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domingo, junio 22, 2014

ANÁLISIS DE MERCADO DE LA JORNADA ELECTORAL DE COLOMBIA: DOS ESTRATEGIAS



UNA SOLA IMPOSTURA

No hablaré de la campaña desde la perspectiva política, ni menos del entrecruzamiento de ofensas entre los dos bandos en disputa, menos de los errores programáticos y las penosas chuzadas; me interesa el análisis de los candidatos como producto.
Un candidato es un producto. No conozco de mercadeo más allá de lo que cualquier mortal se entera en una sociedad avasallada de ofertas y de engaños, tampoco me he apoyado en algún texto sobre el tema, sólo parto de lo que pasó en la campaña presidencial en Colombia que le dio el triunfo al doctor Juan Manuel Santos en la segunda vuelta.
Que nos vendían. El próximo presidente de Colombia. Por qué acceder a ese producto, cuál era la necesidad urgente: Problemas sociales, inequidad; un conflicto de más de 50 años; desempleo; grandes proyectos qué hacer y sobre todo un país rico en todo el sentido de la palabra.
Que producto nos permitiría la salida. El primero, el Doctor Zuluaga, parecía no ser un original, algunos llegaron a decir que era pirata o algo parecido, la verdad y por la experticía de algunos expertos, se comprobó que era el auténtico, aunque se descubrió que se habían traspolado algunas características de otro producto ( El ex-presidente Uribe ), al final todos quedamos tranquilos, seguía siendo el Doctor Zuluaga. Representaba la autoridad, la vuelta atrás a políticas ya aplicadas, nos vendía un paraíso que  ya habíamos disfrutado, la trasplantación de otro gobierno, el cómo regresar. Nos decía a cada rato: Yo soy el original, soy la solución y nos vendía la idea de la fuerza y no al dialogo sino el sometimiento. Algunos alcanzaron a replicar que no era él o que alguien le hablaba al oído, al final nunca se pudo comprobar esto.
El presidente Juan Manuel Santos, siempre jugó la carta contraria, soy lo opuesto fue el mensaje, se la jugó con una sola oferta: La paz…cómo cuando nos venden un producto único. Su discurso sin renunciar a la autoridad, fue persuasivo, seductor, de buenas maneras, incluso llegué a pensar que era débil. Como en el amor aplicó la sentencia: Ceder para vencer y en principio se pensó que aceptaba las ofensas sin retaliación, con cierta resignación…al final el resultado terminó confirmando lo opuesto. Este producto parecía no venderse. Nadie lo tomaba, pese a todos los esfuerzos, no salía. Cuando se realizó el inventario la sorpresa nos dejó impertérritos: Se habían agotado las existencias. Genera en todo caso una desconfianza, puede ser una oferta de coyuntura, para rematar inventarios. Esperamos que no.