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sábado, agosto 24, 2013

LA CORPORACION RIVER PLATE DE MEDELLÍN



Está ciudad bella y paradojal, nos sorprende con fenómenos fuera de serie y personas excepcionales. Vivir en medio de una modernidad galopante, de anhelos enquistados por sobrevivir, del auge comercial siempre como reto, las presiones de las TIC, que significan estar atentos a la innovación y el cambio en medio de signos de violencia y marginalidad graves, es una apuesta de vida absolutamente diferente a todo lo que hemos visto. Esto y mucho más es Medellín. Es bella y trágica a la vez. La exclusión, la droga y la violencia constituyen un trípode que mantiene en vilo a las instituciones. De igual manera, es orgullosa de su progreso galopante, llena de vida y muerte en una convivencia inexplicable. Los problemas de las comunas han obligado al gobierno municipal, crear políticas públicas de inclusión, grandes parques bibliotecas, planes de cobertura educativa, trasformaciones urbanas atendiendo a procesos de resocialización, con  presupuestos fijos que garantizan darles continuidad y permanencia a todos estos programas. La apuesta ha sido muy grande y se traduce en obras y políticas que son ejemplo para el mundo.
Unísono a este esfuerzo del gobierno, hay personas que nos sorprenden por su capacidad para crear verdaderos iconos de inclusión, que constituyen una verdadera revolución y alivio para la ciudad.
Quiero hablar de la CORPORACION RIVER PLATE DE MEDELLIN.  Tiene 800 niños y jóvenes, todos jugando futbol, entrenando  diariamente, con planes anuales previamente diseñados, compitiendo y formándose como personas, acorde a una ética, unas normas y propósitos de vida muy claros. Queda claro que patear un balón, va mucho más allá que los propios roles competitivos que el juego implica, es proyecto humano, es hacer ciudadanos a carta cabal, es concientizar, es afincar en el  inconsciente colectivo razones sanas para disfrutar y vivir en comunidad.
Este monumento no nació de ningún esfuerzo gubernamental, ni político, fue la idea de una familia. Nació en el  barrio AntioquÍa  Medellín, donde confluyen todas las violencias, pero de igual manera,  gente  luchadora y que ha sabido enfrentarse a las adversidades, llena de fortalezas inimaginables. Es una síntesis  de la ciudad. Cuando se toca fondo, cuando se ha vivido entre lo peor y la esperanza, la vida provee personas providenciales, verdaderas potencias, héroes anónimos, que generan salidas y  proyectos de inclusión, que son más efectivos y prácticos, que muchos programas  de carácter institucional. Como el dicho popular, deme una esperanza y una ventana de salida que yo hago el resto.
El señor Julián Pérez, un antioqueño raizal, que ha vivido, disfrutado y padecido esta ciudad, de caminar pausado y con una sabiduría y sentido común extraño en estos tiempos, le dio rueda suelta a esta idea. Habla incansablemente de los problemas de droga en la juventud. Ha visto como se muere la juventud entre vicios irracionales, adiciones sin salida, crueles, duros. Es testigo de pérdidas humanas, sabe que una vez un muchacho  cae en la droga, difícilmente sale de este laberinto mortal.  A grandes problemas, soluciones sabias y prácticas. Creó y convirtió este programa en una actitud, en una solución sin parangón, un proyecto de vida,junto con su esposa Diana y  su hijo Santiago, quienes crearon esta corporación que cumple una labor no solo excepcional, sino revolucionaria.
Doña Diana, su esposa, es una mujer con los pies en la tierra. Es la mano derecha de su esposo Julián. Proactiva, ágil, realiza más de cuatro cosas a la vez: entrega uniformes, recibe matriculas, escucha al niño, recoge el balón,  soluciona puntualidades  y mantiene una actitud positiva, nada por grave que sea,  la congestiona.
Santiago es el alma, el programador, el técnico, la bitácora de este bello proyecto fue creada por él y  está en sus manos. No solo sabe fútbol  sino que es su pasión. Pero atiende a un programa específico en lo futbolístico y en lo administrativo.  Ex jugador del nacional, la cancha es el espacio de su vida y el ciclo vital donde vibra como nadie.
Sí se miran las cifras de drogadicción de la niñez y la juventud en esta ciudad,  se valora la dimensión del trabajo de esta familia. Sí todos pensáramos así, otra sería la realidad. El marco de influencia de un proyecto de esta índole tiene proyección geométrica y es un icono en materia de salidas reales a un problema específico.
Muchas empresas pueden hacer donaciones que le generarían exenciones tributarias de ley. Permitiría repontecializar un proyecto de esta naturaleza. De muchas maneras se puede en todo caso ayudar. Estupefacientes, una institución llena de corrupción. Está llena de lotes en Rionegro Antioquía, que puede entregar en comodato a la corporación. Las grandes empresas públicas, de la ciudad pueden hacer contribuciones en dinero y en especie.  La alcaldía como en los planes de cobertura educativa patrocinar becas. Salidas, tantas como se quiera. Debemos tener la voluntad.
No queda sino dar las gracias. Dentro de poco, este proyecto que se extiende a más de cuatro sedes, estará en todas las zonas vulnerables de la ciudad en materia de drogadicción. Esto se llama sembrar futuro y vida. Ojala permanezca para siempre.