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domingo, mayo 22, 2011

LA CORRUPCION EN COLOMBIA

El peor flagelo de la humanidad es la corrupción. Colombia vive momentos atípicos en este tópico. Hay un tsunami de escándalos a nivel general que tiene en velo a la sociedad, inclusive algunos sectores como la infraestructura vial están totalmente paralizados debido a esta epidemia. La radiografía de este panorama es variopinta e incluye instituciones privadas y públicas, congresistas, funcionarios de alto nivel, corredores de bolsa, ex asesores presidenciales cuyo prestigio supone estar al margen de estos sucesos y connotados funcionarios que nadie esperaría ver judicializados.

Se simplificaría el problema diciendo que el dinero fácil y las prebendas han sido una constante en la vida nacional y que estamos lejos de corregir un fenómeno propio de la idiosincrasia de nuestro pueblo, que más bien, el hecho de producirse judicialización y captura es una muestra de la eficiencia del aparato judicial Colombiano. Pero no es así de simple. Saúl Peña, un psicoanalista Peruano escribió un formidable libro llamado: Psicoanálisis y corrupción, Habermas el filósofo Alemán ha escrito excelentes trabajos que tocan tangencialmente el tema, sloterjik, Zizek y por supuesto Foucault.

Escribe Rolan furges, refiriéndose al libro de Saúl Peña:

"Como teoría de la interpretación del inconsciente, y de su técnica de análisis, permitiría una comprensión más profunda de los deseos no manifiestos pero sí decisivos en la toma de decisiones».

La superación de los traumas históricos y afectivos: el del engaño de Pizarro a Atahualpa y de la experiencia violatoria de la Inquisición con sus consecuentes conflictos étnicos y culturales, es posible. Existe la posibilidad de una «perspectiva restitutiva, reparativa y creativa», según dice, «si es que somos capaces de hacer conciencia de nuestro inconsciente histórico, y si somos capaces de integrar los aspectos disociados y escindidos del ser peruano» tanto en su dimensión individual como colectiva.

El fenómeno tiene su propia contextualización y es necesario analizarlo desde muchas perspectivas y como es lógico no está determinado solamente por variables individuales. Nuestra historia, es la historia del saqueo en todas sus formas. La apropiación de lo ajeno ha sido el camino de muchos para enriquecerse y la impunidad ha hecho que estas personas y familias hoy gozan de unos privilegios gracias a la mano lisa de sus ascendientes.

Loa falsos positivos, los Nule, el caso del Das, Agro ingreso seguro, la para política, la contratación de la infraestructura en general, la persecución oprobiosa a la corte desde la casa de Nariño, el caso catastrófico de la ciudad de Bogotá absolutamente paralizada y la vinculación judicial de más de sesenta congresistas, para no hablar de la larga lista de Alcaldes y funcionarios públicos, son el pan de cada día en Colombia. Estamos hablando de una suma cercana los 9 Billones de pesos. Como para alquilar balcón. El país a la par, se desangra y la delincuencia común campea.

En Colombia confluyen muchos factores. El usufructo del poder siempre ha estado ligado al enriquecimiento. La historia política del país está ligada a familias, privilegios y una clase política experta en usufructuar el estado para sus propios intereses. Nuestras guerras en el siglo XIX fueron en muchas ocasiones producto de ambiciones personales. Las cosas no son muy diferentes en el siglo XX y XXI. Nos duele conocer nuestra historia, pero es de suma importancia estudiar estos fenómenos que develan una constante que es un verdadero cáncer. Estas dos decadas son especiales, el fenomeno de la parapolítica le permitió a la delincuencia comun aspirar a cuotas de poder y disputar el control de territorios y sectores urbanos sin cortapisas. la violencia de nuestra mayoría de ciudades es una expresión sangrienta de estas confrontaciones.

Como lo dije en el caso de la delincuencia, es preciso hacer una genealogía de la corrupción en Colombia, No sé si para dejarlo en sus justas proporciones como decía el ex presidente Turbay, pero sí para entender por qué este fenómeno es una constante en nuestra historia. Esperaremos como termina este galimatias y esta vez la tarea del estado es evitar la impunidad a toda costa.