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jueves, marzo 09, 2017

LA SOCIEDAD DEL CANSANCIO

Este es el título de uno de los textos de  Byung-Chul, que diagnostica la patología central que acosa la sociedad de estos tiempos. El enfoque no solamente es absolutamente lúcido, sino que constituye una radiografía de las servidumbres que nos someten desde la perspectiva de un filósofo. “la sociedad occidental está sufriendo un silencioso cambio de paradigma: el exceso de positividad está conduciendo a una sociedad del cansancio. Así como la sociedad disciplinaria foucaultiana producía criminales y locos, la sociedad que ha acuñado el eslogan Yes We Can produce individuos agotados, fracasados y depresivos”.  Desde hace varios años, en plena efervescencia de la revolución de las TIC, de la globalización y la apertura, cuando gozamos de una aparente libertad de acción en todos los ámbitos, el individuo como tal, se encuentra más avasallado que nunca, desde ámbitos encubiertos con una sutiliza, los procesos de subjetivizacion del poder se imponen desde la misma interioridad del ser que crea los mecanismos de coacción que le oprimen”.
“Hoy creemos que no somos un sujeto sometido, sino un proyecto libre que constantemente se replantea y se reiventa. Este tránsito del sujeto al proyecto va acompañada de la sensación de libertad. Pues bien, el propio proyecto se muestra como una figura de coacción, incluso como una forma eficiente de subjetivizacion y de sometimiento. El yo como proyecto, que cree haberse liberado de las coacciones externas y coerciones ajenas, se somete a coerciones internas y a coerciones propias en formas de una coacción al rendimiento y la optimización”.
Esta libertad aparente desde el poder hacer  genera más coacciones que el disciplinario deber, este último tiene limitaciones, el poder hacer no. Por ello la coacción en este tópico es ilimitada. ”La libertad es contrafigura de la coacción. La libertad que ha debe ser lo contrario de las coacciones, genera hoy más coacciones. Desde está aparente libertad nos imponemos ( O no las imponen) idealizaciones, metas, que de no consolidarse, nos frustran, sin ellas no somos; enfermedades como la depresión y el síndrome de bornout, son la expresión de una profunda crisis de la libertad. Son un signo patológico de que hoy la libertad por diferentes vías se convierte en coacción”. Después afirma categóricamente: “El sujeto del rendimiento, que se pretende libre, es en realidad un esclavo, es un esclavo absoluto en la medida en que sin amo alguno se explota así mismo de forma voluntaria”.
José Manuel Orozco en la red lo sintetiza magistralmente: “Cada vez hay menos sometimiento del tipo amo-esclavo en el que la lucha por el reconocimiento implicaba que el esclavo deseaba ser visto por el amo, y por eso se esforzaba buscando en el otro-amo  la mirada gratificante que correspondiera al esfuerzo. Por eso uno es amo y esclavo de sí mismo. Uno se impone las tareas, las demandas excesivas, las metas inalcanzables. Entonces uno vive para el trabajo sin necesidad de que el amo lo recuerde. La esperanza de ser reconocido se desvanece y en ocasiones ya no importa. Es como si hubiésemos introyectado al amo en cada uno de nosotros”[1].
El capitalismo voraz al que no le enfrenta ninguna alternativa, no se vislumbra un sistema que le compita, que ha generado una acumulación de capital sin precedentes, que implementó  en la psiquis un tipo de imposiciones que terminan condicionando la forma de ser (El poder es neuronal), de pensar, el sentido de realización, de sublimidad y de triunfo de las personas, hoy paradojicamente, cada trabajador se explota así mismo en su propia empresa." Cada uno es amo y esclavo en una persona. La lucha de clases se trasforma como una lucha interna consigo miso”. Todos los temores los miedos nacen de nuestra propia idealización, está introyectada con una sutiliza impresionante, nos convierte en esclavos de sí mismo, con todas las ansiedades, depresiones y frustraciones de una sociedad siempre condicionada por metas inalcanzables, lineadas a través del consumo.
“Luego, la sociedad es sumamente competitiva, cada quien ve por sí mismo. Muere la colaboración, el trabajo conjunto, el esfuerzo de hacer cosas entre todos. Hay una especie de temor disperso que remite a alguien que lo sabe todo acerca de uno. Pero no se sabe cuándo lo sabe. Tampoco quién está vigilando. Cámaras escondidas, inspección de los correos electrónicos, verificación de las páginas que se visitan en la red. Además, todos saben todo de todos en esas redes mal llamadas sociales. Se publica todo en el muro del Facebook: fotos, historias, reseñas personales. Nada se deja en secreto. Hay una muerte del misterio y, por lo mismo, se pierden los intercambios personales. Bastan unos minutos virtuales para suponer que uno se relacionó con otro. La relación es una irrelación. Esa es la positividad como negación del otro que nos niega. Velocidad, violencia, consumo, competencia, individualismo, hartazgo, silencio, pensamiento escaso, atención fugaz, desprecio por los pobres guerra sin remisión, hambre y lo que se conoce como darwinismo social (el mundo es para los más aptos, que merecen tener más que los menos aptos)”[2]. Por ello el filósofo Byun anota: “El comienzo del siglo XXI, desde un punto de vista patológico, no sería ni bacterial ni viral, sino neuronal”.
Los estudios de Foucault sobre la subjetivizacion del poder están más vigentes que nunca, estas lecturas de parte de un filósofo, que interpreta a cabalidad un momento donde se han perdido todas las iniciativas y estamos embarcados en un proyecto que  anuló de manera absoluta la capacidad de elegir, no hay sujeto, nos permiten confirmar que ahora más que nunca se hacen necesarios pensadores de este tipo. No veo por donde la humanidad se pueda sacudir. Las TIC, la revolución de los medios de comunicación, las redes sociales, los procesos de idealización colectivos, las series e incluso el cine son mecanismos de configuración del poder, crean paradigmas de comportamiento.








[1] José Manuel Orozco. De la sociedad del cansancio a la sociedad del aburrimiento Un estudio del pensamiento.

[2]   José Manuel Orozco. De la sociedad del cansancio a la sociedad del aburrimiento Un estudio del pensamiento.
http://biblioteca.itam.mx/estudios/111-120/113/000262710.pdf