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viernes, febrero 12, 2016

EL PRESIDENTE DE COLOMBIA JUAN MANUEL SANTOS

Los acuerdos de paz de la Habana, una vez firmado el punto final, que se supone estaba para el 23 de marzo, constituye el punto de partida que iniciaría el cese definitivo del conflicto armado y el inició de una paz duradera, en un país con unas cuotas de violencia e impunidad oprobiosas. Este proceso pese a que está en la etapa final, sufre una de las peores crisis. Sí el presidente no asume un liderazgo firme, todo puede terminar en un absoluto fracaso, por errores fatales, que son sólo de simple manejo y que serían imperdonables ante la magnitud del esfuerzo hecho hasta ahora. La FARC, no contribuyen en nada para evitarlo, sus torpezas son de orden mayor, de igual manera, le da motivos a los enemigos de la paz, quienes no descansan en sus propósitos de terminar los diálogos, su comando mayor se le olvida que el mundo y este país, sí el proceso no termina con éxito, terminarían viéndolos como un cartel más de la droga, lo único que los legitima es el mismo acuerdo.
Este gobierno tiene una pésima comunicación con sus ciudadanos, no sabe trasmitirles lo importante del acuerdo, menos sus logros, que son muchos, pareciera no saber lo vital que son las comunicaciones en la política. La oposición paradojicamente es la que tiene la vocería en esta materia, vive bombardeando cualquier avance, mal-interpretándolo, sólo busca imponer su visión guerrerista, que entre otras cosas, lleva más de cincuenta años desangrando al país. La lectura que tiene del mismo es absurda, pero ya convence. Son obsesivos, no descansan un minuto en este propósito destructivo, con una habilidad impresionante, hacen uso de todos los medios a su alcance, incluyendo las baterías del procurador, este parece el jefe de la infantería, todos los días torpedea cualquier avance, desde el púlpito de sus ideologizaciones de derecha, con rosario en mano. Es curioso este gobierno sólo reacciona a los embates de la oposición, no asume el liderazgo que le corresponde y menos una labor pedagógica. Señor presidente, usted necesita un comunicador, donde están sus asesores, no deje al doctor De La Calle solo por favor.
Desde el principio estuve de acuerdo con el proceso, siempre reconocí la importancia del mismo, de antemano admito lo difícil de su manejo, en un país radical y dogmático, el presidente fue muy hábil para abrir los diálogos, se la jugó en un tema que parecía cerrado por todo lo que se había dado en los últimos años en esta materia,, en la fecha de apertura la negociación era un imposible histórico, pues se había impuesto una visión fascista del conflicto, vivíamos en lo que la oposición llamaba, una cruzada contra el terrorismo, la visión del país era en una línea y el tema no superaba esta argumentación cortoplacista, se dajaba a un lado, la historia, los orígenes y la genealogía del conflicto, para ellos simplemente no contaban.
Hay un tema álgido hoy, una diatriba: El plebiscito o la constituyente. Tiene razón el presidente, una constituyente suprime de antemano cinco años de diálogos y los acuerdos de la Habana quedarían en cero, lo acordado terminaría en nada. El plebiscito es una aprobación del constituyente primario a los acuerdos de la Habana en pleno, es una ratificación al documento final, esta es la carta final del presidente. En Blanco y negro, estas son las posiciones en debate, es de absoluta prioridad crear campañas en tal sentido, con liderazgo y argumentos, defender su posición, de hecho en el “Hay Festival” de Cartagena De La Calle demostró su capacidad discursiva, la claridad que tiene de los acuerdos alcanzados, esto quiere decir que sí se puede y que se hace necesario salir a la palestra a defender el proceso con todas las baterías y argumentos. Espero que en esta semana se aclaren estos temas de tanta importancia.