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lunes, noviembre 20, 2006

DIALECTICA DE LA MENTIRA


Evitar caer en el juego de las denuncias y las defensas inconclusas, en una dialéctica en donde el poder, en el mejor sentido genealógico, produce sentidos y contrasentidos, para terminar legitimándose, es la premisa, frente a lo que se está develando a través de los pronunciamientos judiciales de la corte en los últimos días. Nada es nuevo en el panorama y estos escándalos no son otra cosa, que retaliaciones por pactos incumplidos en la mesa de negociación de ralito, entre el comisionado (que es la voz del presidente en la mesa) y los paramilitares. Acuerdos absolutamente graves, comprometen al comisionado; denunciados por las victimas desde hace tiempo, sin respuesta hasta la fecha, con implicaciones generales por hipotecar el futuro de la nación, pues en ellos se ha repartido la geografía, el poder y la tajada del saqueo, a sangre y fuego, con masacres a bordo, hechos que ahora, frente al circo producido por los medios (que en todo caso nos complace) parecen tener una resolución legal y acorde a un país de derecho. Estos sucesos me recordaron como para Foucault, el discurso sobre la guerra y el poder, que fue invertido por el principio de Clausewitz “la guerra es la continuación de la política por otros medios”, obliga entonces, a estudiar el poder a partir de este discurso, en términos de oposición de fuerzas, de enfrentamiento, de combate. En Colombia, la repetición de los eventos de violencia, masacre y saqueo, casi desde la fundación de la republica (en una cacofonía en apariencia sin sentido) muestra la ausencia del estado, de país, de gobernabilidad, de legalidad, análisis que corresponde a una primera mirada, que aunque cierta, se fundamenta por los efectos, por los hechos en sus replicas mas dolorosas, desde un primer plano, de la mano de la historia mediática y ramplona a la que nos acostumbraron; pero otra es la realidad del país, oculta cosas mas graves y que continúan en pie como si nada: repartición de favores, enrequicimiento ilícito, saqueo, corrupción, impunidad y justicia selectiva, realizado por una elite que usufructúa el poder desde tiempos inmemoriales, hechos que necesariamente, se traducen en desigualdad etc, etc. Hoy estamos frente a una situación, que enfrenta a paracos con políticos, estos con los empresarios, que no asumen la cuota de responsabilidad inmensa que les corresponde, y al país, con un gobierno que comienza a deslegitimarse en todo su contorno; pero en esencia estamos frente al conocimiento por vía judicial, de los acuerdos mas oprobiosos de que se tenga historia, donde se ha entregado la poco dignidad que nos quedaba y con cláusulas tan penosas, que ya empezaron a ponerse conejo entre sus compromisarios y por su puesto los resultados saltan a la vista. Que hacer, amanecerá y veremos.