No hemos acostumbrado a
hechos atroces que conmoverían cualquier persona en otro país. La guerra en Colombia
es muy cruel, pese a ello, los diálogos continúan. Ayer hubo un atentado de proporciones mayores contra
la naturaleza, se regaron intencionalmente miles de barriles
de crudo en el departamento de Putumayo, con daños incalculables; en el mismo Dpto un niño de
nombre Kevin esta mañana fue alcanzado por una mina quiebra patas perdiendo su
pie derecho; a estos hechos se suman secuestros realizados por la
delincuencia común e incursiones de la guerrilla en algunos municipios del sur
de Colombia, que son el pan de cada día.
Socializar el proceso de la Habana resulta absolutamente
prioritario, en estos días las partes llegaron a un entendimiento
en lo que concierne al tema de la justicia, que es muy delicado, pues define, sí los victimarios pagan cárcel o no, es el más controvertido, al respecto son muchos los puntos de vista encontrados. Está claro que están resueltos los acuerdos básicos de la agenda, se hace
entonces necesario desde ya que el gobierno, las instituciones en general, los actores del conflicto, la sociedad civil y la academia, empiecen a trabajar intensamente,
en cómo se aplicarían en todo el país los desarrollos producto de los compromisos acordados,
con base en los protocolos y plataformas establecidas por las partes, que supongo requieren
para su implementación de mucho trabajo, debería hacerse por lo menos en aquellos temas donde hay pleno consenso.
Por efecto de todo lo que
ha pasado en los últimos meses en la Habana, paradojicamente habrá un recrudecimiento del
conflicto, parece que es lo común cuando se está en la etapa final de la agenda, así lo demuestran otras experiencias de este
tipo en el mundo, este se recrudece, quienes salen más afectados de este absurdo es la población civil. Las partes, gobierno y FARC tienen la
obligación de producir el deses-calonamiento de la guerra, que le permita a los
Colombianos sentir que los diálogos sí producen resultados reales en este
conflicto eterno. Parte del escepticismo del común parte de sentir
que todo sigue igual, que aquí no pasa nada, que no hay cambios de ninguna
naturaleza y que en la Habana no se genera ningún efecto en el conflicto.
Sigue sin aclararse el tema
de la constituyente. El gobierno asegura categóricamente que no existe
posibilidad alguna que se pueda dar, la ratificación de los acuerdos deberá
hacerse a través de los mecanismo de participación contemplados en la CN y las
facultades que tiene el presidente para tal efecto y por su puesto de algunas leyes aprobadas por el congreso. Para la FARC la constituyente sigue vigente. Es bueno resolver este galimatías
de una vez por todas. No deja de ser un riesgo abrir esta puerta, sabemos cómo
empiezan, pero nunca cómo terminan. Esta semana el congreso terminará la legislatura con la aprobación de la ley de justicia y la de equilibrio de poderes, ya se empezaron las campañas para la elección de gobernadores y Alcaldes, tendremos tres meses muy agitados en materia política que esperamos no afecten los diálogos.