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domingo, mayo 01, 2016

EL MATERIALISMO HISTORICO PARA ESTOS TIEMPOS

Cuál es el instrumento teórico más idóneo para estudiar la sociedad moderna y las imposturas del capitalismo voraz e inhumano, en medio de las tecnologías de la información y el conocimiento que produjeron una revolución sin precedentes.
Las dos últimas décadas han estado dominadas por  tecnócratas, economistas y gurúes de la administración, quienes fungen como los pontífices del estado y la sociedad, suponen que el modelo social y político no tendrá mayores modificaciones, me refiero a la democracia liberal, el fin de la historia se predijo en algún tiempo, por lo tanto las ópticas que estén por fuera de la mirada canónica impuesta, carecen de lógica, desconocen de tajo muchas de las problemáticas que reverberan al interior del estado, las escuelas sociológicas y las corrientes filosóficas y jurídicas fuertes, aquellas, que en una búsqueda del sentido desde el siglo XVIII lo estructuraron tal como lo conocemos hoy, desde sus principios fundamentales hasta su organización, el entramado burocrático, la forma como se articulan las relaciones humanas, teniendo siempre como referente obligado la historia.
Estos estudios los conocemos como “Teoría Crítica de la Sociedad”. “En su esfuerzo por revitalizar el pensamiento de Carlos Marx, la Teoría Crítica de la Sociedad ha planteado la necesidad de una "Reconstrucción del materialismo Histórico ". El tema por supuesto no es nuevo. La historia cumple un papel determinante en este sentido. Antonio Restrepo, un emérito profesor pensador de la universidad de Antioquia[1], en un excelente libro llamado “Pensar la historia” , refiriéndose a Carlos Marx, recordaba que la historia constituye el punto de partida para el desarrollo de una teoría de la sociedad: “La relación de Marx con la historia como disciplina se inscribe en su propósito de construir una concepción global de la sociedad, así como el devenir de esta”.
Empezare con una cita que sirve de entrada a tema tan importante. “Habermas en una especie de a priori en su texto “La reconstrucción del materialismo histórico” advierte: “Su intención no aparece orientada ni a restaurar en forma dogmática una tradición-filosófica, ni a buscar el renacimiento de una forma de pensamiento que entre tanto hubiese sido sepultada, como el mismo afirma, reconstrucción significa, en nuestro contexto, que procede a desmontar una teoría y luego recomponerla en forma nueva con el único objeto de alcanzar mejor la meta que ella misma se ha impuesto: tal es el modo normal de habérselas con una teoría que en algunas puntos necesita una revisión, pero cuya capacidad estimulante dista mucho de estar agotada[2]”. Aún sigue idóneo el materialismo histórico como instrumento de estudio de las sociedades modernas, esta es la pregunta pertinente.
En “Conocimiento e interés” Habermas categoriza: Esta idea está implícita en la teoría de la sociedad de Marx, aun cuando no pueda derivarse de una auto-comprensión ni marxiana ni marxista. Sin embargo, no me he propuesto explorar el contexto objetivo en el que tiene lugar el desarrollo de la filosofía desde Hegel a Nietzsche, sino que me he limitado a seguir, de una forma inmanente, el movimiento del pensamiento. Esto tiene como consecuencia que solamente a nivel de diletante podría anticiparse a una teoría de la sociedad, a la que tan sólo quiero llegar a través de la autorreflexión de la ciencia’. Ahora damos el primer paso en esa dirección. En consecuencia, esta investigación no tiene otra pretensión que servir de prolegómeno”.
“La concepción marxista de la historia y de la sociedad se conoce habitualmente como materialismo histórico (MH), término que acuñó Engels, definiéndolo de esta manera en su folleto del socialismo utópico al socialismo científico (1880)”. La visión marxista parte, como es sabido, de una concepción dialéctica del proceso histórico.
