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domingo, noviembre 29, 2015

EL MIEDO A LA LIBERTAD

La actitud de muchos líderes en Europa y la del propio presidente Francés frente a los actos terroristas, vuelve a poner sobre la palestra la contraposición de dos principios fundamentales de la democracia moderna: La libertad y las limitaciones a la misma impuestas por la autoridad del estado, las cuales suelen expresarse con toda intensidad  en situaciones como esta, el debate ideológico queda expuesto en su máxima expresión, sustrato inevitable que demuestra aún que no estamos claros del todo en esta materia. Ejemplos de ello hay muchos. El hecho que existan presos sin ningún estatus jurídico en Guantánamo, que haya bombardeos de toda índole de occidente en el Oriente, drones, sin ningún respeto por las normas del derecho internacional, refleja que las malas costumbres de la guerra fría siguen vigentes y que ellas siembran actitudes de consecuencias inesperadas como la ocurrida este mes en Francia.
Recordé el libro de Erich Fromm cuyo titulo tomé prestado para este artículo, este es una disertación que mira este tema con todo rigor, pues en aras de la seguridad, el estado genera serias limitaciones al derecho de libertad, el Estado impone el interés general al individual basado en un pacto social que excepcionalmente le permitiría tomar estas medidas. El libro de Fromm es un análisis desde el psicoanálisis a los tiempos modernos, la cual constituye una contribución a la teoría sociológica, nos cae como anillo al dedo, para entender la dinámica social, en principio desde el sujeto como poseedor de derechos, al fin y al cabo, es el que padece todo el peso de estas decisiones, para poder entender como los gobiernos manejan esta potestad, racional algunas veces, absurda en otras, problemas, que entre otras cosas, sólo ellos han  fomentado, pues son los progenitores de todos los odios, la historia está ahí, cualquiera la puede revisar y esta no miente, por ello su actitud, que no contempla una revisión de sus políticas, ni menos el mea culpa, solo ve en la guerra y las medidas de corte fascista la salida a un problema que es muy complejo y   por lo tanto exige una mirada más amplia que solo la salida policiva.
El terrorismo, que desde el siglo XX se convirtió en el mecanismo de persuasión de ciertas minorías, pone en jaque a los gobiernos occidentales, quienes de cierta manera constituyen las únicas democracias modernas, racionales,  y de hecho, lo que buscan los grupos terroristas es desestabilizarlas, recurriendo al miedo, con actos en apariencia irracionales y barbaros, tácticas que paradójicamente han sido aprendidas en prácticas de guerra lideradas por occidente en la disputa de sus intereses económicos, corresponden a una lógica, no son ni casualidad ni locura, eso lo saben muy bien los  dirigentes occidentales, quienes fomentaron estos niños malos.
No es olvidándose de la civilización como estructura, de la libertad como principio y menos de la concepción moderna del estado, menos fomentando nacionalismos y odios racistas,  discriminando que se enfrenta este flagelo; cualquier estrategia que se emprenda para luchar contra el terrorismo debe respetar los principios y la concepción del estado moderno, eso que llamamos las garantías civiles. En términos Kantianos: “No basta que atribuyamos libertad a nuestra voluntad, sea por el fundamento que fuere, si no tenemos razón suficiente para atribuirla asimismo a todos los seres racionales. Pues como la moralidad nos sirve de ley, en cuanto que somos seres racionales, tiene que valer también para todos los seres racionales, y como no puede derivarse sino de la propiedad de la libertad, tiene que ser demostrada la libertad como propiedad de la voluntad de todos los seres racionales; no basta, pues, exponerla en la naturaleza humana por ciertas supuestas experiencias (aun cuando esto es en absoluto imposible y sólo puede ser expuesta a priori), sino que hay que demostrarla como perteneciente a la actividad de seres racionales en general y dotados de voluntad”. Esta según Kant es independiente del estado. Sartre corre por otras aguas: lo que somos y lo que la humanidad es, es consecuencia de nuestros actos, nosotros somos los únicos responsables, y debido a esto, debemos afrontar las consecuencias que resulten de lo que hagamos. Además, la filosofía de Sartre es una filosofía de la acción, ya que al ser el hombre el único responsable de lo que es y de lo que le rodea, él es el único que puede arreglar las cosas, y esto lo incita a superarse, ya que nadie más lo va a ayudar, ningún dios ni ninguna naturaleza”.
El estado, es la máxima expresión del pacto social en las democracias modernas, en el caso países como Francia, no debe renuncias por vía de excepción a sus principios, las normas excepcionales, deben ser excepcionales y la máxima garantía del sujeto que es la libertad, debe prevalecer sobre cualquier otra prioridad de manera radical. Otra cosa son los controles.  Inexplicablemente los partidos de derecha y el radicalismo sigue manteniendo posiciones que atentan contra la libertad, fomentan la xenofobia y afrentan la libertad de credos. Europa no puede caer en los fundamentalismos que crítica, el problema debe atenderse con las herramientas que la democracia brinda y con el respeto absoluto de las garantías esenciales al sistema.