores hasta verdaderas batallas entre las organizaciones que recuerdan los peores días de las mafias del narcotráfico. Ciudades como Bogotá, Cali, Barranquilla y Medellín en Colombia están viviendo una verdadera tragedia por el desmadre de la violencia.
¿Cómo un estado y una sociedad han llegado a este punto?. ¿Cómo el municipio Bello en Antioquia Colombia que hace parte de la zona metropolitana del valle de aburra, vive una violencia descarnada de tal magnitud?, más de 80 muertos en un año, todos los días hay reportes de asesinatos a plena luz del día, desaparecimientos, extorsiones, secuestros, sin que hasta la fecha se haya podido hacer algo real para impedirlo. Recordé los 43 estudiantes desaparecidos e incinerados en México cuyos autores, una mezcla de delincuentes, narcotraficantes con el apoyo de autoridades locales y federales, aun continua en la impunidad, lo que dice muyo del poder del narcotráfico y las organizaciones. Este es el país del sagrado corazón, nada pasa y paradójicamente continuamos siendo el país más feliz del mundo muy a pesar de que Medellín ya tiene la escabrosa cifra de 391 asesinatos hasta la fecha.
La delincuencia común también tiene una historia y unas causas,  hasta la fecha está poco estudiada, encontré algunas tesis de grado en la universidad militar de Bogotá, el fenómeno como tal, tiene una genealogía, un punto de origen, responde a una evolución en la relación con el estado y la sociedad, explicar su fortalecimiento obliga a una serie de diagnósticos.
A esto se suma la vulnerabilidad del sistema de justicia y la impunidad lacerante, la ausencia de una política criminal seria y la crisis absoluta del sistema carcelario.
La pregunta es, ¿cómo llegamos a esta situación?, ¿cómo se produjo el fortalecimiento de la delincuencia?. hay otro aspecto más preocupante, la mayoría de asesinatos y lesiones personales se deben a la intolerancia, lo que expresa la grave situación de nuestra sociedad, hablo de Colombia por supuesto: Intolerancia, violencia intra-familiar, feminicidio y delitos sexuales contra menores.
Miren algunos datos tomados de una tesis muy reciente: “Los medios de comunicación destacan diariamente la violencia relacionada con conflictos políticos y el narcotráfico, pero en realidad, se estima que estas dos causas no explican más del 20% de los homicidios. La mayor parte de las lesiones no fatales se atribuyen a “violencia común” (riñas o atracos). En una alta proporción, los hechos violentos se presentan en la calle, la identidad del agresor es desconocida, y el motivo es atribuido a robo o “ajuste de cuentas”. La gran mayoría de los delitos son cometidos por hombres; el 64.5% de los delitos son cometidos por personas menores de 30 años y el 18.2% son cometidos por personas menores de 20 años. Este problema se concentra en las ciudades grandes e intermedias.
Existen condiciones de inequidad que son catalizadores del delito, de igual manera un desplazamiento intenso que genera un crecimiento desbordado de las ciudades, cordones de pobreza, constituyen verdaderos catalizadores de la violencia; pero donde quedan las condiciones éticas, la formación, suma de factores que intervienen en este tipo de conductas, lo que los criminólogos llaman la Psicología del Delito, la cual es conocida   también como Psicología Criminológica que trata de averiguar o de conocer qué es lo que induce a un sujeto a delinquir, qué significado tiene esa conducta para él, por qué la idea de castigo no lo atemoriza y le hace renunciar a sus conductas criminales.
La transgresión también tiene un origen, como un número significativo de la sociedad llegó a la conclusión que el delito sí paga, como terminaron las organizaciones criminales teniendo tanto poder. Abra que investigar y escribir una historia de la delincuencia común, una genealogía, no queda más que recurrir a estos diagnósticos para poder entender el grave problema que nos aqueja.