Es el primer instrumento con pretensiones científicas para estudiar la sociedad de manera total desde una óptica específica. ¿Sigue vigente este instrumento en la concepción Marxista?, veamos adelante. “Para Marx, la realidad está en perpetuo cambio y de ahí la importancia de su consideración en el tiempo. Uno de los rasgos criticables de la ideología burguesa es precisamente, en su opinión, la naturalización de los fenómenos históricos; es decir, la idea de que, por ejemplo, las relaciones de producción capitalistas son naturales (y por tanto positivas, o al menos inevitables) y no resultado de un proceso peculiar que viene del pasado y que, además, tiene su continuación hacia el futuro”[3].
“¿Qué es el Materialismo histórico? Es una interpretación o concepción de la Historia, del devenir o acontecer histórico en clave económica. Es claramente una interpretación de la Historia muy distinta de las interpretaciones religiosa o teológica que hace San Agustín en el siglo V en su obra La Ciudad de Dios y De Maistre y Bonald en el siglo XIX y según la cual es Dios quien dirige a la Historia; de alguna manera, los hombres no son más que marionetas movidas por los hilos de Dios; es Dios quien dirige la Historia hacia la meta que el propio Dios se ha marcado. También es muy distinta de la interpretación idealista o racional de la Historia defendida entre otros por Hegel según la cual el acontecer histórico está determinado por la evolución de los pensamientos y las ideas de los hombres, y que, a su vez, están determinadas por un Espíritu o Razón Universal”.
Habermas, es aún más explicito: “Marx liga el concepto de trabajo social con el de la historia de la especie. Esta palabra está destinada a señalar, en primera instancia, el mensaje materialista de que la evolución natural dentro del ámbito de acción de una especie única prosigue por otros medios, a saber, en virtud de la actividad productiva de los individuos socializados. Mientras los hombres preservan su vida mediante el trabajo social, engendran, al mismo tiempo, sus condiciones materiales de vida, producen su sociedad y el proceso social en el cual se transforman también, junto con su sociedad, los individuos. La clave para la reconstrucción de la historia de la especie la proporciona el concepto del modo de producción: Marx concibe la historia como una sucesión discreta de modos de producción que, en su ordenamiento evolutivo lógico, permite descubrir la orientación de la evolución social”.  Remata sintetizando: “En la producción social de su vida, los hombres entablan relaciones determinadas, necesarias, independientes de su voluntad, relaciones de producción correspondientes a un estadio evolutivo determinado de sus fuerzas productivas materiales. El conjunto de estas relaciones de producción constituye la estructura económica de la sociedad, la base real sobre la cual se eleva una superestructura jurídica y política, y a la cual corresponden determinadas formas de conciencia social. El modo de producción de la vida material condiciona el proceso vital social, político y espiritual en general. No es la conciencia de los hombres lo; que determina su existencia, sino, a la inversa, su existencia social lo que determina su conciencia”[4], este es el “el teorema de la superestructura y la dialéctica de las fuerzas productivas y las relaciones de producción”. El a priori a este marco parte del hecho de que, el desarrollo de fuerzas productivas “depende de la aplicación de conocimientos técnicamente aprovechables; las instituciones básicas de una sociedad encarnan conocimientos morales y prácticos. Los progresos en estas dos dimensiones se miden según los dos criterios universales de validez con los que medimos también los progresos del conocimiento empírico y de la comprensión práctica moral: los de la veracidad de las proposiciones y de la corrección de las normas”.
Esta es una visión dinámica de la sociedad, la dialéctica, que es tomada por Marx de Hegel, reconoce el cambio como el motor determinante de la sociedad, la visión de Hegel del mismo era idealista y la de Marx y Engels “Asientan la dialéctica sobre bases materialistas y revolucionarias: la transformación de la sociedad no es fruto de la evolución propia o interna de las teorías, sino de la acción humana sobre la realidad material, con lo cual los problemas políticos y económicos pasan a primer término”.
Después de la caída del muro de Berlin se consolidad la democracia liberal, los sistemas de producción primarios basados en la trasformaciones de la materia prima dejaron de ser los preponderantes como factores primarios de acumulación de capital, estamos en un mundo donde la información y el conocimiento adquirieron una importancia inusitada y los flujos de dinero y la economía especulativa le dio una vuelta de tuerca al sistema en el marco de globalización, la apertura y la desregulación. Hoy, el dinero produce más dinero que el trabajo, el monopolio del poder en su verticularidad inescrupulosa a creado una sociedad inequitativa e injusta, podríamos categorizar, que la economía, el capital y por lo tanto el poder nunca estuvieron tan concentrados en pocas manos.
