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sábado, enero 19, 2008

MEDITACIONES SOBRE COLOMBIA

El grave problema que tiene el gobierno Colombiano frente a la indebida interferencia del presidente Chávez en asuntos internos debe servirnos para reflexionar seriamente sobre el conflicto armado. El presidente Venezolano ha centrado la discusión sobre el carácter beligerante de la guerrilla y la necesidad de aceptar por vía diplomática el mismo como requisito previo a las negociaciones de Paz. Quienes son la FARC, sería la primera pregunta que deberíamos resolver como un a priori al debate mismo y que mejor que traer a colisión lo escrito por mi hace una año a propósito del grupo insurgente: La Farc es el resultado de la lucha de finales de los cincuenta y sesenta del siglo pasado, de los partidos tradicionales colombianos, entiéndase partido liberal y conservador, que utilizaron gran parte de las fuerzas campesinas, para fomentar la guerra de guerrillas para sus propósitos mezquinos e intereses. Poco después se firma el frente nacional, que es un pacto de la aristocracia política Colombiana, donde la gran mayoría de actores políticos y sociales quedan excluidos, algunos de los cuales, como en el caso de las guerrillas del Tolima y Cundinamarca, acompañados del partido comunista, terminan conformando las actuales guerrillas: FARC y ELN, para citar solo los más importantes. Con el auge de los movimientos de guerrillas después del éxito de la Revolución cubana, estos tuvieron la mejor oportunidad histórica de consolidarse en el poder en gran parte de los países del área y de hecho se constituyeron junto con el movimiento estudiantil en una verdadera opción política. Con el paso de los años y en medio del cambio avasallante del mundo politicamente hablando, las luchas intestinas internas de la guerrilla entre líneas Maoistas, Trokista y leninistas les hicieron cometer errores históricos y perdieron con el tiempo su razón de ser para convertirse en grupos armados sin una estructura ideológica seria y por fuera del contexto mundial. En pleno siglo XXI, los movimientos guerrilleros son un anacronismo, muy a pesar que el caldo de cultivo que les dio origen, sigue en muchos casos fresco y sin esperanzas de alguna solución inmediata (desigualdad, injusticia, pobreza absoluta, analfabetismo). Es evidente, que en medio de la globalización, la apertura y la consolidación de la democracia liberal, el camino político para la región esta lejos de ser la guerra de guerrillas, de los sesenta. Colombia, padece una de las peores violencias del mundo, cargada de masacres, asesinatos, desaparecimientos y la guerrilla ha sido proclive a la utilización de métodos que violan completamente el derecho humanitario. Los ejemplos tajantes redundan: Secuestrados, que ellos insisten en llamar retenidos, masacres, asesinatos como el de los diputados del Valle y para completar: Narcotráfico y alianzas con la delincuencia común que han hecho que este grupo ya no le interese estar en consonancia con lo que el denomina peyorativamente “pueblo “. Desde hace veinticinco años los gobiernos de turno han tratado de hacer un pacto político y dialogos que le permitan al país encontrar el camino de la paz, los cuales no han tenido ningún éxito, por errores sustanciales tanto en la concepción inicial de los mismos como en la concepcion misma del pacto. Es un hecho, la Farc no necesita que se les reconozca su estado de beligerancia para entrar a dialogar con el Gobierno. En el fondo tiene problemas ideológicos que la hacen insustancial y sus movimientos se han limitado a secuestrar y traficar con drogas que constituye el verdadero galimatías del grupo, pues esto les ha dado un poder sin límites que mantiene sus estructuras internas intactas. Para el movimiento guerrillero es vital los diálogos y casi necesario entrar en un proceso de paz que le permita participar en la política Colombiana de manera visible y legal como lo hizo el Polo y el M-19, sino terminarán condenadas como grupo terrorista y asumida por fuera de los lineamientos que aun la mantienen con alguna capacidad de dialogo. El gobierno está en la obligación de ser mas inteligente que las circunstancias y debe desenredar el ovillo en que la expuesto su vecino malquerido. La sociedad civil cada vez juega un papel muy importante en esta encrucijada y es un hecho que movilizaciones espontaneas como la del 4 de febrero son apenas síntomas del verdadero rol que tendrá en el futuro. Es absolutamente cierto: cuando más grave está la situación, más cerca estamos de su solución. Amanecerá y veremos