La democracia es el sistema menos malo y de alguna manera sigue brindando más garantías para la sociedad que cualquiera de los modelos que hemos conocido, sobretodo en occidente, en esta materia hay consenso. Hay algunos componentes de suma importancia que deben tenerse en cuenta. Hoy se ha consolidado una clase media muy fuerte, el colchón de las clases diría, vivimos en una sociedad de consumo, existe  acceso revolucionario a la información y el conocimiento, en todo caso persisten problemas muy graves al interior de la sociedad moderna que están por resolver. El materialismo histórico, resulta ser aun un buen instrumento para descifrar las vulnerabilidades del sistema social, para estudiar sus problemas y para encarar sus encubrimientos desde una visión global que articule todas las variables alrededor suyo. Esta visión global d la sociedad se le opone la visión de los llamados posmodernos. “Para estos no se puede aplicar al análisis de las distintas realidades la idea de totalidad, entendida como una estructura o proceso de elementos interrelacionados (con conexiones entre los factores políticos, económicos, sociales o culturales). El pensamiento postmoderno privilegia lo particular, lo diferente, con lo cual no existe un sustrato común desde el cual plantear la totalización que permita establecer conexiones, orden o jerarquía entre los distintas realidades individuales. Si Hegel decía que “todo lo real es racional” para desactivar las posibles críticas a la sociedad de su época, los postmodernos mantienen que no existe algo como “la totalidad de lo real”, ni siquiera una racionalidad común; sólo una variedad de perspectivas acerca de la realidad dadas en función de la visión del mundo de cada sujeto, distinta de la de cualquier otro”[5].
Es importante advertir que tomo el concepto de sociedad de la manera como lo define Adorno en epistemología y ciencias sociales: “El concepto de sociedad muestra ejemplarmente en qué escasa medida los conceptos, como pretende Nietzsche, pueden definirse ver verbalmente afirmando que «en ellos se sintetiza semióticamente todo un proceso». La sociedad es esencialmente proceso; sobre ella dicen más las leyes de su evolución que cualquier invariante previa. Esto mismo prueba también los intentos de delimitar su concepto. Así, por ejemplo, si éste se determinara como la humanidad junto con todos los grupos en los que se divide y la forman, o de modo más simple, como la totalidad de los hombres que viven en una época determinada, se omitiría el sentido más propio del término sociedad. Esta definición, en apariencia sumamente formal, prejuzgaría que la sociedad es una sociedad de seres humanos, que es humana, que es absolutamente idéntica a sus sujetos; como si lo específicamente social no consistiera acaso en la preponderancia de las circunstancias sobre los hombres, que no son ya sino sus productos impotentes”.
El materialismo histórico visto e esta manera, es un instrumento idóneo para el análisis de las sociedades modernas, de la manera como lo define Habermas, no haciendo una tras-polación, sino para recomponerla, utilizar de alguna manera sus principales variables tarea que amerita una segunda entrada.





[1] Me refiero a Antonio Restrepo Fallecido hace unos años
[2] Habermas Jurgen: La reconstrucción del materialismo histórico. Madrid, Tauros, 1981
[3] Francisco Eribe Sebares. La concepción materialista de la historia.
http://www.pce.es/descarga/formacionpce6.pdf
[4] La reconstrucción del materialismo histórico. Jugen Habermas. Pag 14. Tusques Editores
[5] Ibidem















[1] Me refiero a Antonio Restrepo Fallecido hace unos años
[2] Habermas Jurgen: La reconstrucción del materialismo histórico. Madrid, Tauros, 1981
[3] Francisco Eribe Sebares. La concepción materialista de la historia.
http://www.pce.es/descarga/formacionpce6.pdf
[4] La reconstrucción del materialismo histórico. Jugen Habermas. Pag 14. Tusques Editores
[5] Ibidem